Entrevistas

Las protestas de Adeom y la ópera en el Solís

El conflicto del sindicato municipal puso en riesgo el comienzo de la temporada de ópera, que finalmente se puso en marcha, pero no sin inconvenientes. Martín Reyes, colaborador de En Perspectiva Segunda Mañana, y Rosario Castellanos estuvieron en el Solís y cuentan cómo fue esa experiencia de reclamos y anuncios sindicales en medio de un espectáculo de este tipo.

EMILIANO COTELO:
La semana pasada el conflicto entre Adeom y la Intendencia de Montevideo tuvo un giro inesperado. ¿Qué fue lo que pasó? El jueves, la dirigencia del sindicato de municipales resolvió un paro que afectaría a los músicos de la Orquesta Filarmónica de Montevideo y a los empleados del Teatro Solís, una decisión que ponía en peligro el estreno de la ópera Il Trovatore y con él, el comienzo de la temporada de ópera 2008 en el Solís.

Todo el día viernes transcurrió en medio de una gran tensión porque se sabía que el ambiente en el teatro era contrario a la medida, pero desde Adeom se advertía lo que podría implicar esa eventual decisión de desacato y se amenazaba incluso con expulsar del gremio a los desobedientes.

Lo cierto es que la pulseada se extendió durante toda la tarde y llegó a la noche misma sobre la hora del comienzo del espectáculo. Finalmente, luego de durísimas discusiones que ocurrieron incluso en el propio teatro, la función se llevó a cabo, aunque iniciándose una hora más tarde de lo programado.

Timbalero, contrabajista, trombonista y flautista optaron por acatar la medida del ejecutivo de Adeom y se retiraron de la sala, pero la mayoría de la orquesta decidió presentarse en escena. De todos modos, el público debió escuchar una proclama en la que se manifestaba la adhesión de los músicos a las reivindicaciones del sindicato y se dispuso que varios intérpretes de la orquesta portaran carteles con mensajes alusivos a esos reclamos.

El clima en la sala fue muy particular en esa primera función y nos quedó pendiente saber cómo se habían dado las cosas, pero además actualizar la situación, conocer de primera mano no solo lo que ocurrió aquella noche, sino qué ha venido pasando después con las siguientes funciones que se han llevado a cabo (el sábado y ayer lunes), durante las cuales iba a estar presente también de alguna forma el conflicto.

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Para poner al día el tema vamos a charlar simultáneamente con Martín Reyes, colaborador de la segunda mañana de En Perspectiva. ¿Estuviste el viernes y ayer en el Solís?

MARTÍN REYES:
Sí estuve los dos días.

EC – Y también está con nosotros Rosario Castellanos, que había estado en un pre-estreno y concurrió anoche a la función de Il Trovatore.

ROSARIO CATELLANOS:
Así es.

EC – Martín contanos específicamente lo que pasó el primer día, el viernes. Tu estabas en sala y ¿tuviste que esperar esa hora y pico?

MR – Sí, ya se sabía que iba a ser conflictivo el tema, porque durante toda la tarde hubo un megáfono en un auto recorriendo alrededor del Solís, diciendo que la función no se iba a dar. Pero por el otro lado se decía que sí, que efectivamente la orquesta iba a tocar.

Y uno se acercó al teatro pensando que realmente la función iba a ser, no te voy a decir normal, pero por lo menos con cierta lógica. Pasamos a la sala normalmente, a las 20, 20.05 –la función estaba dicha para las 20.00, pero siempre hay diez o quince minutos de atraso normal- y como tú decías, empezó una hora tarde... diría mas, empezó casi una hora y media atrasada.

EC – ¿Qué hacía la gente mientras esperaba el comienzo del espectáculo?

MR – Yo tengo una visión encontrada. Primero, diría que la gente en Uruguay es muy dócil, en otra parte del mundo no sé qué hubiera sucedido.

EC – ¿Porque el público ya había entrado a sala y permaneció allí?

MR – El público entró a sala y se vieron muy tímidos aplausos pidiendo una respuesta, a eso de las 20.30 o 20.45. Yo, en ese momento, tuve una gran irritación pero creo que era bastante aislada. Pero reitero fue muy dócil.

Después, a eso de las nueve dijeron que iba a haber un cuarto intermedio, la orquesta salió del foso para tomar una decisión y se dudaba si realmente se iba a iniciar o no...

EC – ...¿durante todo ese lapso la orquesta estaba en el foso?

MR – Claro, la orquesta estaba allí y uno veía comentarios para un lado y para el otro, un gran nerviosismo; se sentía una tensión interna dentro de la orquesta, que por otra parte contradecía una cierta calma dentro de la audiencia. Y pasada esa hora se abrieron las puertas y tocaron un timbre diciendo que la función se iba a dar.

Ahí hubo una proclama de la gente de la orquesta diciendo que se hacía en homenaje al público, sin perjuicio de las reivindicaciones sindicales que seguían vigentes.

EC – ¿Cómo se conoció esa proclama?, ¿se leyó desde el escenario?

MR – No, se leyó desde afuera, a través de los micrófonos. Y ahí sí la gente se enojó un poco más. Yo estaba bastante fastidiado, un fastidio que después, con los días... si esto me lo hubieras preguntado el sábado de mañana o el lunes, hubiera estado bastante fastidiado. Pero  me di cuenta de que son las cosas a las que uno se tiene que acostumbrar y fue una suerte que la función se hiciera, fue un gran esfuerzo de las autoridades del teatro sacar la función adelante.

EC – Pero entonces tú decías hubo un comunicado de los músicos de la orquesta ¿y después qué pasó?

MR – Y después entra Federico García Vigil, director de la Filarmónica, que tiene una gran ascendencia sobre sus músicos. No hay que olvidar que ya el Teatro Solís había sido víctima de otras presiones que hicieron que cuerpos internacionales no pudieran actuar, como el ballet del Teatro San Martín el año pasado, o el teatro español que vino por el mes de mayo o junio y que tuvo que cerrar las valijas e irse.

Y ahí Federico, creo que equivocadamente –a pesar del gran afecto y respeto que le tengo-, dijo que esto se debía a los músicos, homenajeó a los músicos por el coraje que tenían de tocar en ese momento. Creo que hubiera sido preferible que se hubiera puesto a tocar la música y dijo que indudablemente la orquesta iba a estar raleada, porque esos cuatro músicos que tú mencionaste habían acatado la presión –para decirlo de alguna manera elegante– que habían tenido del sindicato.

Indudablemente el clima del teatro era muy malo, no había clima de ópera, era una gran tensión; uno sentía la tensión entre los músicos. Me imagino los cantantes que estaban detrás, que no sabían si iban a cantar o no, el público en ese momento también entró en cierto nerviosismo, que había sido bastante cuidadoso hasta ese momento, y diría que fue caótico.

EC – ¿Qué cosa fue caótica?

MR – Todo el espectáculo fue bastante caótico. La segunda parte estuvo mejor, aunque confieso que me retiré, pero me contaron que la segunda parte estuvo mejor, mucho mejor.

EC – Te fuiste en la mitad, ¿por qué?, ¿no estabas conforme?

MR – Porque no estaba conforme y creo que me equivoqué, porque después, con el tiempo, me di cuenta que fue una cuestión de gran respeto al público haber hecho el esfuerzo de no tolerar esa presión que se había querido hacer para que no se hiciera la función.

En definitiva, ayer estuve hablando con la gente del teatro, con las autoridades, y realmente había habido una enorme tensión. Por suerte la función se hizo, más o menos, el viernes no se hizo muy bien, pero ayer –me encontré con Rosario- la función salió realmente bien y es realmente un privilegio poder escuchar ópera en el Uruguay. En realidad fue muy interesante.

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EC – Rosario, tú habías estado en un pre-estreno. ¿Cómo fue la experiencia de ir ayer a la primera función ya con todas las formalidades del caso?

RC – Fue una experiencia formidable, me alegro no haber ido a aquel estreno, porque lo que vi ayer fue una función excepcional, en la que una vez más coincido con Martín. Yo no había visto nunca Il Trovatore completo, ni siquiera en aquel ensayo, y anoche me convencí de que es la ópera más linda de Verdi, musicalmente. El lucimiento de las voces estuvo por todo lo alto sobre todo el tenor uruguayo Carlos Ventri y de una mezo Mariana Pentcheva que ayer por lo menos cantó de forma excepcional.

EC – Pero antes de hablar del espectáculo en sí mismo, ¿qué ocurrió con el entorno? Porque de nuevo la plataforma reivindicativa, la forma de expresar esos reclamos por parte de los empleados municipales iba a estar presente.

RC – Exactamente. Había una medida que todavía permanecía y es la de empezar el espectáculo media hora tarde. Esa es la decisión que se tomó para todas las funciones, por lo que sobre las 20:25 –a las 20 horas comienza el espectáculo- comenzó a sentirse una voz en off. Y digo comenzó a sentirse, porque por la forma en que reaccionó la platea, apenas pude adivinar que se trataba de una voz que en nombre de la orquesta explicaba que si bien habían apoyado todas las reivindicaciones que Adeom hace respecto a los municipales, la decisión de realizar aquella primera y todas las demás funciones, era en respeto al público y que lo único que permanecía era esa media hora de atraso.

EC – La gente protestó mientras escuchaba esa proclama.

RC – Abucheó permanentemente, quedó esa voz absolutamente tapada. Fue muy corto, también debo decirlo, duró apenas un par de minutos acompañado por ese abucheo de todo el Solís, con un aplauso final como dando por terminada esa instancia previa. De ahí en más, el espectáculo corrió de forma absolutamente fluida y sin ninguna tensión... al menos que pudiéramos advertir, ni en los músicos -que sonaron muy bien-, ni en los cantantes que son excepcionales.

EC – Cuál fue tu impresión Martín como especialista que eres en ópera. Cuál fue tu sensación a propósito del desempeño por ejemplo en la parte de la ópera que presenciaste dos veces el viernes y ayer.

MR – Fueron dos espectáculos completamente diferentes. El viernes fue caótico, los abucheos fueron muchísimo más sostenidos. Además uno ayer ya sabía que podía haber un mensaje aclarando determinadas situaciones, pero la primera vez fue mucho más insólito todo lo que sucedió. Inclusive había un músico que estaba con un cartel reivindicatorio en el medio de la orquesta y cada vez que había un intervalo, entre acto y acto se paraba y lo mostraba, con lo cual indudablemente el clima musical se había evaporado.

Pero desde el punto de vista musical, ayer fue realmente excelente. La orquesta sonó muy bien, coincido con Rosario que la mezosoprano es excelentísima y Ventri tiene un vozarrón admirable; la prueba está en la carrera internacional que está haciendo.

Además, una cosa muy importante: el teatro estaba lleno, un lunes, un martes de frío, estaba lleno. Por eso mismo es esa sensación dolorosa de los chantajes que se hacen, porque indudablemente la ópera en apariencia es una cuestión para minorías, y no hay que olvidar que fue un género esencialmente popular (yo siempre digo que Verdi fue de los grandes políticos del siglo XIX y esta ópera en particular –Visconti siempre lo decía, e hizo la referencia en Libia la película Censo–, sirvió para unificar Italia). En definitiva la ópera es un acontecimiento social muy importante, por eso es que se quiso hacer esa presión para castigar al auditorio, tratándolo mal. Y hay que tener la hidalguía de decir que por suerte la orquesta se puso los pantalones en homenaje al público, en homenaje al esfuerzo que se hizo, la ópera salió muy bien, se dieron las funciones y el teatro estaba rebosante. Había una felicidad de toda la gente.

RC – Absolutamente. Y lo que fue la ovación al final del espectáculo... cada uno de los intérpretes fue ovacionado por todo ese teatro lleno. Y en particular entonces, Ventri y Pentcheva se van a llevar un recuerdo inolvidable.

MR – Claro porque además las galerías altas estaban rebosantes, felices, porque la ópera es una cuestión esencialmente popular, lleva a lo más profundos de los sentimientos.

RC – Con una puesta en escena además, tan absolutamente plástica y atractiva que una vez más nos pone frente a este fenómeno que, como dije desde el principio, es una garantía. El espectáculo tiene una plasticidad en su presentación, sobre todo cuando maneja los conjuntos los coros y todo eso en escena realmente es un placer de ver.