Cultura

Pudor y farsa

Pudor y farsa

El espectáculo teatral "Mi muñequita (la farsa)" se presenta por primera vez en la Sala Zavala Muniz del Teatro Solís. No es la única obra en cartel del dramaturgo Gabriel Calderón, quien en marzo repuso "Obscena".

Por Nicolás Batalla

Gabriel es quien recibe a los espectadores antes del comienzo de la función. Amablemente corta la entrada y los hace pasar en pequeños grupos linterna en mano "para que elijan lo prefieren ver", explica. Una vez ubicados en sus butacas al interior de Espacio Palermo, los aún tímidos visitantes comienzan a deambular con los haces de luz en los rostros de los personajes expuestos en el escenario. Algunos prefieren parar por allí. Otros, más curiosos, intentan descubrir su entorno y la escenografía; y los más dispuestos, animados por los rumores que versan sobre la obra, se dejan tentar por la mirada provocativa de alguna de las actrices o reparan con disimulada delicia en los muslos de los varones.

El trabajo de exploración dura algunos minutos. Una vez que todos están en sus lugares el espacio se ilumina y, para sorpresa de los inadvertidos, el director general del espectáculo, se presenta sonriente ante los espectadores cortejado por sus artistas. Con gracia y una serenidad casi paradójica teniendo en cuenta lo que explica, advierte al público que, en caso de que alguien se disguste ante las escenas de las que será testigo, podrá retirarse por los laterales, donde serán conducidos hacia la salida. De pie en el escenario, hace su propia indagación sobre las caras de los presentes. Está a punto de ensayar, una vez más, su último experimento, "Obscena", una obra que pretende (y consigue) poner a prueba el pudor del auditorio y llevarlo a una dimensión subjetiva, donde cada uno podrá conocer los límites y la forma de su recato. Pocos directores pueden darse tales lujos, aunque tampoco deberíamos darnos por sorprendidos.

Gabriel Calderón es, desde hace ya algunos años, el abanderado de una nueva generación de dramaturgos. Una camada preocupada por temas distintos a los que nos tenían acostumbradas las tablas montevideanas y sobre todo, muy concentrada en la manera en la que se cuentan las historias. 

Aparte de "Obscena", espectáculo que estrenó en 2008 y que repuso en marzo de este año en el local de Isla de Flores, Calderón tiene varios planes para el 2009. A partir de hoy y durante cuatro noches "Mi muñequita (la farsa)", su espectáculo pródigo, se presentará por primera vez en el Teatro Solís para luego continuar de gira por el exterior como lo hace desde marzo de 2008, cuando se bajó de la cartelera. Ese no será su único viaje del año, en julio visitará Londres donde fue seleccionado por The Royal Court Theatre para escribir una obra.  Además, su primer texto "Más vale sólo" es, desde marzo, uno de las obras de la temporada 2009 del Teatro Circular. Por si fuera poco, este año vuelve a actuar. Espectador.com conversó con el dramaturgo sobre algunos de sus proyectos.

- ¿Cómo ves "Mi muñequita (la farsa)" después de tantas funciones arriba?
- Es difícil darse cuenta del cambio cuando estás adentro. Tal vez si hubiera estado en la primera y la última función hubiera visto un cambio drástico. Pero desde adentro no. Sin duda que mejoró, ahora está mucho más aceitada que cuando la estrenamos. Tenemos algún video del inicio y la obra tiene otra dinámica.

- ¿Y con respecto al tema que trabaja?
- Son temas y formas de hacer teatro que ya no transito después de 4 años.  Si empezara hoy a ensayar "Mi muñequita" haría otra cosa. Pero eso no quita que de por sí es una obra que está terminada y que es muy buena. Si la quisiera volver a hacer no sé si me saldría; por la participación de los actores y porque en su momento fue muy significativa. Fue la primer obra joven en la cartelera y eso abrió un caudal para que esa generación la fuera a ver y para que artistas jóvenes empezaran a escribir y a participar. Hoy ya es un hecho común, se habla de Teatro Joven como se habla de muchas cosas, pero en ese momento no lo era.

Además, sigue dándome muchas alegrías afuera. Después que la bajamos acá en marzo de 2008 empezamos las giras internacionales. Cuando la hicimos en Centroamérica nos salieron invitaciones para España y cuando la hicimos en España salieron más invitaciones para volver a Centroamérica. Quiere decir que más allá de cómo yo la vea tiene algo interesante para seguir diciendo también en otros lados.

- La explicación de que el fenómeno "Mi muñequita" se debe a un auge del Teatro Joven, ya no corre con el éxito en el exterior...
- Lo que nosotros vemos que impacta en los festivales a donde vamos no es por la edad, es por la propuesta en sí misma: el tema que trata, la manera en que lo habla. Se quedan asombrados con la calidad de los actores, cómo se deja en escena todo... eso es lo que más ha llamado la atención.

- ¿Cómo surgió la idea del texto?
- Lo escribí cuando tenía 17 años. Yo estaba escribiendo cosas pero no teatro, recién empezaba a estudiar. Es un texto que quedó ahí y a los 20, que ya hacía la EMAD, empecé a juntarme con un grupo de amigos que querían hacerlo. No estaba muy convencido pero ellos lo leyeron y les gustó. En realidad era un texto muy diferente al que finalmente quedó, porque dije, "bueno, hagámosla pero denme la posibilidad de cambiarla". Empezamos a trabajarlo con el aporte de los actores; la madre cobró mucha más jerarquía. Tiene un monólogo en el medio que no lo escribí yo, lo improvisó ella y se fue fijando.

- ¿Y "Obscena"?
 - Ahí había una propuesta al inicio. Tenía una idea de la "obscenidad" formada por tres componentes básicos que eran lo violento, lo escatológico y lo pornográfico. Ahí convoqué a tres dramaturgos jóvenes como yo (Luciana Lagisquet, Aejandro Gayvoronsky y Santiago Sanguinetti) para que con mis directivas fueran escribiendo y aportando. Eso nos llevó dos meses de trabajo hasta que se escribieron las tres obras en su totalidad. Una violenta sucedida en el año 1978, otra escatológica que ocurrió en 1988 y una pornográfica de 1998. Todas para ser contadas simultáneamente en 2008. Mi trabajo de dramaturgia, además de aportar algunos textos, fue ver de qué manera encastraban estas tres obras simultáneamente y que fueran soportables para el espectador.

- ¿Por qué decidiste clasificar las historias de esa manera?
- Fue una discusión con ellos, pensamos que una generación violenta se podría identificar en los 70 por su cercanía con la dictadura. Si bien nadie puede decir que la violencia dejó de existir, para nuestro cometido, que era ver como una historia de la dictadura podía irse transformando en una historia pornográfica nos servía mucho.

Seguimos con la era escatológica, porque lo escatológico refiere no solo a lo asqueroso sino a todo lo del cuerpo que tiende a salir y no debe ser mostrado. Entonces la historia cuenta una obra de teatro que trata de hablar de cosas que durante mucho tiempo no se habló. Y la pornográfica trata de convertir esa historia inicial, violenta, en una obra porno. En donde se habla de amor y de sexo y se banalizan temas más profundos.

En 2008 (y ahora en el 2009) lo que trata la obra es hacer una propuesta obscena. Todo esto que debió ser tratado por separado y de una manera diferente, es tratado de la misma manera, puesta en el escenario y servida al espectador.

- Eso tiene que ver con una pregunta que los actores disparaban sobre el final del espectáculo al público... "¿cómo violas cuando violas tu pudor?"...

- Un autor con el que trabajamos mucho fue (Paolo) Pasolini, y él hace esa pregunta: "¿Como violas cuando violas tu pudor? ¿qué forma asume tu violación?" La idea es que la violación, que es una fuerza sobre otra que va en sentido contrario, se trabaja sobre la obscenidad.

Primero, lo obsceno para todos es diferente. Para mi puede haber una chupada de pija en escena, mientras al lado tengo a una señora que piensa que eso es innecesario y yo puedo estar pensando que está fantástico. A su vez, del otro lado puede haber un tipo pensando que (el pene) es de mentira y se vuelve innecesario también; no porque moleste, si no porque no convence.
Lo obsceno está definido por el sujeto. Entonces, esa obscenidad refiere, primero a lo personal y la violación de esa obscenidad es lo que el espectáculo decide mostrarte y violentarte; es diferente según la persona. El espectador tiende a totalizar, es decir, "lo que para mi no es necesario, no es necesario para nadie". "A mi no me gusta esto, ¿por qué lo hicieron?". Él no puede aceptar que haya otros a quienes tal vez les gusta. En ese sentido se habla de la violación, ¿qué forma asume para vos la violación? ¿Qué obscenidad continuamente estás asumiendo todos los días? ¿y qué relación tiene con los otros?. Y no te lo cuestionas. De eso habla un poco "Obscena": poner los límites y las cosas obscenas en el escenario y trabajarlas con el espectador. Por eso que cada espectador, ve y escucha cosas diferentes y tiende a totalizar el gusto. Lo que entendió o no entendió, le gustó o no le gustó, no le gustó a nadie.

Nosotros no podemos hacer una encuesta y decir "de las 70 personas que vinieron, 30 no entendieron, entonces esto está mal". Aunque las 70 no entendieran algo que quisimos decir y lo entendieran 5, tal vez trabajemos para esas 5...

-¿Todo esto lo han ido recogiendo de las instancias de intercambio que generan con el público cuando acaba la función?   
-Si, la instancia de la charla mayoritariamente nos da información muy valiosa. Nos preguntan si el pene es de verdad, si es de mentira. Ya van como 10 personas que preguntan cuál es el actor que hace de muerto y nada más. Si la retardada es retardada o no. En general, el tema importa poco, la manera es cómo lo planteas. Cuando vos trabajás sobre los límites te das cuenta que al espectador lo que le queda resonando mucho son esos límites de la representación. "¿Están haciendo esto de verdad o de mentira?".

-¿Por qué crees que se da esto?  
-Porque es teatro, que es lo interesante. Uno en el cine no se lo cuestiona, pero como es teatro y la pija está ahí y la retardada está ahí y la inválida está ahí, yo tengo una necesidad de saber. Porque si yo no sé me queda en la cabeza y no lo soporto mucho.

-¿Esto es funcional a lo que quieren plantear o les juega en contra?
-Para nosotros viene a favor. Lo que pasa es que no partimos de un tema que queremos comunicar. Si quisiéramos comunicar un tema nos jugaría en contra. Pero para nosotros el tema es la excusa para mostrar una forma de contar y lo que queda resonando es justamente la forma de contar, entonces funciona. El que viene a ver "Obscena" no se lleva una reflexión sobre la dictadura...

- Que es un tema que además no te interesa trabajar particularmente...
-En particular no, aunque me parece un tema que sí puede aportar en la medida que aporte a una nueva forma de contar teatro.

-Y en lo que refiere a esta forma de contar... ¿se plantearon límites?
-No. Si no pasamos límites fue porque no eran efectivos y quedaba evidente que era falso. Hacíamos cosas reales y pasábamos un límite de no estar representando. Nuestro interés no era tanto presentar, queríamos representar.

-Otra particularidad del espectáculo es que ruegan a los espectadores que no aplaudan una vez acabada la función...   
-Nosotros trabajamos con (Jean) Baudrillard que tiene una tratado sobre lo Obsceno, con Pasolini que tiene un tratado con 32 puntos para el Nuevo Teatro, etc. Uno de los puntos trata sobre el aplauso y pide que se deje de aplaudir y se cambie por una charla al final del espectáculo. Ese es el pedido que hacemos. Saludamos al inicio para que no parezca falta de agradecimiento.

-Desde el título se anuncia que "todo será mostrado" y sin embargo una escena crucial se resuelve en la oscuridad...
-Tuvimos una discusión sobre cuánto había que mostrar y cuánto no. Sentíamos que lo que había para mostrar en la oscuridad que era, por un lado que una de las actrices vomitara, en otro lado que se filmara la película porno y por el otro que se matara a una de las protagonistas; no era lo que nosotros queríamos que quedara por obsceno. Nosotros lo podríamos haber hecho, pero sabíamos que iban a ser impactantes ciertas escenas. Como que la obra finalmente cuando vos tratás lo obsceno se reduce a cuánta teta se ve, que se mata o se viola. El final venía porque todo ha sido mostrado. Incluso lo que estaba ahí ya había sido mostrado anteriormente. La historia llega a consumarse de cierta manera en los temas que trabaja, en lo violento cuando se llega a la muerte, en lo escatológico con todos los vómitos y en lo pornográfico con el sexo. La historia no termina porque todos los conflictos se resuelvan sino porque todo llega a su punto máximo.

-Hace unas semanas el Teatro Circular estrenó, con la dirección de Ramiro Perdomo "Más vale solo", la primer obra que escribiste.  Tiene el germen de los temas que has desarrollado posteriormente y han sido la materia prima de tu trabajo.
-En realidad eso lo tuve que asumir cuando se repetían las obras. No era que dijera "uy, tengo que escribir obras sobre la familia y sobre la muerte". En realidad fui escribiendo obras y cuando llegué a la séptima o la octava, todos me decían "bueno, estos son tus temas". Y bueno, ahí dije "si, no puedo negarlo". No era que estuviera pensando en "a quién voy a matar ahora".  Como un hecho natural cuando pienso en una historia, la pienso en un núcleo familiar. Cuando pienso en la violencia, pienso en la muerte. Hay cosas más naturales en mi generación. Nuestra generación no ve el núcleo social en la política, como otras que vivieron la dictadura.

Por otro lado, la violencia y la muerte es algo más natural a mi generación. No es que antes no se matara sino que está mucho más expuesto y puedo ver un asesinato o una violación y no me parece terrible. En la primera exposición de cine se desmayaron con el ferrocarril cuando pasó; eso es impensable con el mecanismo de pensamiento de hoy con los videoclips y la era del zapping. Es como nací, fui creciendo y como me eduqué. Es un poco sesuda aunque quiera hablar de otras cosas. Lo que pasa es que últimamente lo he asumido, aunque  no es que me interese particularmente.

-Es tu primer texto. Una época en la que acostumbrabas a actuar, algo que hace tiempo no haces y que te gusta más que los roles que desempeñas habitualmente.
-Este año vuelvo a actuar. Probablemente con Mariana Percovich. Si vuelvo a actuar es con ella porque tiene un concepto de la actuación y del trabajo del actor que a mi me gustaría mucho desarrollar. Mariana sigue siendo en ese sentido mi maestra.

Este año además me voy en julio a una residencia internacional que es la más importante de dramaturgia, The Royal Court Theatre. Ellos te seleccionan para que escribas una obra nueva tomando clases con ellos. Mariana fue la única que ha ido. Ahí daban clases  por ejemplo Sara Kane, Martin Krimp, Harold Pinter; todos los grandes pasaron por ahí.

-¿Y con complot?
-Yo me dedico más que nada a reponer porque estoy en un proyecto grande para el año que viene con "Mi pequeño mundo porno". Repongo "Uz y el pueblo" en setiembre en el UnderMovie y repuse "Obscena". Ahora "Mi muñequita" va al Solís y sigue con giras internacionales. Hacemos una gira nacional con "De corazón" que es una pieza que tenemos con Martín Inthamoussú. Hay una gira nacional de "Una lluvia irlandesa" de Mariana Percovich. A su vez, Ramiro Perdomo va estrenar su primer espectáculo en Complot en una co-producción con Baco Teatro (los creadores de Rescatate).


Ficha de "Mi Muñequita (la farsa)"

Elenco: Cecilia Sánchez, Leonardo Pintos, Dahiana Méndez, Mateo Chiarino, María Cecilia Cósero y Gabriel Calderón
Funciones: Miércoles 1º a sábado 4 de abril - 21:00
Lugar: Sala Zavala Muniz – Teatro Solís

Ficha de "Obscena"

Elenco: Bruno Pereyra, Carolina Naser, Clara Melo, Estefanía Machado, Federico Bertrand, Ileana Silva, Lucía Santos, Lucía Tabárez y elenco
Funciones: Domingos 22.30 horas
Lugar: Espacio Palermo

Ficha de "Más vale sólo"

Elenco: Alma Claudio, Paola Venditto, Gustavo Bianchi, Moré, Victoria Césperes, Silvana Magrini
Funciones: Viernes y sábados 21:30 - Domingos 19:30
Lugar: Teatro Circular