Entrevistas

Artista uruguayo fue seleccionado para la Bienal Internacional de la Acuarela de Shangái

Artista uruguayo fue seleccionado para la Bienal Internacional de la Acuarela de Shangái

El acuarelista Álvaro Castagnet será uno de los 15 expositores de la próxima Bienal Internacional de la Acuarela de Shangái, evento para el que se postulan miles de artistas de dicha especialidad. Entrevistado por En Perspectiva, el pintor, que nació en Uruguay pero vivió en Australia y actualmente recorre el mundo realizando talleres y conferencias, recordó sus comienzos en la práctica de esta técnica "popular y antiquísima", quizás la más difícil de todas. El ambiente que transmiten sus obras, su distintiva técnica, el hecho de que diseñe sus propios pinceles y hasta el "desorden" que reina en su atelier de la Ciudad Vieja forman parte de la singularidad de este artista y estuvieron presentes en la charla. "Es un placer desarrollarse en la actividad que a uno le gusta, y, dejando vanidad de lado, tener éxito en ella", expresó.


(emitido a las 9.01 hs.)

EMILIANO COTELO:
18 de julio vista desde arriba. Con edificios a un lado y otro de la avenida, ómnibus intentando pasarse entre sí, peatones cruzando y semáforos en rojo. Una imagen aérea de Montevideo que a muchos puede parecernos habitual, pero que acaba de trascender fronteras muy lejos de su entorno natural y de conquistar Shangái. Se trata de una acuarela y le pertenece al artista plástico uruguayo Álvaro Castagnet.

3.000 postulantes de todo el mundo se presentaron para participar de la Bienal Internacional de la Acuarela de Shangái, China, la exhibición internacional más importante de este rubro, que este año se llevará a cabo del 15 de abril al 31 de octubre, aprovechando el marco de la Expo Mundial Shangái 2010.

Ahí estará "18 de julio barrio de Montevideo", el cuadro que pintó Castagnet, uno de los 15 artistas de distintas partes del planeta que han sido seleccionados para exponer sus obras.

Vamos a conversar aquí en los estudios de radio El Espectador con Álvaro Castagnet, 12 años después de la primera vez que En Perspectiva nos comunicamos con él, cuando aún era un "uruguayo por el mundo" que vivía y trabajaba en Melbourne, Australia.

***

EC - En primer lugar te felicito por esta distinción y por todo lo que vamos a charlar después. ¿Cómo se carga con esa mochila de tanto reconocimiento?

ÁLVARO CASTAGNET:
Se carga muy fácilmente porque es un placer, es un placer desarrollarse en la actividad que a uno le gusta, y, dejando vanidad de lado, tener éxito en ella. Para mí no es para nada mochila, todo lo contrario, como dicen los australianos, es "cooking with gas", cocinando con gas.

EC - ¿Qué pasa en Uruguay con la acuarela, que tiene una escasa presencia entre nuestros artistas? No estamos hablando de cero, porque si vamos para atrás podemos citar a Torres García, Barradas, Garino, Cabrerita...

AC - Totalmente. Aparte en un medio en el que todos aquellos pintores de óleo solían hacer sketchs en acuarela como preámbulo a la concreción de la pintura al aceite. La acuarela siempre fue un medio pictórico popular y antiquísimo, porque es uno de los más antiguos del mundo. Hoy en día la acuarela está llegando a niveles totalmente preponderantes en el arte porque se pinta sobre papel de algodón puro, porque los colores con la tecnología se han hecho perennes...

EC - Tú estás hablando de algunos cambios que combaten uno de los "defectos" o las "debilidades" de la acuarela, que es esa impresión de que se nos va a ir borrando.

AC - Claro, que es una manchita muy tenue, que uno pone una acuarela en un museo y seguramente frente a las otras pinturas tiende a desaparecer. Pero hoy la acuarela tiene un lugar importante en el mundo, porque tiene una riqueza cromática que antes no tenía, tiene una mancha con colores perennes y que se fijan en un papel de algodón al cual le sacan el ácido para que el color permanezca, por dar una cifra, 500 años con la misma brillantez.

Aparte tú te referías al desconocimiento o al hecho de que la acuarela en nuestro país...

EC - Está como en una segunda o tercera jerarquía.

AC - Sí, a la sombra. Un poco es desconocimiento de lo que es hoy la acuarela internacional y a nivel competente internacionalmente. En Uruguay es difícil, o cuando yo aprendí acuarela, me tengo que remontar incluso a la primaria.

EC - Eso iba a mencionar, es una de las técnicas que todos los niños conocen, porque en los primeros años de escuela siempre hay –o había– que comprar una caja de acuarela, pinceles, etcétera. Pero después la abandonamos, y la abandonamos también como espectadores, como público.

AC - Me parece que en Uruguay no se han publicitado, no se conocen bien los atributos del medio, de la acuarela. Cuando era chico pintaba con témpera y acuarela, siempre basada en agua, pero era un medio que no trascendía. Yo tuve la suerte de viajar, porque el hecho de viajar te pone frente a un mundo totalmente diferente, y más en lo que es el métier de la acuarela. De ahí que yo tenga ese conocimiento o que me dedique más a la acuarela, por haber recabado toda esa información y experiencia en países donde la acuarela tiene un lugar preponderante. Y evidentemente, dada la globalización y viendo todo esto en forma macro, en algún momento va a llegar a Uruguay.

EC - Tú has dicho que es la más difícil de las técnicas pictóricas.

AC - Sí, a nivel internacional es muy difícil concebir una acuarela terminada y que sea impactante, por el hecho de que se tiene que pintar con los tonos. Acá entramos en un rubro si se quiere didáctico, porque en otros medios, como el óleo, que es un aceite, o el acrílico, la misma fluidez, esa masa permite trabajar con tonos diferentes. Uno en el óleo puede entrar en un tono medio o en un tono alto, puede ser un negro, y después se va a los tonos bajos, mientras que la acuarela es extremadamente sensible, porque uno pinta sobre papel, y hay un mandamiento en la acuarela que es primordial, hay que pintar de claro a oscuro.

EC - No se puede volver atrás, una vez que se llegó a una cierta oscuridad no hay manera de bajar.

AC - No hay manera; aparte queda mal, queda mal que uno ponga un lavado claro sobre uno oscuro. Además  es muy sensible al espectador, la audiencia ilustrada en acuarela lo observa perfectamente, las acuarelas quedan sucias. El tono es fundamental en el arte, quiero ser conciso y claro, entonces el problema que tiene la acuarela es que se pinta de claro a oscuro. El pintor de acuarela tiene que ver su acuarela terminada en mente para así hacer un seguimiento del tono, porque no podés pintar un negro y después un claro, tenés que hacer una especie de simplificación, el tono claro va primero, después el medio y por último el oscuro. Y ese proceso de ejecución trae aparejados problemas, es diferente y mucho más fácil el óleo, uno pinta un tono claro, un tono oscuro, y si se olvidó de las luces o quiere ir a un tono bien fuerte para darle esplendor y profundidad a la pintura, lo hace en cualquier momento.

EC - ¿Qué es la acuarela?, ¿qué es el líquido? ¿Es agua?

AC - Es agua.

EC - El nombre habla de agua.

AC - El medio es agua.

EC - En inglés lo mismo, watercolor.

AC - Sí.

EC - ¿Cómo es hoy?, ¿cómo ha evolucionado ese líquido?

AC - Se ha evolucionado por las técnicas, la tecnología ha avanzado muchísimo, antes en la jerga del arte y del acuarelista se habla de colores fugitivos y perennes, y muchos colores eran fugitivos, porque aparte de que el papel tenía cierto grado de ácido, había colores que tendían, como la palabra lo dice, a ser fugitivos. Actualmente con la tecnología el rojo de Crimson, el color que se tornaba en un ocre apagado, ese color que era el último fugitivo, hoy es permanente.

EC - ¿Cómo se logró eso?

AC - Con la tecnología actual, no sé cuál es el aditivo que le ponen para que sea perenne en el tiempo, para que se mantenga. Evidentemente los colores más fáciles de crear eran los colores tierra, los siena, los ocre, el blanco, el negro con el carbón; el azul ultramarino, que es un color fundamentalísimo, se hacía con la piedra lapislázuli, hacían un polvo y con goma arábica y quizás algo de yema de huevo lo hacían permanente. Pero cómo hacen el rojo de Crimson, que es un rojo frío, qué ingrediente le ponen para que sea permanente, no sé. El matrimonio fundamental es el papel, uno pone una mancha de rojo de Crimson, que tiene una riqueza cromática increíble, y permanece a lo largo de los años debido a que el sustento es un papel de algodón puro, un papel orgánico, que como cosa orgánica tiene un reflujo ácido que se le elimina, es un papel sin ácido. Es una asociación perfecta.

***

EC - Rosario Castellanos vistió ayer el taller de Álvaro Castagnet.

Rosario, ¿cuál es el estilo de Castagnet? ¿Cómo es la acuarela de Álvaro?

ROSARIO CASTELLANOS:
Primero hago una salvedad: voy a contar lo que vi, sin emitir juicio de valor y sobre todo sin describir en términos técnicos, porque no es lo mío, no estoy formada para eso.

Lo primero fue que se me vinieron por tierra todos mis preconceptos, precisamente porque para mí la acuarela –y no ya una acuarela deslucida, sino acuarelas finales– era un estilo mucho más vinculado a una manifestación como lánguida, y lo de Castagnet es fuerte. Y además la tenía vinculada al color lavado, a lo claro, y lo que allí encontré es muy diferente, tiene una enorme intensidad de color, en algún caso es sorprendentemente colorido. Había un cuadro de un mercado en Roma de venta de pescado con unos rojos a los que no podía sacarles los ojos de encima porque eran de enorme intensidad.

En cuanto a la tendencia, yo diría que es arte figurativo, pero no estrictamente realista.

EC - Por momentos uno parece encontrar la precisión de una fotografía.

RC - Sí, pero si te fijás, esa condición fotográfica nunca abarca la generalidad del cuadro. Por lo general él encuentra un punto de interés que dibuja hasta el detalle. Otra cosa, hay mucho dibujo detrás de esta acuarela, mientras que otros artistas se definen mucho más por la mancha o por las superficies que por la línea. Aquí hay mucho de línea, de dibujo. Y por lo general en los cuadros hay puntos que tienen un particular detallismo, hasta en la iluminación un punto de interés, y el resto es como una referencia mucho más diluida en cuanto al detalle, mucho más esquemática e insinuada, pero siempre reconocible. Y otra cosa: es siempre un tema netamente urbano, no encontré un solo paisaje, ni un campo ni un mar.

EC - No encontraste. ¿No los has pintado, Álvaro?

AC - Los he pintado, sí, pero dio la casualidad de que en el momento en que Rosario fue no había. Y pinto mucho también la figura humana.

RC - Interiores, boliches, gente en su ambiente, urbanos.

EC - Recomiendo visitar el sitio web de Álvaro Castagnet, www.alvarocastagnet.net

¿Qué agregarías tú, Álvaro, a lo que decía Rosario?

AC - Resumió muy bien el vistazo que tuvo ayer de tarde, excepto que si bien mi acuarela tiende a ser figurativa, para nada apunta a la ilustración. Cuando la audiencia aprecia una pintura mía espero que sienta una sensación de atmósfera, de ambiente que trasunte el carácter de la pintura que yo hago, algo de orden espiritual, y que no se enjuicie mi pintura porque sea lujuriosa con respecto al dibujo o la ilustración. Entiendo que toda pintura necesita un gran conocimiento del dibujo, de la forma, del volumen, en la forma en que yo pinto se necesita ese tipo de dibujo, pero es un tipo de dibujo más sofisticado porque yo prácticamente no voy al detalle, voy a la forma. La forma tiene que ser ejecutada previamente con mucha autoridad, porque en la ejecución se necesita que la acuarela sea magnífica, que más allá de lo que uno quiere trasuntar, de lo que quiere emitir a través de su acuarela con respecto al sentimiento, al feeling, la ejecución tenga calidad. Entonces tener un buen dibujo permite tener un tipo de pincelada liberada y lujuriosa, que es otro de los pilares que sostienen la buena pintura, la pintura con calidad.

EC - Tú has diseñado tus propios pinceles.

AC - Sí.

EC - ¿Por qué?

AC - En primer lugar los pinceles de acuarela son caros, el tipo que se llama internacionalmente mop, que está inspirado en el diseño de pincel chino, era muy costoso, y como yo les daba mucho uso se solían gastar rápidamente.

EC - Tenías un presupuesto altísimo de pinceles.

AC - Tenía un presupuesto altísimo. No digo con esto que la calidad de mi pincel sea mala; todo lo contrario, es un pincel del tipo que en inglés se llama squirrel, es orgánico, se saca de la oreja de un animal de la estepa rusa. Pero aparte necesitaba que el pincel, dadas mi altura y la extensión de mi brazo, fuese más largo. Aparte yo sostengo el pincel de la punta, del extremo opuesto al pelo, y el tener un pincel más largo me daba –que es una incongruencia– menos control. Tener menos control en algo en que uno quiere tener control, porque la acuarela se te va porque es agua. Esta incongruencia tiene sentido por el hecho de que ese poco control hace que luzca espontánea, que luzca mejor, más autoritaria, más llamativa.

EC - Además tus pinceles se venden.

AC - Se venden en el exterior.

EC - Es una línea de pinceles que pueden ser adquiridos por otros artistas.

AC - Totalmente. Quiero aclarar que no es una tendencia comercial mía, para nada, simplemente tenía la inquietud de tener ese tipo de pincel, y cuando uno hace un pincel para sí mismo, que usa para sus propios trabajos y pinceladas, no puede hacer 5, 10 o 20, tiene que hacer 500.

EC - ¿Quién los fabrica?

AC - Los fabrica una casa que se dedica a pinceles de una marca muy conocida.

EC - ¿Cuál es?

AC – Tiene base en Sri Lanka. Se vende al mundo por intermedio de mi página web.

***

EC -  Álvaro Castagnet tiene 54 años, vivió 20 años en Melbourne, Australia, entre 1983 y 2003. Fue en ese período que despegaste como acuarelista.

AC - Sí, había estudiado acuarela acá en Montevideo, pero llegué a una ciudad como Melbourne en la que justo en ese momento irrumpía una generación eximia de acuarelistas, no solamente australianos sino también croatas y holandeses, señores que conozco. En Melbourne se estaba dando en ese momento una explosión de los popes de la acuarela, de modo que fui a dar a una ciudad en ese sentido increíble, y aparte la escuela inglesa de acuarelistas siempre fue líder en el mundo, y Melbourne, dada la rivalidad que tiene con Sydney, era la ciudad que tenía el mayor número de acuarelistas y los más competentes. Entonces cuando llegué, en los años 83-84, fui da dar a un mundo extremadamente desarrollado en la acuarela que me sorprendió. Era increíble ver las galerías, los museos y ver el tipo de acuarela y el esplendor, la riqueza cromática que tenían. Para mí eso fue un gran motor que hizo que ese país tan lejano del nuestro y con costumbres diferentes fuese mi casa por tantos años, 20 años.

EC - Fue así que después de una especie de concentración de cinco o seis años dedicado a darle y darle para mejorar la técnica, empezaste a exponer y vinieron los primeros premios, comenzando una larga lista, una larga historia de reconocimientos, que tiene como más reciente este que disparaba esta charla. ¿Cómo es esto de que fuiste seleccionado entre 3.000 artistas para ser uno de los 15 que van a exponer en la Bienal 2010 de Acuarela de Shangái?

AC - En primer lugar fui invitado por los organizadores, ya había un conocimiento de mi persona y de mi trabajo que hizo que fuera invitado. Mandé dos acuarelas, la acuarela "18 de Julio" –cuyo título está en inglés, "Overview", porque se necesitaba que fuese en ese idioma para que fuese entendida en aquellos lares– es una vista de 18 de Julio desde el Palacio Salvo. La otra era una vista del hotel Radisson hacia la Ciudad Vieja donde se ven todas las azoteas y los edificios peculiares, la rica arquitectura de la Ciudad Vieja.

Participaron acuarelistas de 19 países, y los entries phones seguramente eran mucho más de 3.000, pero quedaron 3.000, y después 270; a mí me llegaban vía correo las celebraciones de los artistas que estaban incluidos dentro de los 270 como que había sido todo un acontecimiento. De modo que eso hace más valioso aún el hecho de que yo haya ganado ese premio –los 15 premios son iguales.

EC - ¿Cuándo viajás?

AC - El 11 de abril. Es un viaje largo, porque no me voy por muchos días, me voy por tres o cuatro días pero tengo que ir hasta Chicago, y de allí a Shangái son 15 horas más, es como dos viajes a Europa, y por cuatro días. Voy a volver bastante cansado.

EC - Probablemente algunos de nuestros oyentes hayan visto tu taller en la Ciudad Vieja en la calle Piedras. Allí se exhiben tus obras, y además cualquiera puede observarte trabajar. A ti te gusta que te vean trabajar.

AC - Me encanta, me encanta que me vengan a ver trabajar y que me pregunten lo que quieran. Pero hay una situación que necesito aclarar, porque seguramente mucha gente en la audiencia estará pensando "lo que está diciendo Álvaro no es verdad, yo he ido, le he golpeado la puerta". La acuarela es un medio extremadamente frágil, entonces si llego a las 10, 11 de la mañana, me pongo a pintar acuarelas y el agua se me va por todos lados, no puedo atender a la gente que me venga a preguntar. Me encanta que venga gente, pero lo digo bien clarito: que venga después de las cuatro de la tarde cuando ya terminé de trabajar.

EC - ¿Cómo es el taller, Rosario?

RC - Está ubicado en la zona que en este momento es como el corazón de los ateliers de Montevideo, en el entorno del mercado del Puerto, que se ha llenado de ateliers de artistas, en particular este viejo edificio de fines del siglo XIX ubicado en la calle Piedras 271 tiene cuatro ateliers, así que de por sí tiene un clima muy especial. Es muy gracioso porque antes de entrar Álvaro te hace una advertencia que es absolutamente innecesaria: "Mirá que está todo muy desordenado". Apenas uno pasa la puerta se da cuenta de que nunca estuvo ni estará jamás ordenado, es imposible.

EC - Es intrínsecamente desordenado.

RC - Es un único ambiente, con dos muy lindas puertas ventanas hacia la calle Piedras, tiene en el medio una gran, enorme, sólida mesa de trabajo llena, cubierta de materiales, de pomos, pinceles, acuarelas, dos sillones de estilo en muy buen estado pero llenos de polvo y las paredes completamente cubiertas de acuarelas. Y Álvaro te dice: "No las mires porque esas son bosquejos, son las más pequeñas". Están todas pegadas, no hay una encuadrada; a mí igual me encantan porque son como apuntes de viaje, y el resto está en el piso. Salvo una encuadrada –esa roja a la que no le podía sacar los ojos de encima, que está encuadrada y tiene vidrio–, el resto te lo va desplegando y mostrando en el piso, lo va sacando del montón, separando las de grandes dimensiones. Todo tiene una informalidad que resulta muy atractiva, mucho más natural. Y un detalle: si yo hubiera sido el jurado de Shangái habría elegido la otra acuarela, porque es la Ciudad Vieja, con sus tonos, con sus colores. Claro, es mucho más uruguaya que la calle 18 de Julio, mucho más entendible para un uruguayo.

EC - ¿Fue buena la descripción? ¿Es así tu taller?

AC - Es lindo escuchar la versión de otra persona, porque es mi lugar habitual de trabajo y quizás mi visión sea diferente de la de Rosario.

RC - No puedo creer que lo encuentres ordenado.

AC - No, está totalmente desordenado, y cuando me llamaste y me dijiste que me ibas a visitar me puse como loco: ¿cómo ordeno esto? No lo podía ordenar.

RC - No hay manera.

EC - Tú vas y venís todo el tiempo, pero no solo para realizar exposiciones, también para dar clases, talleres y conferencias. Y para una actividad que podría definirse como "turismo de artes plásticas". ¿Está bien ese nombre? Lo inventé yo; ¿existe?

AC - Se encuadra dentro del propósito de mis viajes. Ellos le llaman workshop; son talleres.

EC - Talleres que tienen a Álvaro Castagnet como protagonista.

AC - Claro, yo voy a hacer las demostraciones, generalmente en la calle –les llaman plain air–, mi compromiso es llegar a un lugar y hacer una demostración in situ de lo que veo. La situación es perfecta para los estudiantes o las personas que tienen la inquietud de la acuarela que están atrás observando, porque observan el motivo y cómo hago la decantación y lo torno acuarela. Mi compromiso es hacer dos demostraciones por día, pero también me invitan mucho para hacer de jurado.

EC - ¿Esos workshops se van desarrollando en distintas partes del mundo?

AC - Sí.

EC - Y el público es ese, un público de estudiantes o lisa y llanamente de artistas.

AC - Es un público de artistas, he tenido muchos pintores de acuarelas y de diferentes medios, tanto acrílico, pastel, óleo, que vienen a mis workshops, que están diseminados por el mundo pero en lugares estratégicos. El núcleo de gente que viene siempre es diferente, se puede dar que de repente haya una o dos personas que hayan participado en otros grupos, pero generalmente son grupos numerosos y diferentes. El tipo de gente que viene no son estudiantes veinteañeros ni chicos jóvenes, porque todo esto tiene un compromiso económico y la gente que afronta este no son chicos jóvenes, estudiantes, es un núcleo de gente de tercera edad, de 40 años en adelante, y muchos de ellos profesionales, hay muchos arquitectos.

EC - Por ejemplo en mayo de este año estás en Estados Unidos, en Nueva York, en Greenville; el 10 de mayo en Toronto, Canadá; a principios de junio en Girona, España; el 12 de junio en Escocia, y sigue la lista.

RC - ¿Y por qué no Montevideo?

AC - Lo hice.

EC - Ya viene. En agosto de nuevo Canadá; sobre fines de agosto San Francisco, Estados Unidos; a principios de setiembre otra vez Estados Unidos, Wisconsin; a fines de setiembre Irlanda; Francia en octubre, Estados Unidos de nuevo en octubre, y en noviembre Uruguay, Argentina y Chile. A ese proyecto le pusiste un cariño especial.

AC - Le pongo un cariño especial, no quiero ser interpretado como que no me debo a mi audiencia más querida, que es la uruguaya, a la cual he vuelto después de vivir tantos años en el exterior. A ese taller de noviembre generalmente viene gente del exterior y pintamos en Montevideo, Colonia del Sacramento, siempre vamos a Buenos Aires, porque Buenos Aires es una capital enorme y con un aeropuerto que es como un hub, un pívot, entonces siempre pintamos allí. Es la sexta vez que organizo workshops en Montevideo, en Uruguay, en América del Sur, y siempre  viene una veintena de personas del exterior, de Europa, Estados Unidos, han venido de Australia y Nueva Zelanda, y quedan encantadas con el entorno nuestro, con nuestra arquitectura, con nuestro modus vivendi, incluso los he llevado a estancias a comer asado. Es siempre lo mismo: yo demuestro en acuarela la belleza de nuestro país.

EC - Tu mercado es el mundo. Tenés un taller acá, vendés acá, pero el grueso de tu público tanto para los talleres como para la comercialización de tus obras está en el exterior.

AC - Es en el exterior, sí, pero eso también es debido a que he vivido mucho tiempo fuera y he generado mercados importantes, y no descubro nada al decir que en el exterior es donde están las ventas mayoritarias de mi trabajo. Pero yo estoy encantado de exhibir acá, exhibo en la galería MVD, que casualmente está debajo de mi estudio, entonces la gente no solamente puede venir a mi estudio a ver lo que yo hago, a ver las acuarelas que tengo allí, sino que puede ir a la galería MVD que exhibe pinturas mías.

***

EC - ¿Dejaste la bicicleta fuera?

AC - No, le di media hora de descanso.

EC - Porque dicen tus amigos que de Pocitos al taller en la Ciudad Vieja la cosa es en bicicleta.

AC - Siempre, es una forma de catarsis, y aparte de enarbolar mis pensamientos a la tarea del día.

EC - Así que lo pueden encontrar por la rambla también. ¿A qué hora?

AC - No tengo horario fijo, pero alrededor de las 10 de la mañana.

EC - Otra vez: felicitaciones y suerte con las etapas que vienen.

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Transcripción: María Lila Ltaif