Cultura

La valentía de Ivanier

La valentía de Ivanier

Entre la docencia y los libros, Federico Ivanier se consolida como escritor y presenta dos nuevos libros en estos días. Aunque hasta ahora se había concentrado en crear para los más chicos, el autor de "Martina Valiente" actualmente está trabajando para arriesgarse con el público adulto. "La clave de mi trabajo es cuando consigo que el lector, cualquiera sea, vaya de una página a la siguiente. Y para eso me mato", confiesa. En entrevista con En Perspectiva Segundo Movimiento, Ivanier reveló secretos de sus personajes. Y de su persona.

GONZALO SOBRAL:

Federico Ivanier es escritor, sociólogo y docente de inglés, y además tiene la particularidad de que en esta feria estrena dos libros. Uno fue estrenado ayer en la carpa exterior ubicada en la explanada de la Intendencia en el marco de las actividades programadas por la Editorial Sudamericana.

Hablamos de "La increíble aventura de Gonzalo y la Vaca Feroz", que se trata de la historia del envenenamiento de la princesa Berenice.

Además, el próximo domingo a las 19.00 en el Salón Rojo de la Intendencia presentará otro libro. En este caso, el cierre de la saga de Martina Valiente: "Martina Valiente III: episodio final".

Empecemos por desarmar un poco a Federico Ivanier. ¿Cuántos años tenés?

FEDERICO IVANIER:

En este momento tengo 34. Yendo para los 35 en un par de meses, o sea que la cara de nene que tengo engaña bastante.

(Risas)

GS - ¿Cuándo empezaste a escribir?

FI – Los chiquilines siempre me preguntan eso y la respuesta que doy es que a los 13 años, que fue cuando escribí el primer cuento por decisión propia, sin que nadie me lo pidiera. En realidad, el hecho de que en el liceo no me pidieran que hiciera ningún texto creativo creo que funcionó al revés: en vez de dormirme me puso en la situación de tener que hacerlo por mi cuenta. Ahí lo hice hasta que a los 18 años empecé a hacer algún taller literario y me volqué bastante hacia guión cinematográfico.

El guión proporciona, para el que quiera aprender a escribir, herramientas muy claras desde el punto de vista de estructura narrativa. Eso me enganchó mucho hasta que sobre los 26, 27 años, volví un poco a narrativa. Escribí Martina y ahí fue como el comienzo de un romance entre los libros y yo, que por suerte sigue bien vigente para mí.

ALEJANDRA BORQUES :
¿Y qué leías?

FI – De todo. Era un voraz lector con una mamá muy alimentadora de libros. Mi mamá era maestra. Por ejemplo, un recuerdo que tengo de mi mamá es que  fue destituida durante la dictadura, realmente no teníamos un peso partido al medio, pero todos los meses me llevaba - por lo menos una vez- a comprarme un libro. Creo que aún a riesgo de que quizá ese día ella no pudiera cenar... Me generó un amor por eso y sobre todo la posibilidad de entender qué es lo que pasa en el mundo a través de historias, que es lo que a mí me gusta como escritor.
Entender el mundo a través de una historia. Creo que no hay mejor teoría. En realidad, que las teorías muchas veces fallan a la hora de explicar todo y una historia a veces te puede explicar mucho más sobre quiénes somos y de qué va nuestra vida que una teoría filosófica super compleja.

GS - ¿Y qué cosas leías? No sos tanto más chico que nosotros, o sea que lo que pasaba era que leías a un montón de señores que se habían muerto. Y con suerte a Roald Dahl, que no sé si en ese momento todavía seguía vivo.

FI – En ese momento ni siquiera lo conocía. Si lo hubiera conocido me hubiera encantado. Lo hubiera disfrutado a muerte porque me parece un fenómeno. Es más, en mi trabajo como docente doy un libro de él. Pero leía mucho a Emilio Salgari, leía a un francés que se llamaba René Ilón, ganador de un premio Andersen, que escribió unas historias de amistad entre niños y animales, unos libros que estaban buenísimos. Después ya leí mucho Stephen King, que es bastante adictivo para todo adolescente que lo agarra. Es difícil de largar.

GS – Hay muchos adolescentes protagonistas de las historias de Stephen King. Es más, hay pocas historias (de las de terror y de las otras) que no tengan adolescentes como protagonistas en un punto.

FI – O adultos que Stephen vuelve a chicos.

GS – "It" es el caso más claro, que vuelven todos a la infancia.

FI – Para mí, más allá de que sea un autor de best seller y que se pueda criticar si es literatura, a mí me parece que sí. Y sobre todo me parece que él hace una cosa que es bien interesante y que a mí me gusta mucho y me identifico: establecer una conexión entre una situación muy real, muy cotidiana, muy fácilmente identificable como creíble, y un elemento fantástico que cae arriba. A mí eso me gusta mucho porque me parece que al final es casi lo que vos hacés con la literatura.

AB – Es como parte del secreto del éxito de "Martina Valiente" o de lo que hoy tengo en mis manos y acabo de terminar de leer "La increíble aventura de Gonzalo y la vaca feroz". Es eso que estás describiendo. En esa frase quizá está resumido parte de lo que es tu trabajo: la capacidad de disparar la imaginación al pequeño y al adulto, que más de una vez, después que termina de leer, sigue viendo cómo siguen los capítulos siguientes. ¿En cada personaje que creás pensás en algo especial que te genere la historia que vas a desarrollar o es una cosa que las vas llevando a medida que lo vas escribiendo?

FI – Siempre hay como una tensión muy fuerte a partir de que escribís, a partir de la trama o de los personajes y que los personajes te construyan la trama. Para mí los dos elementos son bien importantes. Pero por lo general confío mucho en los personajes y hasta donde me llevan. No podría decir exactamente de dónde es que me salen los personajes. En el caso de Gonzalo, creo que me identifico mucho con él porque es básicamente muy distraído, vive como en la luna; cosa que a mí me pasaba de niño. Muy fácilmente la maestra venía a retarme y a preguntar qué pasaba que no atendía.
A partir de esa circunstancia y de ponerlo en la circunstancia opuesta a la que son sus características... No tenía nada de heroico pero lo ponen en una situación de ser heroico. Me parecía que generaba un disparador lo suficientemente fuerte para arrastrarme a lo largo de la novela. En realidad, en esa novela me vino como una luz. Estaba escribiendo otra cosa, lo interrumpí y me tomé dos meses para escribir la novela. Salió casi disparada. Porque claro, generalmente para mí las novelas son como un momento de claridad, súbitamente de claridad. Y esa novela lo tuvo en forma muy poderosa para mí.

AB – Con un rey y una princesa, una vaca fantástica... Cosas como muy normales en un cuento para niños.

FI – Como un cuento de hadas, al revés, donde un personaje no heroico tiene que ir a rescatar, en cierto sentido, a una princesa. En vez de enfrentar a un dragón enfrenta a una vaca feroz. Y la princesa, en vez de ser algo que valga la pena rescatar, es una tarada. Eso, leído desde el ahora, desde personajes que son muy de nuestro siglo XXI y del presente uruguayo incluso. Eso me divertía mucho. Y cuando tuve sobretodo a la vaca, es como que la novela se construyó sola.

GS – Quiero volver al tipo que hace 20 años que empezó a escribir las primeras cosas, ¿qué eran esas primeras cosas?

Fi – He pensado mucho sobre el primer cuento porque para mí es como simbólico de lo que terminó siendo lo que yo iba a escribir. Yo escribí un cuento que se llamaba "Tíndalos", que es un lugar que yo había inventado a mis 13 años. Era una especie de lugar donde cada vez que alguien soñaba algo, el sueño se depositaba ahí. Era como un depósito de sueños. Y tenía un personaje que había caído como preso de ese lugar. Entonces iba de una pesadilla a un sueño agradable o a un sueño asqueroso, a un sueño feliz. En cierto sentido yo me siento un poco ese personaje hoy, como cayendo en diferentes sueños que son cada una de las novelas. Y escribía, como todo adolescente, cosas muy sangrientas y muy terroríficas, que creo que tienen que ver con el propio desarrollo corporal. Vos necesitás como una conexión con la sangre cuando sos adolescente. Después, cuando quise volver a escribir algo medio sangriento nunca me salió, entonces decidí dejarlo de lado y elegí seguir por lo que yo sentía que tenía que ir. En esa época tenía sí muchos muertos, por lo general todos mis personajes terminaban muertos al final del cuento.

GS - ¿Y por qué historias dedicadas a un público chico?

FI – Es una pregunta difícil porque no es una elección consciente. Hay como una especie de máxima que dice que los escritores debemos escribir acerca de aquello que conocemos. Claro, a mí me cuesta sobre mi presente, tengo más distancia y más claridad para escribir sobre las cosas que me pasaron cuando tenía 12 ó 13 años, que las tengo muy presentes porque me marcaron mucho, las recuerdo mucho y es agradable volver a ellas. Incluso cuando son tremendas es agradable volver. Y por mi propio trabajo como docente de conexión definitiva con gente de esa edad. Es divertido volver a eso.

Estoy en una cruzada personal de escribir algo para adultos y en proceso de escribir algo, pero con muchísimas más dudas de las que tengo con respecto de las otras novelas.... Con ese momento de claridad más tenue.

AB - ¿Cómo trabajás sobre el lenguaje? Porque Gonzalo tiene mucho diálogo y me parece que es como parte del secreto. Hay por allí una oyente que dice que gracias a tus historias su hijo se vinculó por primera vez con un libro y lo terminó.

GS – Sí, es de Ana y dice: "Buenos días. Quería contarles a ustedes y a Federico, que gracias a sus libros, por primera vez en sus 13 años de vida, mi hijo se ha enganchado con la lectura. En el colegio, para cada escrito de Idioma Español, le dan una selección de libros. Eligen uno y realizan el escrito. Mi hijo conoció "El colegio de los chicos perfectos" y créanme que por primera vez no hubo que obligarlo a leer nada. Le encantó. Ahora, para el próximo escrito está leyendo "Lo que aprendí de novias y fútbol". Yo, por supuesto contenta y agradecida que por fin haya encontrado un escritor como Ivanier".

AB – Creo que eso resume a donde quería ir. ¿Cómo trabajás el lenguaje para que no sea elemental, les aporte y haya un ejercicio que a veces obliga a ir al diccionario?

FI – Cuando estaba escribiendo la primera parte de Martina, después revisarla en un taller con Carlos María Domínguez (que para mí es además de un señor tipo, un señor escritor) él me planteó una cosa con la cual yo estaba totalmente de acuerdo  (y la sentía así) que era escribir la novela como si fuera a ser una novela para cualquier lector... Una novela con las mismas exigencias que habría que ponerle a cualquier otra novela. Eso creo que me abrió la puerta para que hacerla fuera un acto de libertad muy grande, en el cual yo escribiera tan complejo o sencillo como quisiera. En realidad Carlos María me pinchaba un poco para que fuera complejo. Y yo creo que está bueno eso. Creo que no hay que tener desconfianza del lector sino al contrario. Yo, por una cuestión de contacto, una cuestión de que a mí me gusta mucho la cultura media futbolera y escuchar cómo habla la gente, me sale un tono bastante cercano a ellos. Por naturaleza también y porque me gusta establecer una relación cercana con el lector. Si vos escribís de una manera muy rígida, te alejás un poco del lector y a mí no me gusta. No es algo que yo prepare conscientemente, sino que busco escribir la novela de la manera más eficiente y rica posible desde el punto de vista del lenguaje, sin ponerme absurdo conmigo mismo. O sea, sin escribir cosas que yo naturalmente no escribiría. Creo que la clave de mi trabajo es cuando yo consigo que el lector, cualquiera sea él, vaya de una página a la siguiente. Ese es mi trabajo esencialmente. Y para eso me mato. Porque corrijo mucho la novela y le doy mucho tiempo para estar seguro que esté bien eso.

GS – Voy mezclando cosas, preguntas que hace la audiencia. Por ejemplo, alguien que manda un mensaje de texto. Ignacio dice: "Soy melense, pero vengo trabajando por la ruta siete. Quisiera saber en qué editorial publica el escritor invitado y el título completo de Gonzalo".

AB  - Es "La increíble aventura de Gonzalo y la vaca feroz", publicada por Sudamericana, en lo que es la edición primera para los pequeños. "La puma del gato" es la colección.

GS – Y en el caso de "Martina Valiente" está editado por Alfaguara. Sonia llamó de Minas y dice: "Su Martina Valiente, el primer tomo, está viajando por España porque se lo mandé a mi hija de regalo".

AB – Yo lo mandé a Suecia.

FI – Qué lindo. Muchas gracias.

GS – Federico, ¿cómo convive el escritor con el sociólogo y el docente? ¿Cuál de los tres gana el partido?

FI – Entre el escritor y el docente matan al sociólogo. Al sociólogo lo tenemos totalmente dominado para que no salga y se quede ahí. Yo me propuse terminar la carrera pero en realidad no me interesa ejercer. Y yo creo que el escritor y el docente se retroalimentan. Yo me considero escritor. Mi pasión es escribir. La docencia es un segundísimo amor, aunque sí lo disfruto mucho. Pero el trabajar como docente me alimenta. A la hora de contar cosas noveladamente me da mucho material. Y a su vez me gusta la idea de desarrollar parte de lo que sé como escritor dentro de un salón de clase. Ya sea que enseñe idioma inglés, o en la enseñanza del propio idioma, como en un taller literario que tengo en el cual puedo hablar de esto que me gusta. Me gusta que las dos se retroalimenten aunque a medida que va pasando el tiempo yo estoy haciendo lo que yo quería hacer:  profesionalizarme más como escritor. Eso significa dejar de lado horas de docencia. Ya he dejado de lado algunas y planeo dejar más, para plantearme el desafío de vivir de la escritura, que me parece que es darle respeto a mi trabajo.

AB – Hoy hablábamos del guión. Puede haber alguien que diga ¿qué guiones escribe Federico?

FI – En realidad mi historia con guiones tiene idas y vueltas porque el problema del guión es que, en Uruguay en particular, hay pocos guionistas. En realidad son todos como enamorados del cine y hacen de todo un poco.

GS - ¿Dónde estudiaste guión?

FI – Yo estudié en la Escuela de Cine, que hice dos cursos, y después me fui a Río donde hice un taller, y un año a Los Ángeles en la UCLA estudiando un programa de guión que la verdad que fue bárbaro. Trabajé con gente que estaba en la "crema de la crema"... Era muy raro porque (oías que) este tipo escribió tal película que es re conocida. Pero yo, cuando estaba haciendo el curso de la escuela de cine gané un premio que fue un poco lo que me llevó a moverme y a decir que me tenía que poner las pilas con eso y terminé en Los Ángeles. Allí trabajé escribiendo guiones para radio en una productora americana y después cuando volví acá me sentí como en la nada. Incluso Enrique Fernández que co- dirigió y escribió El baño del Papa (que es una hermosa película), que era el único tipo que yo veía que era guionista puramente, también se puso a dirigir. Como que esto te lleva un poco a ser todo y me resultaba poco satisfactorio porque me impedía desarrollarme contando. Por suerte a través de los libros me contacté con el ilustrador de "La increíble aventura de Gonzalo y la vaca feroz", también de "El colegio de los chicos perfectos" que mencionamos hoy. Tenemos una muy buena amistad y que me plantea en su momento adaptar una novela que él había ilustrado de Sergio López. Yo adapto el guión, que me implicó una reescritura bastante grande porque era un lenguaje bastante diferente y había que agregarle escenas. Pero fue un trabajo que hicimos en equipo. Con ese guión ganamos un FONA, así que estamos haciendo fuerza para conseguir un poco más de financiación y poder hacer lo que vendría a ser, esperamos, la primer película de animación que se haría en Uruguay, basado en una novela uruguaya también. Tiene como idas y vueltas. A mí me coparía mucho trabajar como guionista, sobretodo adaptando, y escribir mis propias historias en forma de novela.

AB – Igual el guionista está adentro de los libros. Es indiscutible el ejercicio de los diálogos, que me parece que es uno de los secretos para que los más pequeños a veces acompañen sin dificultad la literatura. El ejercicio está ahí adentro.

FI – Lo que pasa es que también parte de la construcción de los personajes... Que hacen cosas, pero también hablan.

AB – Hablan mucho.

FI – Claro. Vos tenés que poder construir un personaje a través de lo que habla, de la visión que expresa del mundo, a través de las decisiones a las que se enfrenta. Nosotros como lectores siempre estamos fascinados al ver que un personaje se tiene que enfrentar a una encrucijada y tomar una decisión. Porque nosotros viajamos con esa decisión también. El diálogo, aparte de divertirme mucho, me parece que es una herramienta importante a incluir. Aunque hoy por hoy está un poco mirado de reojo en ámbitos literarios, como que es un recurso demasiado fácil.

AB – Si una profesora de idioma español anda en la vuelta seguramente es parte de un ejercicio interesante para que aprendamos puntuación, cómo poner los diálogos, cómo escribirlos, cómo interpretarlos. Porque un diálogo a veces tiene muchas formas de interpretación. Pero es realmente parte del secreto. Por lo menos de lo que está aquí con "La increíble aventura de Gonzalo y la vaca feroz" y seguramente en "Martina Valiente" también.

GS – Metámonos un poco dentro de "Martina Valiente". Con la edición de este episodio final se cierra la saga de esta chica que conocimos ya hace unos años, en el momento en que sus padres se separan. Comienzan como nuevas vidas y su vida tiene, en este tercer episodio, muchos cambios más.

Fi – Sí, yo había arrancado con Martina contando mucho acerca de mi historia. La historia de Martina era una historia de una niña, o dejando de ser niña (a los 12 años) que se enfrentaba súbitamente a muchos cambios en su vida. La separación de sus papás, barrio nuevo, ir al liceo por primera vez, y bueno, enfrentarse al resto de su vida. Y que en un momento encuentra en la casa de su abuela un cubo que le da como un pase a un mundo paralelo. En ese mundo paralelo descubre otra persona. De alguna manera, lo que quería explorar es que ese mundo fantástico (o quizá no tan fantástico... Hay que ver si el fantástico de Martina no podría ser en el que vivimos cotidianamente nosotros acá) la alimentara para poder ser ella misma y descubrirse a sí misma. Esa interacción entre la realidad y la fantasía para construir quiénes somos me parecía interesante. Y también tenía que ver con lo que yo contaba de mi propia vida.

GS - ¿Y por qué cierra Martina? ¿Por qué no sigue? Dado que tenés un protagonista en una edad de crecimiento y de profundos cambios que se ven reflejados en los dos mundos que habita Martina. El real: cambio de liceo, conocimiento de nuevos chicos. Y también en el otro mundo con otros cambios. ¿Por qué no seguir evolucionando con ella en una época tan fermental como la adolescencia?

FI – Porque en realidad se la ha acompañado tres añitos de su vida, tampoco es que la estoy dejando muy al comienzo. Creo que lo que Martina necesitaba aprender de sí misma para empezar a ser la mujer que ella va a ser en el futuro...  la esencia de eso ya se consiguió en los tres libros. Sumando más de mil y pico de páginas acerca de Martina, creo que ella consigue determinar su vida y hacer una elección fundamental que es la que hace al final del libro, y que transformarse de una manera o elegir transformarse en otra cosa. No vamos a adelantar demasiado pero que tiene que ver con una decisión moral que ella toma ahí. Yo creo que eso la deja pronta para lo que tiene por delante. Y eso hace que todo en su vida comience como a cerrar en ambos mundos. En el mundo mágico donde no va a poder ir más y en el mundo cotidiano donde, de alguna manera, consigue establecer un equilibrio con los demás.

AB - ¿Eras consciente que "Martina" iba a ser más de un libro cuando lo empezaste?

FI – Cuando estaba en el primer borrador, vi que los personajes me pedían pista y entonces me di cuenta. A veces yo no sé muy bien como voy a terminar las novelas. Hay cierto punto en que lo tengo que saber, pero al principio puedo no tenerlo del todo claro. Cuando tuve claro cómo iba a terminar me di cuenta que estaba dejando planteada la semilla para la segunda y tercera parte, que fue lo que hice. Tampoco quería estirarla. A mí me gusta lo breve. Si bien mis novelas nos siempre son muy breves no me gusta estirarlas. Entonces decidí acotarlas dentro de lo que yo creí que era lo mejor. Realmente el viaje con Martina ha sido un viaje muy intenso y creo que para los lectores también.

GS - ¿Era importante cerrar la historia de Martina en los dos mundos?

FI – La historias creo que nunca se cierran por completo y es deseable que no se cierren por completo porque tienen que seguir viviendo en la cabeza del lector. Creo que dejo historias cerradas pero no trancadas. Quedan con la puerta cerrada pero no con llave. Quién sabe qué nos puede ocurrir en el futuro. Pero por ahora digamos que este es el episodio final y que ahí terminamos.

AB – Contento entonces de despedirte de Martina.

FI – Vos sabés que con una mezcla de tristeza y con alivio y alegría. Todas las emociones juntas. Es bastante más trabajoso de lo que yo pensaba el mantener un personaje vivo durante tanto tiempo, si bien el personaje estaba pidiendo lugar. Pero creo que llegamos al punto justo.

GS - ¿Y ahora? Nos contabas que estás empezando a explorar el mundo de los adultos, pero me imagino que habrá un montón de niños que te seguirán reclamando algo.

FI – La producción literaria para el año que viene ya está un poco entregada. Seguramente va a haber un par de novelas juveniles, porque creo que estoy más en una línea juvenil que infantil. Hay una novela que se llama "Música de vampiros" que la tiene Alfaguara. Estoy escribiendo otra novela de brujas que a mí me divierte mucho y que se llama "Maruja Antibrujas". Estoy en eso y de a poco, paralelamente, escribiendo también esta novela para adultos que vamos a ver qué pasa. Es un misterio para mí.

GS – Decís brujas y vampiros y me devolvés al comienzo de esta charla, a Stephen King.

FI – Totalmente. Creo que la ventaja que tiene escribir novelas infantiles y juveniles es que te permite un regreso a las esencias de las narraciones. Es decir, a las narraciones más esenciales que conocemos de siempre. Podés explorar cosas que capaz que para un público adulto hoy por hoy tendrías que buscar un ángulo muy retorcido y quizá ni siquiera así los interese de verdad, como puede ser una bruja o un vampiro. A mí eso sí me gusta mucho a un nivel donde la complicidad la podemos establecer con más facilidad.

GS – ¿Y va a ser a lo Stephen King, en un lugar muy tranquilo donde de golpe salta lo inesperado?

FI – En el caso de "Maruja Antibrujas" sí. Es tal cual. Son siete brujas que llegan en forma de gato a una casa abandonada. Y en el caso de "Música de vampiros", ocurre en Montevideo y es mucho más adolescente. Hay una discoteca de por medio y hay mucho rock and roll y mucha aventura.

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Edición: Ma. Eugenia Martínez