Entrevistas

"Matar a todos", el cine como acto de sanación

"Matar a todos", el cine como acto de sanación

"Yo defino y presento esta película como un acto de sanación", dijo Esteban Schroeder, director y co-guionista de "Matar a todos", la película de reciente estreno montevideano que parte del caso Berríos. "Se llama ‘Matar a todos’, pero se podría llamar ‘Julia’; es la vida de una mujer que pretende investigar con una idea esencial para ella: revisando su pasado puede vivir más plenamente su presente. Esto también se aplica a mí", agregó. Primero en entrevista y luego en tertulia, el cineasta habló de esta película que ha cosechado premios en varios festivales y desde hace una semana es la segunda opción nacional en la cartelera.

(Emitido a las 9.11)

EMILIANO COTELO:
En 1993, el Caso Berríos sacudió a nuestro país.

En junio de ese año, varios legisladores recibieron en sus despachos sobres con remitente anónimo con información sobre una situación muy confusa ocurrida siete meses antes, en noviembre de 1992, en la comisaría de Parque del Plata.

El protagonista de los hechos era Eugenio Berríos, un químico chileno que fabricó gas sarín para la dictadura de Pinochet. El ex agente secreto había declarado ante la Policía que su vida corría peligro y que se había escapado de un chalet de la zona donde estaba retenido por militares uruguayos y chilenos.

Según la versión anónima enviada al Parlamento, Berríos estuvo poco tiempo bajo custodia de la seccional, ya que varios oficiales del Ejército uruguayo fueron a buscarlo, lo convencieron y se lo llevaron.

El caso levantó una gran tormenta política a propósito de los ecos del Plan Cóndor en plena democracia. De todos modos, el debate poco a poco fue apagándose, sin que pudiera aclararse qué había ocurrido finalmente con el agente chileno.

Casi dos años después, en abril de 1995, el cuerpo de Berríos apareció enterrado en las dunas de la playa de El Pinar. Tenía dos balazos en la cabeza.

La investigación judicial uruguaya anduvo a los tropezones y terminó archivada por orden de la fiscalía. En cambio, la justifica chilena avanzó por su lado. El juez Alejandro Madrid procesó ya a unos 20 militares de ese país, y por otra parte obtuvo la extradición de tres oficiales uruguayos acusados de integrar una asociación ilícita para secuestrar y posteriormente asesinar a Berríos. Se trata de Eduardo Radaelli, Wellington Sarli y Tomás Casella, que permanecen en libertad condicional, pero impedidos de regresar a Montevideo.

Hoy, casualmente, se cumplen dos años de esa extradición.

Con todos esos antecedentes a cuestas, el viernes pasado se estrenó "Matar a todos", una película del realizador uruguayo Esteban Schroeder que ya ha sido presentada en varios festivales internacionales y que ayer ganó el Premio al Mejor Guión en la Muestra de Cine Latinoamericano de Lleida, España.

Estamos con Esteban Schroeder.

***

Esteban, ¿dónde te hemos encontrado?

ESTEBAN SCHROEDER:
Me encontrás regresando desde Stuttgart, Alemania, hacia Lleida, donde esta noche recibiré el premio que acabas de anunciar.

EC - Empezamos por las felicitaciones a ti y a Pablo Vierci por este logro, que es uno más, porque a la película le ha ido bastante bien desde que está rodando en festivales.

ES - Sí, estamos muy contentos, la película ha obtenido un reconocimiento como obra artística cinematográfica.

EC - Empecemos por una pregunta bien básica, que puede sonar obvia pero que no lo es tanto: ¿por qué tú, que habías hecho antes El viñedo, elegiste realizar una película sobre el caso Berríos?

ES - Porque me pareció que valía la pena, más allá de todas las dificultades que aparecieron cuando encaré el proyecto. El caso Berríos es paradigmático respecto de lo que fue la Operación Cóndor, de la que en realidad sabemos poco. Y porque mi experiencia personal me permite encarar este relato.

EC - ¿Cómo es eso de la experiencia personal? ¿De qué manera cuenta?

ES - Yo defino y presento esta película como un acto de sanación. La película se llama Matar a todos, pero se podría llamar Julia; es la vida de una mujer que pretende investigar con una idea esencial para ella, que es que revisando su pasado puede vivir más plenamente su presente.

Esto también se aplica a mí, yo conocí la Operación Cóndor en carne propia y siento que esta película es un acto de sanación para mí.

EC - ¿Por qué dices que conociste la Operación Cóndor en carne propia?

ES - Porque algunos hechos dramáticos de la historia política uruguaya fueron muy determinantes de mi vida personal. Yo dedico esta película a mi sobrina Gabriela Schroeder Barredo, cuyos dos padres fueron asesinados, mi hermano Gabriel el 14 de abril de 1972 y su mamá el 20 de mayo de 1976. Una semana después, yo, con 19 años, conocí la prisión política, la tortura, vi torturar mucho más a muchos otros... Todo esto me permite encarar un relato de este tipo, consciente de la responsabilidad que implica, también en términos de una oportunidad de revisionismo histórico, de revisar juntos el pasado, corregirlo, mirar la vida de otra manera y comprender mejor nuestro presente.

EC - ¿Cuánto incide el hecho de que desde hace años vives en Chile?

ES - Vivo en Chile y en Uruguay, debo tener el récord de cruces de la cordillera de los Andes. Me fui a Chile para concretar esta película, que fue un proyecto muy complicado de sacar adelante, y era imprescindible para comprender en profundidad lo que este tema implica para la sociedad chilena. El juez Madrid tiene que fallar, entre otras cosas, sobre la responsabilidad de Berríos en el asesinato de Frei Montalva, un ex presidente chileno; de confirmarse el dictamen de homicidio, sería uno de los magnicidios más trascendentes de la historia política reciente de América Latina.

EC - La película no aporta información nueva sobre el caso, que a esta altura está bastante clarificado. ¿Qué busca la película?

ES - Como he dicho, la película no pretende establecer ningún tipo de esclarecimiento ni proponer un veredicto. Es una obra artística cinematográfica, va en paralelo con los eventos jurídicos que están enfrentados de una manera dramática en la justicia en mis dos países, Chile y Uruguay. Tengo muy presente esto, la película nunca pretendió aportar elementos nuevos, que además fueron muy difundidos, quizás más en Chile que en Uruguay.

La película pretende entrar en diálogo con el espectador respecto de toda esta experiencia histórica de la Operación Cóndor. El caso Berríos es la matriz que dispara la narración, se propone contribuir a una construcción colectiva sobre la veracidad de todo esto.

EC - Tal vez una parte del público uruguayo esperaba algo parecido a un documental. Y sin embargo, lo único cien por ciento real de la película es el comienzo, Berríos corriendo entre los pinos de la costa de Canelones yendo en busca de protección en esa comisaría de Parque del Plata, y el final, cuando el cuerpo de Berríos es encontrado con dos balazos en la cabeza en unas dunas en las playas de El Pinar. Todo el resto de la película, toda la trama es una ficción creada por los guionistas, Pablo Vierci y tú mismo. ¿Por qué recurrieron a esa fórmula?

ES - Porque la ficción en este caso logra un encare mucho más global, mucho más sutil, mucho más emocional, que quizás sea mucho más relevante para construir esta verdad colectivamente asumida. El documental, que era una opción, que fue una pregunta que me hice durante mucho tiempo en el desarrollo del proyecto, desde mi perspectiva era una opción más restringida. La ficción, el thriller político propone algo que me seduce mucho, que es ampliar la idea de que estas crónicas trágicas corresponden a aquellos que fuimos protagonistas o víctimas de todos estos tormentos y estas situaciones. La ficción puede acercar a muchas más personas a reconocer estas historias como veraces, como pertinentes a lo que hemos vivido. En ese sentido es más relevante, más interesante desde un punto de vista social, fue el camino que elegí.

EC - El personaje central de la película, Julia Gudari (Roxana Blanco), una abogada de un juzgado de Canelones que, pese a la oposición del juez (Jorge Bolani), decide llevar adelante por su cuenta la investigación del caso, no existió en la realidad.

ES - Absolutamente no.

EC - Y por lo tanto tampoco existieron su padre, un general retirado del Ejército (Walter Reyno) ni su hermano, un capitán en actividad (César Troncoso). Todos esos personajes son creados.

ES - Absolutamente creados. Me pareció que era una oportunidad realmente relevante, porque los abismos éticos que dividen y enfrentan a esa familia de Julia –hija de un militar retirado y hermana de un capitán del Ejército– son los mismos que nos dividen y enfrentan a nosotros como sociedades. Ahí es que, desde mi perspectiva, la película se torna un aporte, algo interesante, importante.

EC - La creación de esos personajes con esas vinculaciones familiares y esas historias diferentes fue para ustedes una herramienta para volcar información e impresiones a propósito de la sociedad uruguaya y el impacto de este tipo de tema.

ES - Y por otro lado quizás lo más esencial de todo esto: retratar ese período histórico, sin proponernos explícitamente establecer veredictos o esclarecimientos que no corresponden a una obra cinematográfica, pero sí entrar en un diálogo con las audiencias con respecto a estas historias. En ese sentido el thriller, el abordaje desde la ficción era algo mucho más fascinante y relevante para convocar a muchas más personas a este debate, a esta discusión, a esta profundización.

EC - Todos esos personajes que mencioné son inventados; en cambio el personaje de la escritora chilena María Morris, que en determinado momento le brinda testimonio a la abogada, guarda alguna relación con la realidad. Tengo entendido que ese personaje está construido a partir de Mariana Callejas, esposa de Michael Townley, aquel ex agente de la DINA chilena y de la CIA estadounidense. ¿Es así?
 
ES - No, María Morris también es un personaje de ficción; puede tomar algunos elementos de la realidad pero es un personaje de ficción, un personaje creado. Era absolutamente necesario para el relato que propongo insertar en la película alguien que hubiera sido testigo de todos estos tormentos, como lo fui yo mismo. Cuando María Morris habla, cuando dice "no existe ninguna posibilidad de que tú veas o siquiera imagines lo que yo he visto" soy yo mismo quien habla.

EC - Pero lo hace desde una posición completamente diferente de la del personaje de Julia, lo hace desde la posición de alguien que en su propia casa, teóricamente y en complicidad con su esposo, dejó que ocurriera una serie de atrocidades llevadas adelante por agentes de la dictadura de Pinochet.

ES - Sí; por eso digo, la película se propone un juego hasta el límite de lo posible respecto de qué es lo falso y lo verdadero en todo esto. En el Parlamento uruguayo hubo una sesión solemne en la que expertos calígrafos dieron por verdaderas unas supuestas cartas de Berríos desde Italia. Desde esa perspectiva, ya de partida cuál es el límite entre la ficción y la realidad era uno de los elementos interesantes de todo esto. Y la dificultad que tenemos, que aún tenemos, para establecer claramente los elementos reales, veraces, comprobados, de todo esto. Insisto: todos los personajes son de ficción, la película es en rigor una novela histórica, un género que está muy establecido en la literatura y yo postulo que en el cine también. El cine latinoamericano tiene magníficos ejemplos de esto.

EC - Yo no soy crítico cinematográfico, pero a mí esa escena del encuentro entre la abogada Julia Gudari y la escritora chilena María Morris, esa escena con el monólogo de la chilena, es el momento culminante de la película. No sé si ustedes, del otro lado del mostrador, tienen esa misma impresión. A mí me pareció notable todo lo que los guionistas logran decir en ese texto de la personaje chilena; por otro lado, la performance de la actriz (María Izquierdo) es absolutamente memorable.

ES - Coincido en que es un momento célebre de la película, pero todos lo son; comprenderás que cada plano se hizo con mucho amor, con mucho compromiso. Insisto, siento que en ese momento soy yo mismo quien habla. Estoy muy agradecido por ese momento, como lo estoy respecto a todo el elenco tan prestigioso que acompañó este proyecto. Quizás la audiencia uruguaya no sepa que María Izquierdo, Claudio Redondo, Jaime Badell y Patricio Contreras son destacadísimos actores chilenos; y adhirieron con mucho compromiso al proyecto.

EC - Sí, pero la actuación de María Izquierdo es de una intensidad pocas veces vista.

ES - Te agradezco el comentario. Sí, incluso para nosotros, cuando terminamos de armar la escena y se hizo una serie de planos secuencia que después fueron editados, fue un momento particularmente emocionante del rodaje.

***

EC - La factura de la película es altamente profesional. La fotografía, las actuaciones no desentonan con las películas que uno está acostumbrado a ver en el cine que llega de cualquier parte del mundo, pero por ahora lo que más se ha destacado en los festivales en los que ha participado la película es el guión. Ayer "Matar a todos" ganó el Premio al Mejor Guión en la Muestra de Cine Latinoamericano de Lleida, en Cataluña, España. La historia del guión es muy interesante. ¿Podemos repasarla?

ES - Compartimos la matriz del trabajo con Pablo Vierci; ya habíamos trabajado juntos en "El viñedo" y recorrimos juntos intensamente el primer tramo del proyecto.

EC - Desde la audiencia preguntan qué relación tiene el guión con la novela "99% asesinado". El propio Vierci ha explicado que escribió las dos obras simultáneamente.

ES - Sí, partimos trabajando con el objetivo de la película y él inmediatamente empezó a trabajar en paralelo con el proyecto de la novela; costó un poco más armar y sacar adelante la película. Finalmente editó la novela en Alfaguara en 2003 o 2004. En ese momento yo ya estaba trabajando en Chile, armando la coproducción chilena; ahí incorporamos a Daniel Henríquez, un guionista chileno-español que trabajaba conmigo en una de las escuelas donde yo estaba trabajando en Chile. Y en una tercera etapa trabajé con Alejandra Marino, una guionista argentina; el aporte de una mujer en una película que se llama "Matar a todos" pero que se podría llamar Julia fue fundamental.

Durante esas incorporaciones mantuve un diálogo permanente con Pablo, revisábamos cada nuevo texto juntos. Fue muy interesante, hubo muchas versiones del guión, la reescritura como método de trabajo me parece absolutamente oportuna y necesaria. Finalmente es bastante singular, porque surgieron ahora la película, antes la novela, hubo una colaboración de tres guionistas, yo me sentí participando activamente en todas las definiciones de guión. Y también responde a lo que es la película, es la primera película que se hace entre Argentina, Uruguay y Chile, tiene una integración desde el punto de vista artístico y técnico prácticamente equitativa de los tres países. La película se hizo incluso con los recursos de apoyo al cine que existen en estos tres países, más el programa Ibermedia. En todo eso es muy singular y el proceso de construcción del guión es muy pertinente a la propia película.

EC - Según los críticos, una de las virtudes del guión es que los personajes no caen en discursos grandilocuentes, pese al tema que trata. Es cierto, pero como contrapartida podría decirse que algunos personajes están casi caricaturizados, simplificados. La abogada que representa Roxana Blanco es "la heroína", todo desprendimiento y valentía, y su padre, el general del Ejército, es "el malo de la película". ¿No hay allí una simplificación al estilo Hollywood, pero con otro contenido ideológico?

ES - No, hay una contraposición evidente; ese es el duelo de Julia, tiene que enfrentarse a sí misma, enfrentar a su propio padre. La película propone que este tipo de conflictos son muy agudos y duran toda la vida. Para mí es muy evidente que hay un amor intenso, que es lo que hace aún más agudos y más dramáticos estos conflictos. Me sorprende un poco el comentario, no creo que haya ese estereotipo, que el padre sea el malo; es el antagonista y representa esos abismos éticos que separan a uno y otro, pero hay un dolor muy grande por este enfrentamiento que los dos padecen. Y lo mismo ocurre en la relación de Julia con su hermano.

Esto es lo que me pareció fascinante y necesario para comprender nuestras historias. Finalmente estas historias nos pertenecen, esta manera de representar a nuestras sociedades es lo que somos, el cine nos cuenta cómo somos y es lo que la película se propone. Si alguien considera que hay ahí una construcción estereotipada del malo, hay que respetar los puntos de vista, pero pienso que prevalece claramente lo agudo de este conflicto por ese amor que surge de ser padre e hija.

***

EC - Seguimos con Esteban Schroeder, ahora con los integrantes de la tertulia de los viernes: Carmen Tornaría, Mauricio Rosencof, Carlos Maggi y Alberto Volonté.

Todos vieron la película.

MAURICIO ROSENCOF:
Esteban, mencionaste algo que me sacudió particularmente, que es la dedicatoria a la hija de Joaquín Schroeder y de Rosario Barredo. Posiblemente la gente no recuerde que a él lo fusilaron un 14 de abril y ella murió junto con Zelmar Michelini, el Toba, un 20 de mayo.

Ante todo eso. Después, la película es impactante, formidable, ha logrado una actuación y una síntesis en la narración formidables. Y además tenés las raíces hundidas donde tienen que estar: vos venís de El viñedo, que fue algo muy tocante en la realidad social de nuestro país, y ahora tocás esto, que es un tema mercosuriano, porque, al fin de cuentas, João Goulart y Frei también habrían sido afectados por los venenos que fabricaba este hombre que estuvo aquí durante el gobierno de Lacalle, y en esos días se recibió a Pinochet. Es un detalle periodístico o histórico que agrego.

Además, tu película recoge lo mejor del teatro independiente, con una proyección al celuloide. Porque junto con el guión de Vierci y las actuaciones formidables de Bolani, de Roxana, aparecen Graciela Gelós, Walter Reyno; es un rescate de lo nuestro en la historia que narrás, en la forma como la narrás y en las presencias que se encuentran, que matizan con esta formidable actriz argentina y el conocido compañero de del otro lado del río.

ES - Muchas gracias. Estoy muy contento, para mí era una película que hacía falta, un relato necesario; y habla también del crecimiento del cine uruguayo, en el que ya es posible encarar este tipo de temáticas, que, como dije antes, corresponden a uno de los atributos más magníficos del cine latinoamericano. Proponer la realidad en clave artística, en clave cinematográfica es algo necesario para nuestras audiencias. Me inspira tomar estos temas, mi vida me avala a animarme a plantear un relato de esta crudeza que soy consciente de que tiene el tema en su conjunto, pero me parece que la película también logra atrapar, ser entretenida, llevarse, que era otro desafío que teníamos que alcanzar.

EC - El caso Berríos es el telón de fondo de "Matar a todos", esta película que Esteban acepta que es un thriller político. ¿Esa es la categoría?

ES - No la acepto: la presento así, la defino así, fue reflexionada así. Es un thriller, rinde tributo a los atributos del género; es un thriller político: pretende llamar a las cosas por su nombre, abordar un tema histórico concreto. De pronto en la literatura está bastante más establecido, pero en el cine es también posible y necesario.

CARLOS MAGGI:
Es la película uruguaya más profesional que se ha filmado, es la que está mejor hecha. Yo la vi por primera vez en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo, y cuando terminó me encontré con Vierci y le dije: "No parece uruguaya; te lo digo como un gran elogio". No tiene nada de falsa trascendencia, está limpia, cuenta bien; es la película más profesional que se ha hecho acá, es excelente, me gustó mucho, y me gustó muchísimo cómo está hecho el guión.

Yo había leído la novela, "99% asesinado". Allí Patricia Prado, que en la película se llama Julia, era una fiscal, no una abogada; creo que era mejor que fuera fiscal que que sea abogada. No sé por qué cambiaste eso, me gustaría saberlo.

EC - El personaje que representa Roxana Blanco.

ES - Para darle una cierta universalidad, porque en otros países hay otras figuras jurídicas, en Chile mismo las responsabilidades de los fiscales son distintas que en Uruguay. No siento que ese cambio haya sido muy trascendente y me parece que le permite fluir con mayor corrección. La figura del fiscal, sus atributos y demás cambian de un país a otro; ese fue el único motivo.

CM - No te gusta que un fiscal cumpla bien con su deber.

ES - Claro que me gusta. Pero en Chile esa figura no corresponde de la misma manera, son los jueces que investigan, no los fiscales. Los juristas nos aconsejaron cambiar esto.

EC - Yo decía que los hechos cien por ciento reales son el principio y el final de la película y que toda la trama intermedia es creación de los guionistas. De todos modos los oyentes preguntan. Silvia, de Lagomar, quiere saber si la muerte del médico es un hecho que ocurrió en la realidad o también es ficción.

ES - Todo es ficción, todo forma parte del relato; lo entendimos como algo necesario para ser veraces respecto de la historia, de las dificultades que existen para esclarecer estos hechos que pueden suponer este tipo de presiones a cualquier testigo e incluso la eliminación de alguno. Forma parte del relato, son personajes de ficción.

CM - Tú te planteaste un argumento en el que las funciones no quedaban del todo claras. Me gusta mucho eso, el tratamiento que le dan, porque nadie puede ser partidario del muerto, porque es un asesino, y nadie puede ser partidario de los militares que matan por encargo. Son dos clases de actitudes y de gente que merecen un cierto repudio previo. Queda la piba, que es un símbolo de pureza. Yo jamás habría puesto el pedal tan a fondo en materia de que ella fue torturada, me habría gustado que hubiera sido una piba cualquiera, que tenía carácter como para llevarse por delante el mundo en virtud de un valor, de una cosa que no importa. Dentro de tu encuadre y con las cosas que contaste hoy lo entiendo muy bien, pero habría sido mucho más lindo que no hubiera estado implicado de qué lado estaba ni nada, lo que vale es cómo es ella y lo que quiere. Me gustó mucho la protagonización de Roxana Blanco, es una interpretación memorable, está formidable, tiene incluso le physique du rôle, en esa cosa de ser una piba linda, de físico chiquito –es una mujercita manuable– y que tenga tanta fuerza dentro. Eso está dado en la película y es muy bueno.

No me gusta la cosa maniquea de que los muchachos sean todos buenos del lado izquierdo y los otros sean todos malos. En la tertulia Rosencof está muy bien, pero nosotros también.

EC - ¿Tú percibiste un planteo maniqueo, Carlos?

CM - Sí, mucho. Los muchachos de los tupas son siempre los más simpáticos y mejores: el novio querido, el amor que no se puede olvidar; el otro es un asqueroso.

MR - Modestamente: así somos.

CM - Parecería que sí.

ALBERTO VOLONTÉ:
Escuchando sus comentarios, Esteban, rescaté cuatro cosas que me pasaron ayer cuando fui a ver la película. Primero vi una película uruguaya, esencialmente uruguaya, independientemente de la colaboración argentina y chilena le vi un tinte muy uruguayo. Pero dentro de una película con origen claramente uruguayo, con un tema claramente uruguayo, un sentido universal. Es la primera película hecha en Uruguay que nos puede representar muy bien, porque un francés, un inglés, un italiano, un español, cualquier ciudadano puede sentirse en esa película, no hay que ser uruguayo para comprenderla o disfrutarla. La película tiene la universalidad que le permiten dos palabras que utilizó: atrapar y entretener. Para mí, lo más importante de una película es que me entretenga y me atrape, porque para el tema de fondo, que es fundamental que los uruguayos conozcamos para que después agarremos un libro, veamos los documentos, nos interese el tema, está muy bien que una película primero nos entretenga y nos atrape. La mejor manera de presentar el asunto más solemne es sacarle la solemnidad y presentarlo como un tema habitual de la vida humana.

El cuarto punto que me encantó es la relación de Julia, formidable actriz e hilo conductor de la película, que traduce dos cosas, carácter y amor al mismo tiempo, sensibilidad y firmeza. Esa chica adora al padre, el padre quiere a la chica, esa chica quiere intensamente al hermano y el hermano a esa chica, como también quiso y no olvidó a su primer novio y quiere mucho a su esposo. Esa mujer es una fuente de amor. Y en una película que entre otras cosas busca un mensaje de reconciliación hacia el futuro, me pareció formidable esa fuente de amor donde parecería que tienen sentimientos tan encontrados, la película lo muestra muy bien.

ES - Estas son las búsquedas, construir una historia humanamente veraz, como es el personaje de Julia, y encarar los conflictos de esta manera. La verdad duele pero cura es lo que encierra esto que tú dices, hay un énfasis respecto a la sanación, a un mundo mejor, a un presente mejor. Habla con un sentido positivo de un momento muy trágico. Fueron desafíos que temimos mucho, consideramos con mucho respeto, y aparentemente el empeño que pusimos todos, desde el guión y la realización, lo consiguió, lo hemos logrado. Me pone muy contento.

CARMEN TORNARÍA:
Primero, felicitaciones a Esteban. Hay cine uruguayo, eso es lo que me deja más contenta.

ES - Hay cine uruguayo para rato.

CT - Sí, hay para rato y eso es lindo. Recuerdo –no hace mucho– aquellas películas uruguayas que uno iba a ver y no se oía bien, era terrible, parecía mal teatro. Ahora uno pasa un rato disfrutable. Maggi dice que es la mejor película de cine uruguayo...

CM - Dije la más profesional.

CT - Yo me sigo quedando con Whisky, si tuviera que elegir. Pero no importa, porque por suerte somos distintos y nos gustan cosas distintas.

ES - Pienso que la consolidación del cine uruguayo pasa por la diversidad, por la diversidad de géneros, de expresiones, de autores. Eso lo estamos logrando, superamos hace rato aquella búsqueda de la primera película.

CT - Exacto, como en tantas otras cosas, la diversidad importa. Me pareció excelente el trabajo de Roxana Blanco; hay relato; eso es fundamental en el cine, cuando no hay relato es un desastre, eso lo aprendí.

EC - ¿Por qué lo aprendiste?

CT - Porque tengo un marido que es crítico de cine, entonces eso lo aprendí.

EC - Está hablando de Raúl Gadea.

CT - Me gustó mucho Roxana Blanco, pero me parecieron sobreactuados otros personajes, me molestaron. El general me molestó, no por lo que simboliza, porque esa molestia ya la tenía antes de ver la película, pero me distrajo una especie de sobreactuación. Y me encantó el otro; hoy Emiliano decía "el malo era el general"; para mi gusto, casi sin hablar, simplemente por su rostro y por su actitud, el malo era el otro, ese me resultó mucho más malo que el general sin que abriera la boca.

En cuanto a lo que decía Volonté ahora, un personaje que no hemos nombrado es el chiquitito. Ese chiquitito está como futuro, señalando el futuro. Esa trama que tú definiste muy bien con Emiliano vivimos casi todos los jóvenes uruguayos, generalmente pensábamos distinto de nuestros padres, quizás no en el extremo que tú presentas en la película, pero vivimos ese entretejido de amor y de convicciones que nos llevó a mucha contradicción. Yo conocía el caso porque me apasionan estas cosas, me apasiona lo político, entonces por momentos esa coincidencia de que la pobre Julia las tenía todas –tenía un jefe que era un cretino, un padre que era un cretino, un hermano que era un cretino– me distrajo un poco, habría preferido que fuera una mujer cualquiera, como yo, como cualquier otra, que no tuviera todo ese peso, eso me dificultó un poco creerme que estaba sola en lo que hacía; en el extranjero va a funcionar muy bien esto, no va a pasar lo que me pasó a mí. En el caso Berríos, la prensa, algunos periodistas, mujeres y hombres, colaboraron enormemente en la investigación, y allí no está, aparece ese periodista chileno, pero en el propio lugar de los acontecimientos hubo. Eso me distrajo un poco.

ES - Bienvenidos los comentarios, son aportes a una reflexión quizás para la próxima; ahora la obra está. Son preguntas que uno se hizo mucho, muy agudamente, muy comprometidamente durante el proceso de creación del guión y después en el rodaje mismo. Yo estoy conforme con la caracterización que finalmente logramos de cada uno de los personajes, pero son opiniones de cada uno y bienvenidas, son aportes.

MR - Lo que Esteban está haciendo por vía de la ficción, por vía del arte, es construir una memoria que aún estamos viviendo, porque la parte cinematográfica fue muy analizada en esta mesa, pero hay tres oficiales uruguayos vinculados con la desaparición de Berríos que todavía siguen en Chile, todavía no están claros los motivos por los que fue desaparecido, y detrás de esto hay como para que prepares la película "El retorno de Berríos". Es una de las cuestiones más audaces, porque es escribir sobre acontecimientos que se están viviendo, proyectarlos, hacer un film, hay gente involucrada, gente comprometida y que se ve o deduce que está en la pantalla y traer al tapete uno de los casos más tremendos que tenemos como imagen de lo que fue el Plan Cóndor.

ES - Claro, frente a esa opinión de que quizás habría sido mejor una mujer cualquiera, que no hubiera tenido este pasado trágico que tiene Julia, justamente, yo necesité que fuera así para abordar el tema de la Operación Cóndor, incluso situamos al personaje de Berríos como alguien que dedicó su sabiduría a la elaboración de armas de destrucción masiva, algo que es como un límite de la perversión humana, que puede parecer que esto ocurre en territorios lejanos, muy distantes de los nuestros. Y sin embargo estas historias existieron aquí, en nuestras latitudes, en nuestras sociedades. Por eso para mí era muy necesario, este expediente vital de Julia me permitía abordar de una manera más eficaz este período de la Operación Cóndor, en el cual existieron una personalidad y un proyecto de este tipo.

CM - El relato de tu película es un ajuste de cuentas entre malevos.

ES - Absolutamente, es una película de asesinos de asesinos.

CM - Si pensamos que es una mafia matadora que hace un ajuste de cuentas con un asesino bocón, la película se haría estadounidense y diría lo mismo que dices tú en esta. Tu lenguaje es diferente y tus valoraciones, sobre todo las adherencias que tú precisas para esto, no son las clásicas de un thriller. Pero no está mal, es una característica. Personalmente, formado en ver tantas películas de este tipo que se hacen abstractamente, ajustes de cuentas entre malevos, ahora vamos a hacer un thriller que haga sentir el frío de esto, de lo que son asesinos contra asesinos, habría dicho todo. Pero es lo que yo habría escrito, lo que tú hiciste está muy bien.

MR - Parafraseando lo que decís: algún día se impondrá decir, cuando se vea un thriller estadounidense o español: "Che, qué bien hecho está, parece uruguayo".

AV - Voy a reafirmar conceptos dados aquí. Es importante que la película sea buena, una expresión de arte, una expresión que masivamente busca entretener, y permite analizar con mucha seriedad y responsabilidad temas que de repente se esquivan y no se ponen en la mesa. La película, como podría haber sido y fue una buena novela, da la posibilidad de analizar esos temas y deja un mensaje de futuro muy importante.

CT - Me encantó el reportaje con Emiliano, porque yo fui con una hija joven ayer –le encantó la película, le gustó mucho más que a mí, y a mí me gustó–, y cuando terminó la película me preguntaba qué era verdad y qué era ficción. Me encantó tu honestidad en el reportaje de señalar tal cosa es ficción, tal cosa es ficción, tal cosa es ficción. Porque esto es cine denuncia y tiene ese valor, pero hay que descartar, separar lo que es realidad, producto de una investigación, de lo que es ficción. Y tú lo hiciste con muchísima honestidad.

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EC - Esteban, te dejamos seguir viaje a Lleida a recibir el Premio al Mejor Guión. En ese festival hubo otra película uruguaya premiada.

ES – "El baño del papa", que sacó el Premio a la Mejor Película.

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Edición: Mauricio Erramuspe