Ojo por ojo

Arte erótico, segunda parte

Que los tiempos cambian, y rápido, no cabe duda. En estos últimos años las cosas avanzan vertiginosamente y desde Rafael Sanzio a Jeff Koons -por citar un ejemplo del supuesto arte erótico del siglo XX- el erotismo es más agresivo y evidente, intentando mostrar más, y de alguna manera ha perdido su carácter contemplativo, trayendo a la superficie desde lo más profundo del inconsciente las frustraciones y prejuicios sexuales del hombre y la mujer del siglo pasado y el actual.

Aquello de los "trapitos al sol" se evidencia más en los tiempos que vivimos y ya no son sólo los "trapitos al sol" lo que se revolea al viento, si no todo lo que hay bajo ésos "trapitos".

Así lo demuestra y nos lo muestra el genial Salvador Dalí en la obra "Joven virgen autosodomizada por sus propios recuerdos", que pinta magistralmente en 1954, en su etapa más realista y fotográfica, donde hay una hermosa joven que desnuda de arriba y con "pantimedias" de seda negra y zapatos de taco, está apoyada en la baranda de una ventana mirando hacia fuera y en el aire y en torno suyo vuelan cuernos de rinoceronte (elemento fálico y recurrente en la obra de Dalí). Estos cuernos, además de hacer alusión al miembro sexual masculino, forman las propias nalgas de ella.

La moral y las costumbres fueron teniendo una apertura tal que detrás de lo evidente se pretende haya arte, a mi abuelo le podía erotizar descubrir fugazmente las pantorrillas de las muchachas cuando recogían el vestido para subir el tranvía, yo necesito bastante más que eso, pero cuando la ropa no está y no ayuda a sugerir se pierde el poder atrapante que tiene la desnudez, el "descubrir" es lo que atrae no tanto lo ya descubierto.
No es la primera vez que siento decir, un poco en broma un poco en serio, que algunos artistas que trabajan con modelos les erotiza ver a la persona vestida más que cuando está totalmente desnuda, o aquél viejo chiste de que les cuesta reconocer a sus modelos cuando están vestidos.

El siglo XX con todas las revoluciones socio políticas y culturales, desde la revolución rusa, pasando por el derecho a votar de las mujeres, como en el 68’,  año de nacimiento de todo lo que venía gestándose a lo largo del siglo, determinó también las bases de la nueva sexualidad, y por lo tanto con eso la percepción de cada individuo que además repercutió en el arte, por ser la manifestación estética de ésas necesidades.

Ya habían artistas mostrando un erotismo relevante desde principios del siglo pasado, entre ellos nuevamente podemos citar al español Salvador Dalí, que participando en el movimiento surrealista, nacido en Paris en 1924 y liderado por el poeta André Bretón, buscaban más allá de una línea directa con el subconsciente, el desprejuicio del individuo y la ruptura de los "esquemas" moralizantes de la sociedad de un siglo , el XX, que prácticamente recién comenzaba.

El Movimiento Surrealista le dedicó buena parte del esfuerzo y reflexión creativa al sexo y sus costumbres, en todas sus formas y deformaciones, era una época en que la novedosa teoría del Psicoanálisis de Sigmund Freud dejaba una marca en toda manifestación intelectual y los surrealistas supieron sacarle partido.

No en vano, el Marqués de Sade, con todas sus aberraciones,  nuestro montevideano querido Conde de Lautreámont, como decía André Bretón y cuánto psicópata y sexópata andaba en la vuelta fueron elevados en calidad de profetas y nuevos líderes morales. Cosa que redundó en el arte de este grupo gestado en el París de entre guerras.

 La renovación viene con fuerza y así se tiró la casa por la ventana, el "fetichismo", el "sadismo", haciendo honor al marqués, y cuanto "ismo" se podía aplicar  en la práctica del sexo, empezó a sentar las bases en el arte también, como es lógico.

Lógico que todo esto se trasluce en el arte de ésa época llegando para quedarse para siempre y transformarse en lo que veremos después en el correr del siglo XX, y lo que vá de este.

Tenemos a Dalí con una pintura que es capital dentro de su obra y filosofía daliniana que la pinta en 1929, cuyo título, "El gran masturbador", nos muestra en uno de ésos espacios típicos del pintor como son los desiertos con elementos que proyectan largas sombras, en donde el silencio parece que reinara y figuras enigmáticas quedan suspendidas en el tiempo y lejanía, en donde no faltan las hormigas de Dalí, vemos en primer plano algo así como una formación orgánica que con sus ojos cerrados como en un eterno sueño apoya su gran nariz en el suelo y desde el que cuelga una langosta en la que en su vientre se juntan las hormigas, pero que hacia la derecha emerge el torso de una mujer con una cala o cartucho en flor en el pecho (flor a la que se le encuentra una alusión fálica, como veremos después en obras de otros artistas).

Esa mujer está con sus ojos cerrados y con su cara casi pegada al sexo de un hombre que se representa con una especie de calzoncillo ajustado, que deja adivinar sus genitales. Sin duda, más allá de gustos, es una verdadera obra de arte erótico, ya que sugiere lo que pasó o lo que vá a pasar, el aroma del sexo y el sueño que invade después de la acción.
Un tiempo después en 1980, cuando el polémico neoyorquino Robert Mapplethorpe nos presenta la fotografía en blanco y negro "Hombre en traje de poliéster" en el que vemos de los hombros hacia abajo, un hombre negro luciendo un regio traje, camisa blanca y chaleco pero con su miembro afuera, nos planteamos que tan lejos se puede llegar en una manifestación artística y donde queda el arte y si pisamos el terreno de la pornografía.

Nadie puede discutir la calidad artística de este fotógrafo, ya que Mapplethorpe jugaba también con lo sutil y lo sutil del mensaje, fue un artista que creó obras maestras de la fotografía.

Realizó fotos que eran la flor del cartucho o cala en primer plano colgándolas en sus exposiciones dialogando con la foto de un primer plano de genitales masculinos o femeninos buscando la interrelación plástica y estética de las formas, pretendiendo hacernos ver que en la naturaleza, aunque nosotros formamos parte de ella y parece que lo olvidamos, encontramos las mismas formas.
 
Pero en sus últimos años, en sus autorretratos llegó tal vez más lejos que con sus fotos eróticas, ya que se auto fotografiaba con las evidentes marcas y el deterioro que le produjo el sida, enfermedad que está tan unida al sexo y que no le perdona la vida nadie, enfermedad que parece que tuviera en sus confines algo de moralismo bíblico ya que se atribuye erróneamente a una vida sexual disipada.

En el correr del siglo XX en particular en 1968, francés o internacional, los derechos humanos toman una preponderancia fundamental a la hora de los reclamos y la puesta en práctica, la juventud empieza a tener vida propia y a experimentar muchas cosas que hacen que los artistas partícipes de ésa época se replantearan aspectos, modalidades, prácticas e incluso opciones sexuales.

El movimiento social de la cultura del Rock, en todos sus aspectos, el uso masivo de drogas, el LSD creado en el seno del gobierno norte americano, la popularización de la marihuana y otras maneras de alterar los estados de conciencia, así como las nuevas corrientes del psicoanálisis, como los movimientos de carácter religioso provenientes del Oriente, todo esto mezclado con el socialismo y la revolución cubana, transformaron a los individuos en seres más libres, o por lo menos eso es lo que se intentó o se intenta.

"Sexo, drogas y rock’nroll". en el festival de rock en Norteamérica en la localidad de  Woodstock en 1970, es como una declaración de principios de la juventud, que a partir de ése momento pretende tomar las riendas del mundo, todo lo que vimos en ésos "tres días de amor y paz" es lo que seguiremos viendo hasta hoy.

Todo esto redunda en el arte, y empezamos a ver como se refleja de diferentes maneras la sexualidad y sus opciones, mostrando en ése reclamo todo tipo de expresiones, después de las olas de "destape" en diferentes partes del mundo, téngase en cuenta que después de la muerte de Franco en España el"destape" mostrando sexos y sexualidad llegó a un punto tan vomitivo que  uno quería ver gente vestida hasta el cuello, y en el arte como siempre decimos hay manifestaciones de erotismo y obra que no puede ser colgada ni en un baño.