Cultura

Soledades urbanas en el Solís

Soledades urbanas en el Solís

Se estrena en la Sala Zavala Muniz del Teatro Solís Tercer Cuerpo, la historia de un intento absurdo, la nueva obra del dramaturgo argentino Claudio Tolcachir y la compañía Timbre 4.

Por Nicolás Batalla, de Espectador.com

A través de la ruptura del espacio escénico, el director propone la historia de cinco personajes unidos por la soledad y la incomprensión. La obra irá este jueves, viernes y sábado a las 20 horas.

- ¿Cuál es la historia de Tercer Cuerpo?
- Son cinco personajes. Tres de ellos comparten un lugar de trabajo que es (muy posiblemente) una oficina pública del Estado que ya no cumple ninguna función, donde el trabajo que ellos hacían ya no se hace más. Son tres personajes que comparten muchas horas del día uno con otro pero, al mismo tiempo, no conocen nada de la vida real, de su vida personal.

Hay dos personajes más que están por fuera de esa oficina, una pareja de jóvenes bastante conflictiva que está entre el amor y el odio. Y lo que hay en común en estos cinco personajes tiene que ver con la soledad. Que es, de alguna forma, un problema urbano. Estos personajes tienen claro que algo les falta. Tienen claro que algo necesitan para conectarse con su vida. Puede ser el amor o un hijo. Una familia o una casa. Algo que tiene que ver con la plenitud  y o con el tener un sentido para levantarme en la mañana. Y atrás de eso están estos cinco personajes. Por otro lado, tiene cada uno un secreto muy fuerte para con los otros, que tiene que ver con su intimidad, con lo que ellos son, con su vulnerabilidad. El conflicto estalla, de alguna forma, cuando ese secreto se devela. Y esos cinco personajes se encuentran cara a cara con lo que son y con lo que venían ocultando, su soledad.

Digamos que son cinco historias de soledades urbanas que comparten un mismo espacio y terminan quitándose las máscaras unos a otros.

- ¿Por qué te pareció una oficina el lugar adecuado para contar esa historia?
- El espacio de trabajo me pareció interesante  justamente por ese nivel de convivencia que uno tiene con quienes trabaja y al mismo tiempo no conoce. No saber cuál es la soledad o el dolor del otro que es tal vez la persona con la que más horas del día comparto. Sin embargo, no nos conocemos. Además ese ámbito de lo social. Del éxito de cumplir con un trabajo, de realizarse. Es como otra familia que uno arma en esos círculos de trabajo.

Es una oficina actual. Lo que pasa es que está muy caída en desuso porque ya no sirve nada de lo que ellos hacen. Ya no funciona el teléfono, no tienen gas, no tienen luz, no anda el ascensor. Poco a poco van cayendo en desgracia en ese lugar. Que es también un sentido de estar trabajando muchísimas horas en algo que ya no les pertenece. Que no tiene que ver con ellos.

- ¿Cuál sería el "tercer cuerpo"?
- Es una mezcla. En Argentina se le llama tercer cuerpo a la tercer línea de edificios. Vos tenés (por ejemplo) el segundo piso del tercer cuerpo. Es como un gran edificio dividido en cuerpos. También tiene el sentido de un tercer cuerpo de algo que falta. Algo que se necesita para sentirse pleno.

- ¿Es un espectáculo absolutamente nuevo o un espectador atento puede encontrar líneas de reflexión comunes con La omisión de la familia Coleman?
- Como mínimo es el mismo autor. A sí que seguramente son parientes en alguna mirada que uno pueda tener sobre las cosas. El mundo es otro. Porque aquí no hay familia, el espacio no es una casa sino que es un espacio ajeno a todos. Es otro tipo de puestas porque otra particularidad de la obra es que transcurre en muchos lugares: en una oficina, en un departamento, en un bar, en otra casa. Hay un sistema de puesta que es muy simple pero que tiene que ver puramente con los actores. No hay cambios de luz, no hay cambios de escenografía. Es simplemente el actor y el texto que ubican al espectador en un nuevo espacio. Un consultorio médico, un restaurante. Es llevar al extremo la posibilidad del espectador de dejarse llevar por el cuento que narra el actor y no necesitar ningún elemento de ayuda técnica para crearse esa historia.

- ¿Cómo es el proceso desde que se te ocurre la idea de la obra hasta el estreno?  
- En este caso, escribí la obra durante las giras de La omisión de la familia Coleman así que no tuve la oportunidad de improvisar con los actores. Pero sabía con qué actores quería trabajar, son parte del grupo también. Cuando escribo, trato de no imaginarme cómo va a ser la puesta para no limitarme ni solucionar nada. Pienso que el director ya se las va a arreglar y lo va a solucionar.

- ...¿y cómo se llevan el Tolcachir escritor con el director?
- Mirá... no se hablan. No se comunican. Yo escribo y trato de no hacerme problema. Escribo lo que quiero y después que el otro se arregle. Después cuando la dirijo me pasa de verdad de preguntarme ‘¿y este cómo quiere que lo haga?’. La verdad es que no estaba escrita para esta puesta. Después, yo en conflicto con el texto, tratando de buscarlo cómo hacerlo porque era complejo, le encontré esta solución. Con La Omisión.. también me pasó. Se me hace una división de personalidad  que uno escribe y el otro dirige y cada uno anda por su lado.

- Es una obra que ha sido bastante premiada. ¿Cuánto aporta esto desde el punto de vista artístico? ...¿o el reconocimiento va por un lado y lo artístico por otro?
- Es muy hermoso todo reconocimiento. Porque tiene que ver con que a la gente la conmovió, le gustó el trabajo, le llamó la atención. Eso produce mucha felicidad, a mi me da mucha felicidad que nominen y que premien a los actores con los que trabajo porque sé que son talentosos y me encanta que se los tenga en cuenta y se los digan a ellos.

Lo más fuerte y lo que siempre es más potente es el encuentro con el público y lo que pasa ahí frente a la platea. Ese es el momento de abismo, tensión y de máxima felicidad que nos pasa en cada lugar que vamos.

Detalles de la obra:

Elenco: Melisa Hermida, Daniela Pal, José María Marcos, Hernán Grinstein, Magdalena Grondona.
Jueves 10, viernes 11 y sábado 12 de setiembre, 20:00 hs
Localidades: $500