Entrevistas

El Auditorio Nacional Adela Reta ya es una realidad

El Auditorio Nacional Adela Reta ya es una realidad

Tuvieron que transcurrir 22 años, cinco gobiernos e innumerables contratiempos, pero finalmente el viejo Estudio Auditorio del SODRE, ahora llamado Auditorio Nacional Adela Reta, fue terminado y el sábado 21 de noviembre será escenario de un concierto inaugural. Isidoro Singer, integrante del estudio encargado de la dirección de las obras, relató a En Perspectiva la verdadera odisea que significó el proceso de construcción de este complejo cultural de 25.000 metros cuadrados y características que lo equiparan a las mejores salas del primer mundo. "Hacer una sala es como el oficio de un luthier, es un instrumento musical, o no; este se convirtió", afirmó.


(emitido a las 9.08 hs.)

EMILIANO COTELO:
¿Dónde estás, Rosario?

ROSARIO CASTELLANOS:
Estoy instalada en lo que creo que va a ser mi localidad abonada: en la butaca 1 de la fila AA, al medio exactamente de la platea alta de la nueva sala del auditorio del SODRE.

EC - Ya te instalaste allí.

RC - Me instalé, es cuestión de apurarse para lograr la mejor ubicación. Más allá de que les aseguro –porque he probado hasta la fila del paraíso– que aquí se ve de todos lados excepcionalmente bien, un poco más chico el escenario en todo caso, pero es un escenario muy grande. Además todavía está su boca completa, porque no se ha colocado el telón de terciopelo, una boca que tiene 16 metros de ancho por 12 metros de alto –o al revés–, y tiene la caja acústica ya instalada, porque lo primero que se va a estrenar mañana en la noche es con un concierto de OSODRE dirigido por el maestro Federico García Vigil. La caja acústica con todas las sillas y los atriles de los músicos ya está instalada en el escenario en la medida que se han hecho pruebas de sonido estas noches anteriores y parece que la última prueba que faltaba ha pasado con las mejores notas, más allá de que lo que estoy escuchando en este momento son taladros y martillos, porque se está trabajando a full, a todo ritmo, para terminar con los detalles que siempre llegan sobre el final para completar la sala.

De la sala principal lo poco que falta son las alfombras caminero para los pasillos de ingreso a las localidades, el frente del escenario y el gran telón de terciopelo; no así el telón cortafuegos que está instalado. El escenario se ha agrandado hacia delante, se ha utilizado parte del enorme foso previsto para la orquesta para adelantar el proscenio y otra para agregar butacas en primera fila a la platea. Y el óvalo –que viene a ser el equivalente a las arañas de los teatros tradicionales– todavía no ha sido plenamente resuelto. El resto está en funcionamiento, los halls con unas maravillosas terminaciones, sobre todo esa disposición generosa, que espacialmente es uno de los granes aciertos de este proyecto, hay una vinculación muy franca hacia la calle, con una gran generosidad de espacios y una interacción visual entre los distintos niveles que le dan esa grandiosidad al espacio de acceso en contacto con la calle, que es parte del encanto del proyecto. Eso está terminado, en este momento se están colocando las alfombras y hay un olor a pegamento de alfombra impresionante. Y a full limpiando vidrios para que todo esté pronto para la inauguración. El Estudio Auditorio después de tantos años va a ser un referente en cuanto a su actividad y en cuanto a aspecto y significado arquitectónico en la ciudad de Montevideo.

***

EC - Veinte años después de iniciadas las obras, finalmente llega el momento de inaugurar la nueva sala Eduardo Fabini del SODRE, el buque insignia del nuevo Auditorio Nacional Adela Reta.

En aquella misma esquina de Andes y Mercedes, donde hace 38 años se incendió el legendario Estudio Auditorio del SODRE, nace ahora un complejo de salas mucho más ambicioso que el original.

Los aficionados a la música, el teatro y la danza deben de estar esperando ilusionados ese concierto inaugural de mañana. Ni que hablar que deben de estar ansiosos los artistas que tendrán en este nuevo espacio una plataforma privilegiada para el desarrollo de su vocación y su creatividad. Pero, sin duda, la persona que me acompaña hoy en el estudio es una de las que más soñaban con un acontecimiento como el que se viene.

Se trata del arquitecto Isidoro Singer, integrante del estudio que tiene a su cargo la dirección de las obras en este tramo final, luego de haber ganado en 1987 el proyecto para su diseño.

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EC - Vamos a ubicar el estudio ganador del concurso.

ISIDORO SINGER:
Somos el arquitecto Di Pólito, el arquitecto Magnone, el arquitecto Vanini y yo.

EC - Las obras para la construcción de este complejo de espectáculos del SODRE comenzaron hace exactamente 20 años, en 1989, al final del primer gobierno del presidente Julio María Sanguinetti. Pero usted y su equipo en realidad llevan más tiempo vinculados al tema, porque están trabajando desde 1986, cuando se pusieron a pensar el proyecto que iban a presentar al concurso que ganaron en 1987.

¿Qué sienten usted y sus compañeros ahora que aquella idea va a hacerse realidad?

IS - Lo que sentimos es que hemos cumplido con una responsabilidad ciudadana, es lo primero. Me importa mucho decir que en estos 23 años hemos estado constantemente vinculados al edificio, nos hemos involucrado de una manera que va mucho más allá de la arquitectura, hemos sido parte en diferentes instancias, en diferentes circunstancias, siempre defendiendo a la institución. Hay un momento en que dejás de ser el arquitecto al que le importan las formas y estás tratando de empujar un proyecto social. No es la forma, no es ese objeto edificio. Entonces es una emoción –en época de elecciones esto suena un poco...– muy de uruguayos que han cumplido con su deber.

EC - ¿Por qué menciona  el aspecto electoral?

IS - Porque es una frase un poco rimbombante, "hemos cumplido con nuestro deber", pero lo siento así y por lo tanto estamos muy orgullosos, porque nuestra responsabilidad ciudadana predominó o fue junto con nuestra responsabilidad profesional. Al SODRE lo queremos sí o sí, es lo que pasa a veces en los matrimonios, en fin, uno quiere, pasa el tiempo y hay una historia; lo nuestro con el SODRE es una larga historia. El momento más importante de todos fue ayer con el primer compás que escuchamos en ese ámbito.

EC - Rosario hablaba de pruebas de sonido, pero lo de ayer fue mucho más que una prueba de sonido, fue un preestreno.

IS - Estábamos algunas personas y estaban Federico García Vigil, toda la orquesta, el coro, era una situación si querés íntima, pero cuando sonó el primer compás nos quedamos helados todos. Puedo decir alguna incoherencia, pero me pareció que él paró también por el impacto, porque por otro lado –y lo puedo decir tranquilo, sin falsa modestia, porque no es un mérito que nos podamos otorgar a nosotros, hemos contribuido– la acústica es extraordinaria, a mí me pareció extraordinaria, pero después lo dijeron los músicos, García Vigil lo dijo de una manera muy efusiva, como diciendo que nunca había dirigido en un lugar como ese. Eso fue anteayer; ayer fui al otro ensayo.

Eso es lo que en este momento nos embarga de emoción, porque finalmente la celebración es más importante que el objeto donde se celebra. La celebración es la música, el sonido, la alegría de la gente. Porque hay muchos tipos de proyectos que vos inaugurás y qué sé yo, pero no hay celebración, vos podés hacer un hospital maravilloso, podés hacer un edificio de apartamentos, podés hacer montones de proyectos y te sentís contentísimo, pero esto es celebración pura, porque hay mucha gente emocionándose y va a ser un lugar de emociones. Que se haya creado ese espacio y se haya producido eso, ese primer compás para mí es de la misma intensidad que cuando recibimos la noticia de que habíamos ganado el concurso.

EC - ¿Qué edad tiene usted?

IS - Demasiado, 69.

EC - ¿En algún momento pensó que el edificio no se terminaría nunca, o que por lo menos usted no llegaría a ver la inauguración?

IS - Sí, que nos moriríamos. Lo pensamos sobre todo Vanini y yo; los otros tenían alguna esperanza un poco mayor.

EC - Son más jóvenes.

IS - Sí, pero pasan ómnibus, hay pila de cosas que te pueden pasar.

EC - Los atormentaba la idea de que este proyecto no se concretara.

IS - Atormentar no, porque, como todo en la vida, te vas acostumbrando, pero lo peligroso es eso, el acostumbramiento. Íbamos a una reunión y durante 20 y pico de años la pregunta "¿y qué tal el SODRE?" nos tenía recontrapodridos, en las reuniones cuando te decían "¿qué tal lo del SODRE?" decías "es un tema que no quiero tocar", porque volvías a decir lo mismo. Ahora por suerte tenemos otra cosa de la que hablar.

EC - En ese interés y en ese contacto permanente que usted decía han mantenido con este proyecto y con todas sus peripecias en estos 20-23 años, también estaba de por medio el celo, el custodiar aquella idea para que no se desinflara.

IS - A muerte. Atención: no la idea, porque la gente dice "los arquitectos querían...". La idea es el Complejo SODRE. En esta concreción hay muchísima gente, no son cuatro arquitectos, qué buenos que son, hicieron ese edificio. Sería interminable, nos llevaría 20 y pico de minutos nombrar a todos a los que han incidido de muchas maneras en esto. Era un celo en cuanto a avanzar en la calidad, en cuanto a incorporar a las personas adecuadas. Hacer una sala es como el oficio de un luthier, es un instrumento musical, o no; este se convirtió. Al principio tratamos de convencer a la institución de contratar a consultantes en materia de técnicas teatrales, es un tipo de consultantes muy especializados que principalmente hay en Estados Unidos e Inglaterra, y acústicos de renombre internacional. Eso no funcionó, seguimos trabajando con el proyecto, pero cuando vino el período de Adela Reta, que merece absoluta y totalmente el nombre del complejo, ella entendió inmediatamente, porque era una persona que hablaba poco, entendía rápido y actuaba rápido. Para mí fue una mujer extraordinaria. Ella llevó a que encontráramos a JaffeHolden, que son los especialistas de acústica, y a Theater Projects, que son los especialistas en técnicas teatrales, y con ellos trabajamos en conjunto. Vinieron acá, se encariñaron mucho, hicimos modificaciones en la sala y llegamos a la sala que es hoy, que no es exactamente la que ganó el concurso. En lo conceptual sí, pero en la concreción se llegó a un afinamiento en nuestras intenciones y a unos refinamientos acústicos que están fuera de nuestras posibilidades, así como fuera de las posibilidades de los arquitectos más famosos del mundo, que estos y otros consultantes respalden este tipo de proyectos.

EC - Es interesante conocer de qué manera se resolvieron, con qué asesoramiento, esos aspectos que son los más críticos, los más delicados en un edificio como este.

IS - Absolutamente, es el instrumento.

EC - En 20 años ¿el proyecto no envejeció? Por ejemplo, el concepto de este complejo de sala de espectáculos ¿mantiene vigencia? ¿No han surgido en estos años otros diseños, otras tecnologías para este tipo de salas?

IS - No. Un edificio no puede ser algo que lo hacés y decís "está superado" a los cinco años. Podrá estar superada una boutique, puede estar superada una campaña publicitaria, etcétera; un edificio debe permitir que la evolución de las situaciones que en él se produzcan sea albergada, y en este proyecto – eso es mérito nuestro– el grado de abstracción y de simplicidad de la estructura hace a la versatilidad del uso. Por ejemplo, en la cumbre funcionó fantástico en diferentes aspectos.

EC - Sí, el complejo que ahora se va a llamar Auditorio Nacional Adela Reta tuvo ya algunas utilizaciones en etapas en las que se encontraba en proceso de construcción. Una de ellas fue en octubre de 2006, cuando se instaló en lo que ahora va a ser la Sala Eduardo Fabini la sala de prensa de la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno. Fue una idea que impulsó el contador Enrique Iglesias, quien entre otras cosas quería que los jefes de Estado que vinieran a Uruguay conocieran esa obra que estaba sin terminarse, porque tenía la idea de ver si podía recoger fuera del país apoyo financiero para pegarle el empujón final.

¿Qué decía a propósito de aquella oportunidad?

IS - En esa oportunidad se vieron la versatilidad y las posibilidades de uso. Ahora que dijiste Enrique Iglesias, no sé cómo se llaman esas personas que te protegen toda la vida, viste que uno tiene alguien que siempre lo ayudó...

EC - ¿Un ángel de la guarda?

IS - El ángel de la guarda del Complejo SODRE es Enrique Iglesias. En silencio, tranquilo, constante. Porque a mí me das un micrófono y puedo hablar hasta dentro de tres días.

EC - Está claro que este tema y esta situación en particular lo tienen particularmente emocionado. Pero usted mencionaba el antecedente de octubre de 2006 porque ahí esto que todavía no estaba terminado se utilizó para algo que en principio no estaba en el proyecto.

IS - No estaba, pero es un lugar que permite congregar gente que haga determinadas cosas, que hoy son A y mañana serán B, que haya conexiones con los que preparan cosas que van a pasar en un lado mientras otras están pasando en otro lado. Podría haber un congreso de neurología perfectamente. El tema de congresos, que es toda una industria. Ya hace 10 o 12 años el Victoria Plaza quería hacer, si se terminaba, el congreso mundial de congresos en esta sala; no se terminó en aquella época, pero con este objeto Montevideo y Uruguay, así como con el aeropuerto y muchas cosas más, incrementan su valor, incrementan su versatilidad. Porque la capacidad y las características acústicas, etcétera, hacen que esto rápidamente se disperse y determinadas orquestas digan "me interesa ir allá". Nos pusimos en el circuito.

EC - Remarco lo que decía recién, porque lo conversamos en una entrevista con usted mismo en octubre de 2006 . A todos los destinos que originalmente se le habían previsto a este complejo de salas de espectáculos, con el correr del tiempo se le incorporó, y hoy de hecho forma parte de las posibilidades que ofrece este edificio, la de ser un centro de convenciones, funciona perfectamente como centro de convenciones con ese detalle absolutamente relevante de contar con una sala para 2.000 personas, con perfecta visibilidad, pero además cuenta con las instalaciones de apoyo que siempre se requieren. Están los locales dentro del propio complejo para todos los equipos de asesores, traductores, reunión de comisiones; eso también podría funcionar acá.

IS - Totalmente.

***

EC - Hablemos un poco más en general: ¿cómo concibieron este edificio? ¿Qué es en resumen? ¿Qué comodidades tiene?

IS - Es un complejo cultural.

EC - ¿Es correcto lo que yo decía en la introducción, que es algo más ambicioso que el viejo Estudio Auditorio?

IS - Totalmente, no tiene nada que ver. Tiene un auditorio, pero tiene muchas cosas más, tiene todo un espacio público que según la imaginación de las personas que van a gerenciar o a administrar esto, podrán convertirlo en lo que quieran.

EC - La Sala Fabini tiene 2.000 localidades.

IS - Son 2.006 localidades.

EC - ¿Cómo es en comparación con la del viejo Estudio Auditorio?

IS - Creo que el viejo estudio tenía 1.000; es el doble. Pero aparte de eso está la sala C, están otros espacios que Rosario ya comentó.

RC - Quiero hacer hincapié en eso, porque es cierto, un estudio auditorio por lo general es un espacio cerrado, un espacio donde se desarrollan actos culturales de altura, en cierta forma un poco elitista. Pero en el proyecto de ustedes he hecho mucho hincapié en todo ese espacio que envuelve, que está a mitad de camino entre ese corazón y la calle. En esa medida creo que hay una intención del proyecto de abrir el teatro a la calle y a la gente. ¿Me equivoco?

IS - No; cuando nos reunimos por primera vez para hacer un concurso lo primero que dijimos fue: ningún lugar de la fachada puede estar cerrado a la calle, y si medís la fachada –que es toda la calle Mercedes y el pedazo de Florida y el pedazo de Andes– debe de haber tres metros que no son transparentes. Porque cuando ves un teatro en general parece un hospital, es cerrado, de esto no hay nada. Fue lo primero que dijimos: si llueve queremos que la gente se proteja de la lluvia y que pase de Florida a Andes por dentro del teatro, y que vea una serie de cosas.

Una de las cosas que me quedaron grabadas: con Di Pólito viajamos a Estados Unidos, a Canadá, hicimos una serie de viajes para encontrarnos con nuestros asesores, y en el lugar más fino de Miami el director nos dijo: "Miren que acá hay barrios marginales terribles. ¿Saben cuál es la mejor lucha contra la droga? Esto, lo que hacemos nosotros". Los tipos siempre, todos los días, en los ensayos, en lo que fuera, traían las escuelas, les explicaban, les mostraban lo que era la danza, les explicaban a los chicos desde chicos. "Son no sé cuántos cientos, pero capaz que de acá hay cuatro o cinco que encuentran un camino. Ya salvamos a cinco personas", dijo. No lo olvido más, era bruto teatro, incluso fuera tenía una especie de auditorio para rock. Eso me llegó, constantemente iban de los liceos carenciados, gente carenciada que venía en ómnibus, los traen y los tipos de pronto se despiertan... Y uno dirá "trajeron 500 y se despertaron cinco"; son cinco personas. Hay mucha cosa para hacer.

EC - Rosario, tú estabas describiendo cómo es este complejo.

RC - Me refería a eso, esa especie de lugares en los cuales puede ocurrir un espectáculo que se puede ver desde la vereda. O el gran concierto que va a suceder en la sala pero que tiene todo un movimiento en los halls de acceso que la gente va a poder ver desde la vereda. Hay una transparencia de la actividad que lo va a hacer mucho más tentador, creo que va a vender entradas el hecho de ver un teatro lleno en una función anterior.

EC - Es enorme, son 25.000 metros cuadrados, el predio es más grande que el originalmente ocupaba el Estudio Auditorio, porque el Estudio Auditorio estaba en la esquina misma de Mercedes y Andes, y este terreno avanzó hacia Florida, ocupa toda la cuadra de Mercedes entre Andes y Florida, y también tiene una salida por Uruguay. Entonces dentro de ese complejo, de esa cáscara, buena parte de ella vidriada, los uruguayos van a encontrar la sala principal, la Fabini, la Sala Balso...

IS – La sala alternativa. Y van a encontrar muchos espacios de representación que pueden ser conquistados por grupos diferentes. Hoy en día el espacio escénico ha llegado a la calle, el espacio alternativo como se le llama, es lo más frecuente en el teatro juvenil.

RC - Hay uno muy claro, el acceso por la calle Andes ingresa a un espacio que al fondo tiene las boleterías y en los costados arrancan las dos enormes escalinatas. Ese puede ser un espacio escénico y las escalinatas pueden transformarse en gradas.

EC - ¿Qué pasa con toda la infraestructura de apoyo de los espectáculos? ¿Qué ocurre en materia de talleres, vestuarios? ¿Qué pasa con la elaboración de la escenografía, el depósito de la escenografía?

IS - Te voy a contestar, porque casualmente son reflexiones nuevas y entonces me encanta, porque siempre contesto cosas que ya dije 20 veces. Yo dije: ¿qué va a pasar con el SODRE? Vos tenés una imagen mental, todos tenemos, y hay una palabra que dejás fija en tu mente porque se formó con tus experiencias, entonces SODRE en cada uno de nosotros significa algo y en otros no significa nada, etcétera. Cuando yo ayer vi los músicos había músicos muy jóvenes, cuando empecé a ver detrás del escenario había maquinistas, etcétera, había de los de antes, de edad media y había jóvenes. Entonces dije: esto es mucho más vivo, porque la vida se va a ir metiendo. No es una cosa que vos abrís y ya está la escenografía, ya están los escenógrafos y ya está todo, porque ha habido una enorme interrupción, incluso el aprendizaje se ha interrumpido. Es como que pusiste una comidita y va a atraer, se va a renovar, se va a transformar, va a haber un proceso dialéctico humano que no podemos pedir el primer día que se abre el telón. No, ahí empezó, comienza. Además un teatro es algo en construcción; viendo tantos teatros, millones –soy un enamorado de los teatros–, lo más parecido a la arquitectura es el teatro, porque de la arquitectura lo apasionante es cuando estás construyendo el edificio, y el teatro siempre se está construyendo, porque se está haciendo, se va a hacer, se termina, es de vida temporal absoluta, el edificio es un objeto, es un espacio fijo, pero la vida del teatro es temporal, todo eso va a suceder.

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EC - El complejo no termina de inaugurarse mañana, van a quedar pendientes aún algunas obras; ¿cuáles, concretamente?

IS - Lo importante que va a quedar son las salas de ensayo. Cuando hablamos de salas de ensayo hablamos de un refinamiento absoluto: sala de ensayo para la orquesta que reproduce acústicamente la situación de la orquesta en el escenario, sala de ensayo de ballet, sala de ensayo de coros, que son dos, con una vista fantástica, más sala de ensayo de solistas, más los talleres, que funcionaron como talleres de yeso, funcionaron como talleres de butacas, de alfombras, mientras se construyó esta última parte eran talleres de verdad, entrabas y había gente. Un taller es un taller, por eso lo que pasó dentro en esta última parte fue muy apasionante, era un teatro funcionando.

EC - ¿Qué relevancia adquieren esos pendientes para usted?

IS - Voy a decir una barbaridad: me encanta que estén pendientes.

EC - ¿Por qué?

IS - Vos tenés hijos, ¿no?

EC - Sí.

IS - Yo tengo tres hijos, uno es mío directo y los otros son de mi señora pero son como hijos míos. Como era mi único hijo directito lo llenaba de cosas, y no estaba bien. Si vos a toda esta gente le das todo hecho, no estaría bien. Que vean que falta esto, que hay que conquistar lo otro, mirá que están terminados los camarines, son camarines de un nivel impresionante, no los vi en Estados Unidos, no los vi en Inglaterra, la gente no sabe lo que tenemos ahí. Pero me parece bárbaro que todavía falte: señores, hagan un esfuerzo, porque la orquesta sonó brutal, sonó fantástico. Veamos cómo es la cosa y después sigamos. Esa es mi opinión personal.

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Transcripción: María Lila Ltaif


Isidoro Singer siguió conversando sobre el tema en la primera parte de la Tertulia de los viernes.

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