Entrevistas

En busca de la calidad educativa

Toda instancia educativa refleja la cultura en la que está inmersa ese ejercicio de transmisión de valores, información, sensibilidades y símbolos. Algunos se preguntan cómo lograr un cambio y que la cultura pueda centrarse en el crecimiento profesional y humano. Éstas son preguntas que se formula el Departamento de Educación de la Universidad Católica, donde se desarrolla el Programa de Calidad Educativa. El director de ese Departamento, Javier Lasida, y la coordinadora del Programa de Calidad, Mora Podestá, explicaron sobre esta iniciativa.

JUAN MIGUEL PETIT:

Toda instancia educativa, cualquiera sea el nivel en el que se desarrolla, refleja la cultura en la cual está inmerso ese ejercicio de transmisión de valores, información, sensibilidades, símbolos.

Algunos se preguntan cómo lograr un cambio para que la cultura, que a veces transmite valores burocráticos formales, se centre en el crecimiento profesional y humano de las personas que están inmersas en ese ejercicio de transferencia.

Estas son algunas de las preguntas que se formulan en el Departamento de Educación de la Universidad Católica, donde se viene desarrollando el Programa de Calidad Educativa, que trabaja con diversos centros educativos de Montevideo y del interior del país.

Esta tarde están con nosotros el director del Departamento de Educación de la Universidad Católica, Javier Lasida, y la coordinadora del Programa de Calidad, Mora Podestá.

Calidad educativa, término que muchos de repente no sabemos estrictamente a qué se refiere pero que sentimos la necesidad de que esté presente en nuestro sistema educativo.

¿Qué es la calidad educativa?

JAVIER LASIDA:

Es un sistema y un conjunto de herramientas que se le aportan a cada centro para que cumpla mejor con sus objetivos. Tú decías que es una expectativa, una aspiración con relación al sistema educativo uruguayo. Es una expectativa en todos los sistemas educativos, hoy todos los sistemas educativos, masificados en el mundo, como por suerte están, tienen el dilema de combinar la llegada de mucha gente y cumplir con determinados niveles para que valga la pena ir a la educación.

El concepto de calidad está orientado a lograr que cada centro educativo, cada escuela, cada liceo, sea lo que se propone ser. Estamos trabajando con una metodología de calidad específica de educación, porque la calidad ha sido una herramienta desarrollada más desde el mundo de las empresas. Algunos centros educativos han utilizado herramientas de las empresas para trabajar en educación, lo que nos parece bárbaro, pero nosotros preferimos esta opción.

JMP - A alguna gente se le paran los pelos, siente que se está metiendo en el mundo de las empresas, en las aulas, que son para otra cosa. ¿De qué depende la calidad educativa?

MORA PODESTÁ:

La calidad está ligada con el cumplimiento de los objetivos que los centros se plantean y se desarrolla sobre todo con un colectivo muy involucrado. Depende de que haya un grupo de gente en ese centro (directores, docentes) con ganas y con convicción de comenzar un proceso de mejora. Todos los centros pueden participar, cualquier centro, de hecho la calidad educativa es un derecho, es un derecho la educación y es un derecho la educación de calidad, es para todos. Para poder participar en este proceso se necesita un grupo de gente involucrada, un equipo de dirección que motive y lleve adelante e, iniciado ese proceso, ir cumpliendo distintas etapas en esto que llamamos proceso de mejora.

JMP - Las cifras muestran la cobertura educativa del sistema, a cuántos locales llega, cuántos jóvenes cubre, y no alcanza. La manta tiene que estar pero además tiene que ser buena.

JL - Exactamente, tiene que abrigar.

JMP - ¿Cómo es la calidad educativa en Uruguay? Es algo sobre lo cual se debate poco.

JL - Hay algunos indicadores mínimos, sobre todo en la educación media hay muchos menos jóvenes en el sistema educativo de los que debería haber y de los que hay en la mayoría de los países de América Latina. Un quinto de los niños repite primer año de escuela, y hay resultados de pruebas de aprendizaje que si bien son buenos en términos regionales distan mucho de los que se obtienen en países desarrollados (y nosotros estamos compitiendo económicamente con los recursos humanos de todos). Además son los más distanciados, los más inequitativos, los más injustos de América Latina. Cuando se compara lo que aprende un adolescente en los centros donde aprenden más y lo que aprende un adolescente en los centros donde aprenden menos, nuestras distancias son las mayores de América Latina. Todos esos son problemas de calidad.

Y hay problemas de calidad de los que no tenemos datos tan sistemáticos, pero cualquier padre o cualquier estudiante sabe a qué nos referimos, hay problemas de calidad que tienen que ver con lo que uno siente, con el trato que recibe, con el estado de la infraestructura de un centro educativo. Percibimos que la calidad es un desafío importante para que valga la pena el esfuerzo de la cobertura.

La calidad educativa no se reduce a los programas, a autorizar los programas o tener el último programa de computadora. También pasa por la cartelera, el clima de las relaciones interpersonales, por cómo funcionan las cosas.

MP - El clima de convivencia, cómo se relacionan los alumnos, cómo se relacionan los docentes. Tener bien claro y definido los documentos institucionales, Javier hablaba de los objetivos, también visión, misión, hacia dónde vamos, qué queremos, el proyecto de centro, el proyecto curricular. Eso es hablar de la tarea educativa. Y también la gestión y la parte administrativa. Este programa que estamos desarrollando toca distintos ámbitos, siete ámbitos que atraviesan todos estos temas, lo que tiene que ver con los docentes, con los alumnos, con el centro, con los objetivos.

JMP - ¿Qué actividades están desarrollando? ¿Qué pasos están dando en estas horas?

JL - Un agregado sobre los ámbitos que mencionaba Mora. Estos siete ámbitos fueron definidos sobre la base del estado actual de la investigación educativa, de los buenos resultados de centros educativos. No es un algo que a alguien se le ocurrió sino que recopila y sistematiza el estado del conocimiento actual, que muestran evaluaciones, qué es lo que hace que un centro tenga buenos resultados.

JMP - ¿En centros uruguayos o en el mundo?

JL - Es un estudio internacional. Estamos trabajando con una metodología desarrollada por la Universidad de Deusto, de España, que la implementa a través de una institución vinculada, la Fundación Orrego.

JMP - Ahí está el súmum, el resumen del éxito de aquellos lugares que han logrado mejor calidad educativa.

JL - Exacto, es la herramienta. Pero hay otras herramientas que se están aplicando en otros países que también son buenas, en Uruguay hace algunos años se aplicó el Premio Nacional de Calidad Educativa, que era otra herramienta. Hay varias herramientas, nosotros optamos por esta porque entendimos que reunía una serie de condiciones adecuadas para lo que queríamos hacer y nos daba garantías.

JMP - Vamos a lo que están haciendo en el programa.

MP - Entre otras condiciones, esta herramienta se adecua a distintos contextos, hoy se está aplicando en diversos centros de nuestro país, de Montevideo y del interior, públicos y privados, grandes y chicos. De hecho, es importante nombrar los centros que forman parte del programa: el Colegio Don Bosco aquí en Montevideo, en camino Maldonado, el Colegio Jesús Isaso en la zona de Cerro Norte, el Colegio Monserrat en La Teja, el Colegio San Francisco de Asís en Piriápolis, el Liceo Jubilar Juan Pablo XX, el liceo número 5 de Paysandú, un liceo público con gran participación de alumnos.

JL - Es un liceo con 1.200 alumnos.

MP - De ese liceo está participando un grupo muy importante de docentes en este proceso. También hay una ONG, es interesante, el modelo se está aplicando en centros educativos y en este caso también en una ONG, que es el Instituto del Hombre, en Paso de la Arena. También forman parte de este proceso el Colegio San Javier de Tacuarembó, el Colegio Sagrada Familia y el Colegio San Juan Bautista.

JMP - Hay de todo.

MP - Con este proceso aplicándose en distintos colegios, con distintas características, estaríamos generando un aprendizaje que nos interesa profundizar y socializar para avanzar en el tema calidad en nuestro país. De hecho, con la firma de estos convenios nos comprometemos además a ese proceso colectivo.

JMP - ¿Qué puede pasar en estos centros, qué va pasando a medida que se van dando estos pasos? ¿Qué cosas cambian? Porque si yo soy director de un centro, vienen ustedes y me dicen que tienen unos mecanismos para mejorar la calidad educativa yo puedo decir que voy a dedicar la poca plata que tengo a comprar tizas, a mejorar el presupuesto de pizarrones o a mejorar algo el sueldo a los docentes. ¿Por qué es una prioridad esto?

JL - En estos 10 centros en los que estamos trabajando empezamos por donde empieza el proceso de trabajo, por aportarles una herramienta de autoevaluación. En los 10 centros, todos los equipos, todos los recursos humanos (porque son los docentes pero también los administrativos y los auxiliares de servicio) están embarcados en un proceso de autoevaluación. Sobre la base de las referencias que les aportamos pueden decir "en esto estamos bien", "en esto estamos más o menos", "en esto estamos decididamente mal", en las siete dimensiones que Mora mencionaba. Lo primero es una herramienta para que el centro se mire a sí mismo con rigor y con instrumentos que posibilitan salir del diálogo de impresiones, hay un indicador objetivo, verificable, hay que ver si se cumple o no.

El paso siguiente es que colectivamente el centro decida dos o tres proyectos de mejora en los cuales embarcarse, tomando como base su situación, su capacidad, sus prioridades, su identidad, su vocación, y un consenso interno que diga hacia dónde vale la pena ir. En eso consiste básicamente la metodología.

Después se agrega un tercer paso que no estamos proponiendo, que entendemos que en Uruguay sería apurado pero forma parte de nuestro horizonte de mediano plazo. El tercer paso consiste en que después de cumplido el proceso de mejora el centro vuelva a autoevaluarse y haya además una evaluación externa (es una metodología habitual en todos los sistemas de calidad) que corrobore lo que el centro evalúe y emita un certificado que avale que ese centro cumple con determinados niveles estándares de logro. Es la última etapa, pensamos que para recorrerla hay que haber acumulado, que estos primeros 10 centros tienen que haber vivido la experiencia.

Y ojalá se incorporen otros, porque eso está abierto, no es un grupo cerrado, estos fueron los primeros que se embarcaron. El sábado firmamos los convenios para empezar a trabajar, y de hecho ya empezamos a trabajar, la firma del convenio es un acto más que nada formal.

JMP - Una ratificación.

JL - Sí, y en cierta medida también una celebración, decir vamos a encontrarnos, porque entre ellos no se habían encontrado, vamos a conocernos y a festejar este camino que estamos arrancando juntos.

MP - La mayoría de estos centros está terminando la etapa de autoevaluación y algunos ya están identificando los proyectos para mejorar. En las experiencias que fuimos viviendo y poniendo en común hay algo bien interesante, a veces cuesta mucho autoevaluarse porque implica ver lo que no está bien, pero también lo que está bien. Es bien interesante poner arriba de la mesa y en común lo que está bien.

JMP - Mirarse al espejo, cosa que complica.

MP - Complica, pero ha sido muy interesante el proceso, en la mayoría de los centros no eran tan conscientes de las cosas que venían haciendo bien. Entonces esto posibilita tomar con más fuerza y convicción, con temas muy claros, visión, misión, qué queremos, quiénes somos, lo que queremos mejorar. Es un grupo de centros que están haciendo esta reflexión sobre sí mismos pero el propósito del programa es también socializar y aprender en esta línea.

JMP - Cada centro debe tener sus problemas y sus realidades, son centros muy diversos, públicos, privados, grandes, chicos. De todas maneras siempre hay un proceso de resistencia y una dinámica que hay que parar para repensar. ¿Es muy difícil eso, lograr esa apertura para meterse y poder planificar un cambio en la calidad?

JL - Es parte del asunto, pero también es parte de las condiciones previas. En las conversaciones previas con los centros nos aseguramos de que contaran con las condiciones de punto de partida. Por ejemplo, si en un centro hay un conflicto muy grande o un gran distanciamiento, una gran apatía entre los docentes, hay que recorrer algunas etapas antes de embarcarse en esto. Como es duro, exigente, esto requiere un grado de cohesión, de identidad, no espectacular, muy lograble, pero que no cualquier centro tiene en cualquier momento de su historia. A veces hay que arreglar determinadas cosas antes de meterse en un proceso. A algún centro que nos ha planteado incorporarse le hemos propuesto hacer antes un plan de trabajo, unas actividades de capacitación, generar algunos espacios de encuentro. Los centros educativos, sobre todo los de educación media, son máquinas de producir rutina, la gente se encuentra muy poquito. Hay que generar esas condiciones de identidad común para que esto sea viable.

JMP - La imagen típica de eso es alumnos, profesores y funcionarios que entran y salen sin parar y sin tiempo para reflexionar. Hoy se habla mucho de la deserción en primaria y sobre todo en secundaria. De estos trabajos que ustedes están haciendo, ¿pueden surgir algunas pistas generalizables de cómo lograr ambientes que sean imanes atractivos y que puedan dar la batalla contra la deserción o para que los ámbitos educativos sean lugares amigables y vividos como prácticos?

JL - Sí. Para empezar, estuvimos viendo algunos datos de estos centros antes de arrancar, son centros que cuentan con niveles de retención de los alumnos muy superiores a los del resto del sistema. Hay muchos trabajos, algunos hechos en Uruguay y otros fuera, que muestran dónde están las claves, y pasan por estas cosas, por generar una relación personalizada con los estudiantes, por tener mecanismos de acompañamiento y de orientación a los estudiantes (es una de las siete dimensiones que evaluamos), porque funcione un equipo docente con un proyecto propio, que haya equipo docente, que cada docente no sea una especie de francotirador haciendo su tarea individualmente. Esto que estoy comentando ha sido muy recurrente en la investigación educativa en el mundo, se puede identificar por lo menos una docena de características fuertes que hacen que los centros logren buenos resultados. La ejecución del proyecto va a permitir realimentar, profundizar en esa práctica y generar condiciones para que eso sea posible, porque tenemos la impresión de que muchas veces lo que le resulta difícil a un centro educativo es generarse las condiciones para lograr estos objetivos. Esto es una herramienta para eso.

JMP - ¿Qué es lo que más complica la calidad educativa? ¿Es un tema de presupuesto, un tema de actitud, de infraestructura, de cultura? ¿Cuál es el punto más duro, la piedra que hay que remover?

JL - Hay varios temas, y hay un cierto efecto dominó, tanto virtuoso como perverso, uno toca una condición y afecta otras. Una de las claves, por la que entramos con este sistema, es la cohesión y la existencia de un proyecto común por parte de los educadores del centro, con herramientas muy rigurosas de autoevaluación. No es sólo decir "queremos hacer esto", sino que nos damos las herramientas, nos evaluamos a nosotros mismos y les pedimos a los destinatarios, la razón de ser de nuestro trabajo, que son en primer lugar los alumnos y en segundo lugar las familias, que opinen y participen sobre nuestro quehacer profesional. No es la única, se refuerza con otras, pero cuando esta no existe no hay nada que hacer.

MP - Hay una apuesta muy fuerte, a través de este proceso, a los cambios en las personas. Se habla de cómo promover en sí mismo y en los otros estos cambios, cómo mirar estos temas de manera nueva, con herramientas, más allá de lo edilicio. Sobre todo es una apuesta a los cambios en las personas.

JMP - Además que quienes lo vayan a practicar tengan que ver en esto, como quien lleva el auto al mecánico o va a una terapia tiene que creer, si tiene dudas, si piensa que no sirve, inevitablemente va al fracaso.