Falleció Juan Carlos Mareco
El actor, locutor y animador radial y televisivo uruguayo Juan Carlos Mareco, de gran popularidad en Argentina, falleció este jueves a los 83 años. Era conocido como "Pinocho", fue presentador del Topo Gigio y creador de ciclos como Cordialmente.
Juan Carlos Mareco se fue de Uruguay para Argentina en la década de 1940 en busca de una oportunidad para triunfar, como han hecho tantos otros uruguayos. Al llegar a Buenos Aires fue apadrinado por otro uruguayo, Wimpy, quien lo vinculó a la radio porteña y le puso el seudónimo de "Pinocho", que el artista usó durante décadas.
Figura fundamental de la radio y la TV argentinas, Mareco nació el 26 de enero de 1926 en la ciudad de Carmelo, departamento de Colonia, y muy joven ingresó al ámbito radial de Montevideo, donde se destacó como actor, cantante y creador de festejados personajes.
En Canal 7 debutó en 1954 con Gran Hotel Panamá, su primer ciclo en vivo, programa que fue seguido por La noche con amigos y Los amigos del tango. Pasado al Canal 13 condujo El show de Pinocho.
Luego de la caída de Juan Domingo Perón fue radiado de los medios argentinos por su supuesto apoyo al mandatario depuesto y debió sobrevivir de la venta de artículos para el hogar y animando fiestas infantiles, hasta que a fines de la década los canales volvieron a acordarse de él.
En declaraciones hechas en 1987, ya con su programa Cordialmente en las mañanas de Radio Mitre afirmó que se levantaba a las 5 de la madrugada para estar bien informado y que si no leía siete libros por semana no se sentía conforme.
Quienes criticaban su estilo decían que era demasiado amable con sus entrevistados, sobre todo si pertenecían al ámbito político. Mareco se defendía diciendo que en "un país donde existe un grado muy alto de agresividad en los medios de comunicación", alguien como él, que trataba con cariño a sus interlocutores, era visto como algo extraño.
Recordó el afecto que el ex presidente Perón le dispensaba y que en los primeros años 50 el líder había dicho: "¿Quién será ese uruguayo que no hace groserías trabajando en la radio y en el Maipo?".
Contrariamente al parecer popular, Mareco decía no creer ser "amigo de todo el mundo" y que ese epíteto le molestaba, y que si a alguien le debía algo era a sus siete nietos y a sus cuatro hijos, ya que "nadie me aduló en la mala".
La fama de Mareco atravesó el océano y cumplió varias temporadas en la TV madrileña, hasta que en 1966 se radicó en Chile, donde hizo Casino Philips en la TV santiaguina. Poco después regresó para secundar al recordado Topo Gigio, que enterneció por Canal 13 a chicos y grandes.
Su aparición en el cine fue con Detective a contramano (1950), de Adolfo L. Fabregat, filmada en Montevideo, un enorme éxito de la época en el entonces inexistente cine uruguayo, y el mismo año enfrentó las cámaras argentinas con El otro yo de Marcela, de Alberto de Zavalía, con Delia Garcés y Alberto Closas.
Su carrera en el cine no fue copiosa pero incluyó ¡Qué hermanita!, con Olga Zubarry, y El patio de la morocha, con Virginia Luque, ambas de 1951, y Su seguro servidor (1954), tras la cual su carrera se interrumpió.
Recomenzó en 1961 con un "pastiche" titulado Una americana en Buenos Aires, donde debía lidiar con un elenco importado en el que estaban Mamie van Doren, Jean-Pierre Aumont y Carlos Estrada, Guido Gorgatti y Nathán Pinzón.
Hizo también algunas películas en España, acompañó al Topo Gigio en El mago de los sueños (1966) y sus últimas apariciones en la pantalla grande fueron en el musical Una ventana al éxito (1966) y la picaresca La Cigarra está que arde (1967), junto a un elenco multiestelar donde estaban Olinda Bozán, Angel Magaña, Zulma Faiad y el también oriental Santiago Gómez Cou.
Casado en varias oportunidades, una de ellas con la vedette y actriz Mariquita Gallegos, el artista contrajo enlace en 1988 con Elena Luisa Galtieri, con quien llevaba 13 años de convivencia y resultó la definitiva mujer de su vida.
Multipremiado en Argentina y en el exterior, obtuvo ocho veces el Martín Fierro, cuatro -1967, 1968, 1971 y 1972- por su labor individual y otras cuatro por trabajos en equipo.
En 1986 fue distinguido como caballero de la Orden de San Martín de Tours, y un año después recibió el premio Malvinas que otorgaba el Senado de la Nación.