"La misión del arte es de encuentro"
Reunión de la naturaleza con el arte, de los artistas uruguayos con los europeos, del taller con el público, del turismo con la cultura... Pablo Atchugarry propone varios encuentros en la sede de su fundación en Manantiales. Finalmente, es un encuentro entre su pasado en Uruguay y su vida en Europa. "No tengo tiempo para vacaciones, por lo tanto las estadías en Uruguay eran siempre muy cortas. Entonces empecé a elaborar un proyecto para pasar más tiempo aquí". Un espacio para exponer sus esculturas y dar lugar a otros artistas donde, acompañado de sus mármoles, busca "volcar esta experiencia, que es personal pero puede ser de muchos".
(Emitido a las 8.47)
EMILIANO COTELO:
¿Cómo aprovechar para el Uruguay la experiencia de los emigrantes?
¿Cómo poner al servicio del país el prestigio y los contactos que estos compatriotas pueden haber acumulado?
Sobre este tema, que se discute con frecuencia a nivel político, hoy les propongo conocer lo que, por iniciativa propia, está haciendo uno de esos uruguayos, radicado hace años en el exterior.
Hablo del escultor Pablo Atchugarry, un hombre que emigró hace 30 años a Europa y que, luego de pelearla y ganarse un espacio muy destacado en las artes plásticas del mundo, ha resuelto vivir "a caballo" entre Italia y Uruguay, pero agregando a su condición de artista la de gestor cultural.
Ocho meses allá y cuatro acá, Atchugarry (53 años) dedica ahora buena parte de su tiempo a fomentar el intercambio entre artistas uruguayos y del hemisferio norte. Y no se trata sólo de buenas intenciones. Para llevar a la práctica su "puente", él y su esposa Silvana han creado una fundación y han realizado una inversión muy fuerte en la zona de Manantiales, en Punta del Este. Allí, en un predio de 15 hectáreas, instalaron primero su casa y el taller; luego un gran centro de exposiciones, que se abrió el año pasado y que ya ha albergado varias muestras de un lado y del otro del Atlántico; y ahora un parque de esculturas, que este verano ha mostrado sus primeras piezas, uruguayas e italianas, acompañadas de conciertos y conferencias.
Sobre este emprendimiento, que vale la pena visitar, pero también sobre los nuevos proyectos que vendrán y, por supuesto, sobre su obra vamos a conversar en los próximos minutos con Pablo Atchugarry.
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Pablo, ¿dónde te encontramos a esta hora?
PABLO ATCHUGARRY:
Acabo de volver a casa porque esperaba la llamada, estaba en el taller, acariciando y pegándole al mármol.
EC - ¿A qué hora empieza el trabajo en el taller? ¿Cómo es tu régimen de trabajo en la escultura misma?
PA - Me he impuesto un ritmo muy fuerte, un régimen de trabajo muy fuerte, porque la escultura requiere mucha dedicación. Prácticamente desde las siete de la mañana hasta las ocho de la noche, con una hora para almorzar.
EC - Siete de la mañana a ocho de la noche... ¡12 horas! Y a eso le agregas el tiempo que dedicas a la fundación, al centro de exposiciones, a las conferencias, a los conciertos.
PA - Sí, eso es aparte y a veces en el mismo tiempo, hay que dedicarles tiempo a estas nuevas actividades.
EC - Yo recorrí hace pocos días tu taller, una noche, después de visitar la sala de exposiciones y el parque de esculturas, y allí me encontré con varios bloques de mármol a medio esculpir. ¿Trabajas en más de una escultura al mismo tiempo?
PA - Sí, presento la idea en el bloque. Como decía Miguel Ángel, la escultura ya está dentro del bloque y el escultor tiene que liberarla, quitar el superfluo. Si este juego de palabras, estas imágenes son ciertas, la escultura realmente nace cuando el escultor se encuentra con el bloque de mármol. Entonces esto de repente ya empezó en Italia o en otras canteras de donde proviene el mármol, pero después es importante para mí anotar, ir anotando ideas; esto es, marcar con lápiz o con yeso ciertos trazos que significan que la materia va a ir dejando lugar a un espacio, a un volumen, a veces en negativo, un hueco. Esas ideas las anoto en distintos bloques, aunque después no tenga el tiempo técnico para realizarlas, pero tarde o temprano se realizarán.
EC - ¿Desde cuándo estás tan especializado en el mármol? Te lo pregunto porque en tus comienzos, a inicios de los años setenta, te desempeñabas como pintor y en cuanto a la escultura trabajaste también con el cemento y el hierro.
PA - Todos los escultores han pasado por la pintura, por la realización en dos planos de la idea. Después en determinado momento tuve la necesidad de ir a la tercera dimensión, lo que significaba utilizar otros materiales, que allí eran volumen, para lo que antes se manifestaba en pintura. El material más cercano en ese entonces era para mí el cemento, arena y pórtland eran muy fáciles de procurar y con ese material podía empezar a entrar en la aventura de la tridimensionalidad.
EC - ¿Y desde cuándo estás concentrado en el mármol?
PA - Empecé en el año 79. Una vez en sexto de año de escuela, aquí en Montevideo, me tocó hablar de Italia y hablé del mármol de Carrara y del lago de Como.
EC - Eso fue cuando tú eras alumno de escuela, cuando eras escolar.
PA - Sí, y fue una especie de profecía, porque con una distancia de años me encontré viviendo en el lago de Como y trabajando en el mármol de Carrara. El encuentro con el mármol se produjo en el año 79 en Italia.
EC - Desde entonces tú y el mármol son inseparables.
PA - Por ahora sí.
EC - Mármol de Carrara y mármol rosado de Portugal.
PA - Sí, después fui agregando otros mármoles, el Carrara es de fondo blanco, muy transparente, el estatuario, muy luminoso, pero en un momento un viejo escultor suizo que me regaló una vieja lápida de un cementerio de Zurich que estaba en desuso, era de mármol rosado de Portugal, entonces tuve la ocasión de experimentar en ese material. Y luego fui agregando otros materiales por su color, por sus matices y demás, no solo el blanco sino también el negro, los grandes contrastes, el gris y el rosado de Portugal.
EC - ¿Cómo defines el estilo de tus esculturas?
PA - Es difícil definir un estilo. Seguramente hay una verticalidad que siempre me acompañó, desde los juegos de niño en las playas montevideanas, cuando hacíamos construcciones con arena mojada a orillas del Río de la Plata. Esas construcciones verticales me acompañan hasta el día de hoy.
Una toma del parque de esculturas en la Fundación Pablo Atchugarry. |
PA - Justamente, por esta verticalidad que va subiendo, va liberándose de la parte más pesada. Es como un recorrido de vida, los viejos son muy sabios, porque tienen una vida a cuestas, por lo tanto han aprendido y con una mirada trasmiten mucho. Es el camino que todos tendríamos que hacer.
EC - El público uruguayo no conoce demasiado tu obra. Para quienes nos están escuchando y no han visto tus esculturas, una chance muy buena es recurrir al sitio web www.pabloatchugarry.com, allí hay una buena cantidad de ejemplos.
Vamos a tu peripecia. Tú te fuiste a Europa en 1977, primero te instalaste en París, donde comenzaste a abrirte camino. Fue una etapa de sacrificios, muy dura, pero desde principios de los años ochenta estás radicado en Lecco, una pequeña ciudad de Italia. Tú no eres de ascendencia italiana, eres bien vasco, ¿por qué elegiste Lecco para residir?
PA - Son casos de la vida. También tenía, como casi todos, un antepasado italiano, mi abuela paterna era nacida en un pequeño pueblito en Liguria. Pero esa no fue la condicionante de la elección de este lugar, fue una casualidad. Estaba en París, me contactó una pintora de Lecco, me invitó a hacer una muestra y se fueron dando condicionantes casuales: hice una muestra, me fue muy bien, etcétera, me quedé para hacer una obra grande, que llevaría prácticamente un año de trabajo. Me fui quedando provisoriamente para realizar esa obra, no fue una elección quedarme allí, sino que esas casualidades, esos pequeños encuentros y demás fueron marcando un rumbo que se hizo definitivo.
EC - Dicen que eres el artista plástico uruguayo vivo mejor cotizado en el mundo. ¿Es correcta esa apreciación?
PA - Pienso que sí.
EC - Lo cierto es que tus esculturas se venden muy bien. He escuchado manejar valores que resultan impresionantes para la escala uruguaya. ¿Es correcto que una obra tuya puede venderse en 500.000 euros?
PA - Eso puede ser en el caso de grandes trabajos, grandes instalaciones, pero hay todas las gamas de precios. Algunas obras se han vendido en subastas en Londres y otros lugares a precios importantes. Son misterios del mercado.
EC - ¿Fue a partir de ese éxito que comenzaste a concebir la idea de la fundación?
PA - No quiero hablar en nombre de todos los uruguayos que estamos fuera, pero muchos añoramos un cierto retorno al país. En mi caso me pregunté cómo podía pasar más tiempo, yo no tengo tiempo personal para vacaciones ni para nada, por lo tanto las estadías en Uruguay eran siempre muy cortas, de diez o quince días. Entonces empecé a elaborar un proyecto para pasar más tiempo aquí. La posibilidad era quedarme a trabajar, estar acompañado por los mármoles por un lado, y por otro lado empezó la idea de volcar esta experiencia, que es personal pero puede ser de muchos, a nuestra sociedad. Se fue generando esta idea de dar posibilidades expositivas a jóvenes, pero también a grandes maestros, y siguió creciendo y pensé en que vinieran también extranjeros a conocer nuestra realidad en Uruguay. Este año vinieron dos músicos cubanos que hicieron un recital de piano y violín muy lindo, extraordinario, vinieron directamente de Cuba para hacer el recital. Queda una puerta abierta a que conozcan una realidad.
EC - Queda claro que la fundación no se concentra solamente en las artes plásticas.
PA - Era un sueño de mi madre, ella decía que todas las artes se tienen que tocar, darse la mano. En este momento hay una exposición de fotografías de Ferruccio Mussitelli, otra de Diego Donner de pintura y una del artista italiano Raffaelle Rossi, todo eso sumado al parque de esculturas. En ese ambiente, a veces nocturno, iluminado y demás, todas las artes se tocan, se integran y le dan al espectador lo que el arte puede trasmitir: la sensibilidad del autor, en este caso de varios autores.
EC - ¿Cuándo se pondrá en marcha la fundación?
PA - Ya el año pasado empezó a tomar forma, hice una exposición permanente de obras de distintos pintores y artistas uruguayos, y también un homenaje a mi padre, que fue pintor pero su obra se conoció muy poco, expuso muy poco.
EC - Tu padre fue alumno de Joaquín Torres García.
PA - Fue al taller Torres García, conoció al maestro Torres García, pero nunca se dedicó solo a la pintura, al arte, tenía varios intereses. Dejó un signo muy importante con su obra, aunque es muy reducida y se conservan muy pocas piezas. Entonces la idea era hacerla conocer al público.
EC - Esas fueron las primeras actividades el año pasado. Pero, ¿cuándo fue que te instalaste en Manantiales?
PA - Hace prácticamente dos años, fue creciendo y ya hace dos años que los veranos paso tres o cuatro meses, hasta abril.
EC - La idea inicial fue, entre otras cosas, trabajar, por lo tanto lo primero fue instalar el taller.
PA - El taller era fundamental para quedarme más tiempo aquí. Con tantos compromisos expositivos por otras partes del mundo, era fundamental cumplir con ellos y por lo tanto trabajar aquí duramente durante los veranos.
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Una obra de Atchugarry en marmol rosado de Portugal. |
Leo, de Carrasco, dice que lo sorprendió en setiembre del año pasado una exposición de Pablo Atchugarry en Holanda. "Yo no lo conocía, me encantó su obra, me enorgulleció."
Supongo que ubicas esa muestra.
PA - Sí, seguramente se refiere a una muestra en Bélgica. El año pasado se realizó una muestra importante en un museo en Brujas, fue una retrospectiva de varias obras que fue visitada por 180.000 personas.
EC - Ubiquemos la Fundación Pablo Atchugarry. ¿Cuál es la filosofía de ese emprendimiento?
PA - La filosofía es difundir las artes, con un ojo de atención privilegiado para la escultura, que tiene mucha dificultad de espacio, de exposición y demás. Por eso se creó un parque de esculturas con varios creadores nacionales e internacionales. Una cosa muy importante, de mucho espesor en cuanto a proyección, es un premio para los jóvenes creadores. Esto ha sido organizado y llevado a cabo gracias a las autoridades de Secundaria. Fue para bachillerato artístico.
EC - Es un premio destinado a alumnos de bachillerato artístico de todos los liceos públicos del país. ¿De qué se trata?
PA - Era para todas las artes, fotografía, video, escultura, pintura, dibujo, etcétera. Profesores del bachillerato artístico más artistas locales eligieron un representante por cada departamento, más cinco por Montevideo y dos por Canelones, respetando un poco la población. En total fueron premiadas 25 personas y van a exponer sus obras aquí en Manantiales. Vamos a organizar talleres con otros artistas plásticos para que entren en contacto con las distintas realidades, las distintas problemáticas de esos artistas mayores con relación a ellos.
EC - Por un lado la fundación apoya, incentiva, promueve a los artistas más jóvenes, y por otro lado propicia ese diálogo entre artistas uruguayos y de otras partes del mundo, en especial de Europa.
PA - Por ejemplo, el mes que viene van a venir escultores italianos que van a realizar la obra aquí mismo. Y van a conocer el arte uruguayo y los artistas que están presentes aquí. Pero no solo, la idea es un gran puente entre Uruguay y el resto del mundo, con una particular atención en Europa porque yo vivo allí y entonces tengo más contactos, pero no es excluyente de otras partes.
EC - Rosario Castellanos ya había visitado las instalaciones de la Fundación Pablo Atchugarry el verano pasado, pero este fin de semana estuvo otra vez allí.
Rosario, ¿cómo luce, cómo podemos describirla para los oyentes?
ROSARIO CASTELLANOS:
La impresión que causa encontrar eso en medio del paisaje es toda una sorpresa. Es un aporte más a la vida cultural de esa zona, indica que no todo es glamour y frivolidad.
Ante todo voy a contarles cómo se llega, porque uno vincula Manantiales con la imagen de playa, y no es el caso. Apenas uno sale de Manantiales que es la playa que sigue a Montoya por la ruta 10, aparece a la izquierda la ruta 104, que une la ruta 10 con la ruta 9. Hay que tomar esa ruta 104, dejar de espaldas el mar e internarse en una zona absolutamente rural. Es un paisaje hermosísimo, es una zona muy ondulada, donde hay una serie de las llamadas chacras marítimas.
EC - Es una zona que tiene un desarrollo inmobiliario interesante, por un lado están las chacras marítimas y por otro pequeños barrios de chacras residenciales.
RC - Con muchísimo verde alrededor, esa sigue siendo la condición permanente del paisaje, hasta llegar al kilómetro 4,5, ahí a la izquierda está la instalación de la fundación. Son dos edificios relativamente próximos a la ruta, separados por una zona verde, y se ingresa con el auto por una especie de pedregullo. Los dos edificios fueron especialmente construidos por el arquitecto uruguayo Aníbal Silva con este fin. Uno de ellos es el pabellón de exposición, una suerte de varios prismas adosados, con uno más alto al medio, todos ellos de techo de gran altura, una gran vidriera hacia delante, y hacia atrás paredes más opacas, por donde sube la iluminación de forma que se convierten en paredes para apoyar exposiciones de cuadros.
EC - Es un pabellón de grandes dimensiones.
RC - 650 metros cuadrados. Y además creció con respecto al año pasado, aumentó en una sala de exposiciones. Muy próximo está el otro edificio, que es el taller. No hay manera de confundir uno con otro, porque así como ya desde el espacio exterior al pabellón te empiezan a recibir las esculturas, en el taller están los trozos de mármol de Carrara que parecen estar en fila esperando turno para convertirse en esculturas.
En el interior el espacio se ha dispuesto en un solo nivel, pero compartimentado en distintos espacios, lo que permite que simultáneamente ocurran distintas exposiciones, como en este momento. Pero no están decididamente separadas, de forma que en cada espacio, en cada exposición, de alguna forma percibís o adivinás lo que ocurre en cada uno de los otros ambientes.
El edificio del taller se levanta en su parte central hasta conformar una especie de techo piramidal rodeado de iluminación cenital; suponemos que es allí que Pablo Atchugarry trabaja las obras verticales, esas catedrales blancas de gran altura.
Cuando uno atraviesa el salón de exposición advierte, a través de una gran vidriera, el espacio verde posterior. Y ahí aparece ese otro museo al aire libre, ese fenomenal parque de esculturas que hoy es un espacio de cinco hectáreas, pero ya está prevista una ampliación a diez hectáreas. Todas las esculturas son de gran tamaño. En este caso son esculturas del propio Pablo Atchugarry, a las que se agregan una de Miguel Battegazzore, dos de Enrique Broglia, una de Octavio Podestá. La de Octavio Podestá aparece a lo lejos, como en puente, porque entre las dos zonas en que se divide esa zona verde aparece un tajo en el medio, que es un tajamar que se llena de agua con las lluvias, y sobre él un puente donde está la obra de Podestá. Además hay una escultura de Verónica Vázquez, una joven escultora uruguaya y una Adela Neffa, que tiene una historia particularmente interesante. Pablo Atchugarry considera a Adela Neffa su primera maestra en escultura, entonces tomó una escultura pequeña de ella, la llevó a gran tamaño y allí está, como un homenaje destacado. Luego hay tres italianos, Pablo Minoli, Bruno Munari y Mauro Staccioli, que son la representación europea en esto que tanto de día con la puesta de sol detrás como de noche cuando se oculta el sol y empieza a aparecer la iluminación desde el césped verde, es un panorama realmente fascinante.
EC - Yo recomiendo especialmente recorrer el parque de esculturas de noche.
RC - No, llegar antes, al atardecer.
EC - Está bien, llegar antes y verlo con las dos iluminaciones, la natural y la artificial, porque esta última es prodigiosa, ha sido diseñada con mucho cuidado y realza de una forma inesperada esas obras, incluso las más distantes, las que en principio uno podría pensar que se pierden en el pasaje.
RC - En este momento hay una exposición de un artista italiano, Raffaelle Rossi, que es la que te recibe, luego hay una de fotografías en blanco y negro, fascinante, de Ferruccio Mussitelli, una de Diego Donner, un artista uruguayo, y en una sala se reserva una especie de historia de la evolución de la expresión artística de Atchugarry, desde su pintura hasta sus primeras esculturas.
Es una visita ineludible cuando uno va a la zona del este, además con ese horario impresionante. La recomendación está hecha en el horario en que él trabaja, porque uno se puede asomar al taller y verlo trabajar, más allá de que seguramente va a salir cubierto de polvo blanco.
EC - Y la entrada es absolutamente libre.
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EC - Pablo, te manda saludos Miguel de Shangrilá, con recuerdos de la cachila y el torneo de ajedrez.
Parte de una exposición de Atchgarry. |
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EC - Rosario describía cómo lucen el pabellón de exposiciones, el taller, el parque de esculturas. ¿Por qué elegiste como lugar Manantiales, y sobre todo por qué elegiste ese predio tierra adentro, a casi cinco kilómetros de la costa? ¿Por qué allí, en el medio de ese paisaje, tan lejos de los centros de movimiento de Punta del Este?
PA - El lugar es hermoso, de gran belleza natural, y tiene una cierta tranquilidad, porque para trabajar necesito concentración. Aparte mi trabajo es ruidoso y polvoroso.
EC - No hay que molestar a los vecinos.
PA - Este se presentaba como un lugar alejado, con esas características. Y además por el arte hay que hacer un poco de sacrificio, el que hace unos kilómetros para llegar realmente está interesado.
EC - Eso es un riesgo también, "obligás" al público a trasladarse hasta allí.
PA - La característica del taller era importante para realizar mi actividad. Por otra parte en Europa la gente recorre grandes distancias para ver un museo, para ver algo, para ver una exposición puntual. Las distancias son una barrera pero hasta un cierto límite.
EC - ¿Cuánto se ha invertido allí? No parece poco dinero.
PA - Nunca hice las cuentas, pero es un gran esfuerzo no solo económico sino para que todo salga bien.
EC - ¿Tú eres el único inversor, el único responsable de esa inversión?
PA - Con mi señora.
EC - Es la familia, ustedes son los responsables de la inversión.
PA - Sí.
Obra de Verónica Vázquez expuesta en el parque de esculturas de la Fundación. |
PA - Es una obligación moral de los que tenemos la posibilidad.
EC - ¿Cobras comisiones por las ventas que consiguen los artistas que exponen en tus salas?
PA - No, para nada. La característica es que es un lugar libre, abierto y completamente gratuito, la exposición, todo. Es un esfuerzo que hay que hacer en aras de la cultura, en nombre de la cultura.
EC - Entonces además de gestor cultural, operas como una especie de Mecenas.
PA - Son palabras demasiado grandes, pero ese es el espíritu. Los artistas tenemos una vida muy difícil y muy probada incluso en lo económico, entonces que el artista no tenga que ocuparse de ese tipo de cosas. Lo mismo para realizar proyectos y demás, es un esfuerzo que hay que hacer y que hacemos con gusto.
EC - Tengo más mensajes de la audiencia. Por ejemplo uno del embajador de la República Argentina en Uruguay, Hernán Patiño Mayer, que agradece al programa la entrevista a Pablo Atchugarry y la difusión de este emprendimiento cultural "que es un orgullo para el Uruguay y para la región. Mis felicitaciones además a Pablo por su arte y por su calidad humana".
PA - Le agradezco muchísimo, lo conocí en estos días en dos encuentros que fueron muy lindos para mí, muy emocionantes. Con estos problemas actuales entre dos países que se quieren mucho y que son hermanos, todos tenemos que hacer el mayor esfuerzo por comprendernos y encontrarnos. Entonces que el embajador se haya acercado me parece una cosa muy linda, lo invité a hacer proyectos comunes para el año que viene, con artistas argentinos. La misión del arte es de encuentro.
EC - Hay mensajes con preguntas, por ejemplo cómo se hace para exponer en la fundación, cómo se hace para que un grupo de canto lírico se presente en los salones de la fundación. Supongo que esas actividades son factibles, será cuestión de coordinar.
PA - El año pasado hicimos el programa para este año, lo hacemos de año en año, hay un trabajo de proyección.
EC - Ofelia, de Punta del Este, pregunta hasta cuándo sigue abierta esta actividad en el centro de exposiciones y el parque de esculturas.
PA - Hasta el 20 de abril, más o menos, que es la fecha en que nos vamos para Italia. Y el parque de esculturas quedaría abierto todo el año, porque es un paseo muy lindo y que se puede llevar a cabo todos los días del año.
Otra vista del parque de esculturas en Manantiales. |
PA - Va a seguir creciendo con la inserción de obras en este hermoso paisaje. El arte se puede insertar muy bien, puede dialogar muy bien con la naturaleza, es otra cosa que tenemos que destacar, que el hombre no haga daño a su entorno natural. En la obra de Podestá un hornero ya hizo su nido.
EC - Sí, me llamó la atención. Me quedó por preguntar si era un nido de hornero espontáneo o si había sido colocado allí.
PA - El gran valor es que el hornero eligió una de las esculturas como árbol natural para su nido. Eso significa que la naturaleza acepta el parque.
EC - ¿Qué superficie va a llegar a ocupar este parque?
PA - Está previsto que llegue a quince hectáreas.
EC - Las cinco actuales más diez.
Obra de Atchugarry expuesta en Brujas, Bélgica. Foto: Andrés Gil. |
EC - Este año, antes de volver a Italia, además de todo lo que está programado en la fundación, tienes previsto aterrizar en Montevideo. Tu obra se va a poder ver en el Museo de Artes Visuales del Parque Rodó.
PA - Es una cosa emotivamente muy fuerte para mí que el museo me haya invitado a hacer esta exposición. Para llegar al público montevideano, porque no todos se pueden trasladar al este, el arte tiene que ir al encuentro de la población. Es una muestra itinerante que en este momento está en Brasil, en el museo Oscar Niemeyer de Curitiba.
EC - ¿Cuánto hacía que no exponías en Montevideo?
PA - Por lo menos 25 años, o más.
EC - Es curioso.
PA - Y nunca expuse como escultor, las exposiciones que hice en el Subte Municipal eran de pintura. Es la primera vez que realizo una exposición de escultura en Montevideo.
EC - Representantes a Uruguay en la bienal de Venecia con tus esculturas en el año 2003.
PA - Fue una instalación que intitulé "Soñando la paz". Era un grupo de cinco obras en mármol blanco de Carrara y tres en mármol gris, que fue para una colección privada en Bélgica. Fue una obra muy simbólica, muy importante, al comienzo de la guerra en Irak. Había toda una situación de preguntarse por qué el hombre no puede aprender a responder de otra manera a los conflictos, tratar de responder con paz. Para mí tuvo mucho significado.
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EC - A partir del 12 de marzo la obra de Pablo Atchugarry podrá verse en el Museo de Artes Visuales del Parque Rodó. Mientras tanto, está la alternativa de llegar hasta la Fundación Pablo Atchugarry, ruta 104, kilómetro 4,5, en el Chorro, Manantiales, Punta del Este. ¿Allí se te puede ver trabajar?
PA - Sí.
EC - ¿En qué horario? ¿De siete de la mañana a ocho de la noche?
PA - Sí. Y quiero invitar a todos los oyentes, el viernes que viene a las 20 horas va a haber una muestra de Martín Pelenur y Carlos Pazos, dos artistas jóvenes, uno en fotografía y el otro en pintura. Por lo que he visto van a ser dos muestras muy importantes.
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Edición: Mauricio Erramuspe