Arijón: "Un viaje espiritual"
Gonzalo Arijón, director de la película "Vengo de un avión que cayó en las montañas", dialogó con El Espectador. Esta película "muestra el costado espiritual" de la tragedia, señaló.
El director de la película, que reúne por primera vez el testimono de los 16 sobrevivientes de la tragedia de Los Andes, afirmó que experimentó un "viaje espiritual" mientras hacía la película y exhortó a todos los uruguayos a ver el documental para experimentar lo que calificó como una "experiencia radical". "Es una propuesta iniciativa, un viaje del espíritu que todo uruguayo debería intentar ver", agregó el cineasta.
"El proyecto nació conmigo, con el proyecto de película que yo llevo hace varios años conmigo porque soy amigo de varios de los sobrevivientes y charlando con ellos me di cuenta de que había toda una dimensión que no se había tratado de este tema. Nació primero la película y yo pensé que esta película merecía un libro asociado porque en dos horas no se puede ir a todos los rincones que hay que trabajar. También pensé que no era yo quien tenía que hacer ese libro y muy naturalmente llegué a mi amigo Pablo (Vierci), además él tenía una cuenta pendiente con el tema porque desde chico era muy amigo de Nando (Fernando Parrado)
"Yo no diría que la película inspiró al libro, pero originó el libro y Pablo hizo un trabajo, por supuesto a partir de todas mis entrevistas, pero las profundizó e hizo un trabajo personal", agregó.
Arijón explicó que con la realización de esta película, saldó una cuenta pendiente. "En realidad, tuve siempre el sentimiento de que la historia, primero que fue tratada desde el norte, desde Estados Unidos fundamentalmente, y de forma un poco anecdótica, espectacular y los otros trabajos televisivos que hubo eran más de los mismo, acumular anécdotas, acumular aquella cosa extraordinaria. Yo fui sintiendo estos años, con varios de los sobrevivientes, que en realidad con el tiempo y con la distancia hacían un trabajo, cada uno a su manera, de entender lo qué les pasó, porqué el destino los puso en ese lugar y cuál era el sentido de una experiencia tan triste y radical".
"A cada uno de ellos los veía buscar el destino y realizando una especie de terapia personal, algunos hablando mucho y tratando de redimensionar la historia, es el caso de Roberto Cannesa y Gustavo Zerbino, que son amigos muy íntimos. Escuchándolos y viendo como ellos buscaban darle otro sentido a esta historia y buscarle otras aplicaciones en la vida y ver como lo transmitían a sus hijos, a su familia y a su entorno, ahí me di cuenta que había un dimensión increíble que nunca había sido tratada y me dije que algún día iba a tratar ese tema", agregó el director.
El cineasta recordó que decidió hacer esta película "cuando en octubre de 2002 me escribió un mail Roberto Canessa diciéndome que en diez días, que eran los exactos 30 años de accidente, habían decidido los sobrevivientes celebrar de alguna manera esos 30 años viajando todos a la cordillera con su familias y con sus hijos para jugar aquel partido que nunca se había jugado, de una forma simbólica. (...) Agarré mi cámara y fui para allá y fue una emoción hermosa y ahí pisé el acelerador y arranqué el proyecto que me llevó cuatro años de mi vida".
"Yo diría, por supuesto, que empezó siendo una tragedia y lo fue pero con el tiempo, y como dice Roberto Canessa, en mi película se necesitaron 30 años para que esta tragedia se vuelva un historia. Yo creo que esta historia tiene dimensiones tan excepcionales que se va a volver un clásico, es como una tragedia griega en la cual está todo adentro y que lo único que intenté hacer, y espero no ser el último, es revisitarla en una dimensión espiritual, es un gran viaje espiritual que propongo y creo que el espectador no es el mismo después de la experiencia del film", concluyó Arijón.