Fans en Times Square se niegan a creer que murió
Su ídolo ha muerto, pero para los fanáticos de Michael Jackson que se enteraron de la noticia en Times Square este jueves en Nueva York, el Rey del Pop es un mito que seguirá vivo por siempre.
Con lágrimas que corren sobre sus mejillas, Chantal de Roy van Zuydewijn mira hacia la pantalla gigante de la plaza céntrica de Nueva York, donde un cartel anuncia inexorable: "Michael Jackson muere a los 50 años".
"Es una leyenda, es un genio", dice a la AFP esta turista holandesa de 28 años, que tenía una entrada para uno de los conciertos de la gira de regreso del ídolo al escenario a partir de julio y se niega a hablar en pasado.
Chantal, que dijo admirar a Jackson "desde los 3 años", había conseguido una entrada para enero -en la etapa prevista en Londres- y no puede creer que su sueño no se vaya a cumplir. "Era parte de mi vida", dice.
Amanda Solenne es una negra estadounidense de Long Island (este de Nueva York), tiene 16 años y al enterarse de que el cantante había sufrido un ataque cardíaco acudió a la plaza con dos amigas.
"Estábamos en Central Park cuando nos avisaron por teléfono y decidimos venir aquí a ver qué pasaba. No lloramos, pero es muy deprimente", dice.
"No creo que vaya a morir", persiste Solenne, aunque la noticia ya era un hecho confirmado y en boca de todos. "Era el artista de entretenimiento más exitoso de todos los tiempos". "Yo quería comprar entradas para su gira de regreso", agrega, casi incrédula.
"Prepararse para un show de esa envergadura resultaba muy estresante", dijo a la AFP el productor Jay Coleman, que representó al artista en los años 80, especialmente para los anuncios publicitarios realizados para Pepsi.
Al igual que otros fans del artista, turistas y curiosos, Coleman se enteró de la muerte de Jackson en directo en Times Square a través de la pantalla gigante.
El regreso del artista al escenario había sido ampliamente publicitado tras su reclusión voluntaria desde que fue absuelto en 2005 de una acusación de abuso de menor.
"Por sicótico que fuese, lo adorábamos", dice Amanda, que no cree que los problemas de los últimos años logren descender a su ídolo del pedestal.
Para algunos, es precisamente la incondicionalidad del público de este artista que cultivaba el perfeccionismo lo que tal vez le haya costado la vida al generar una expectativa imposible de colmar. Pero también probablemente contribuya al reafirmarlo como un mito imperecedero ante la posteridad.
Según Coleman, "las expectativas de los fans eran que Michael Jackson sería tan grande como en el pasado". "Él era un perfeccionista y se involucraba a fondo en la preparación de un show, cada detalle era muy importante".
Jackson "era una personalidad muy excéntrica", concede Coleman, que recuerda sobre todo de Jackson su profesionalismo en el escenario y su capacidad para manejar su imagen como algo inaccesible, una aspiración colmada de forma definitiva aunque probablemente involuntaria con su muerte prematura.