La muestra, "Grace Kelly: Style Icon", se inaugurará el próximo sábado y permanecerá abierta hasta el 26 de septiembre. En la misma se expondrán 40 atuendos acompañados de sus accesorios, que muestran una clara evolución del estilo de la princesa.

Esta singular belleza estadounidense, que empezó como modelo, conquistó Hollywood y terminó coronándose en Mónaco, "es una de las pocas personas que merece el título de icono de la moda", afirmó la curadora de la exposición, Jenny Lister.

La representante del museo explicó que la fascinación que continúa despertando la imagen de Grace Kelly se debe principalmente a "su belleza natural y a la manera como entendió que había que utilizar la ropa".

La muestra comienza con prendas de los años 50, durante la breve carrera cinematográfica de la diva, que duró cinco años y 11 películas, entre las que se destaca The Country Girl,  por la que ganó un Oscar de mejor actriz.

El distinguido vestido azul claro que la actriz lució al recoger la estatuilla en 1995, confeccionado por la modista Edith Head, es uno de los que mejor define al icono, quien tenía por aquel entonces un clásico y sencillo estilo americano, dentro y fuera de la pantalla.

Se destacan también en esta sección el modelo negro en chifón de seda de la última escena de The Rear Window, dirigida por Alfred Hitchcock, y tres piezas del vestuario de su última cinta, High Society, dentro de los que se incluye el glamoroso albornoz de color blanco.

Todos estos modelos fueron diseñados por Helen Rose, de la Metro Goldwyn Mayer, quien luego creó el espectacular traje de seda de falla y encaje, que lució el 19 de abril de 1956 cuando se convirtió en la esposa de Rainiero ante millones de telespectadores. Este, donado en vida por la princesa al Museo de Arte de Filadelfia, no podrá ser transportado a la muestra ya que es demasiado frágil.

Asimismo, formarán parte de la muestra: el vestido de flores que lució el día en que conoció al príncipe de Mónaco en el Festival de Cannes; el modelo camisero de seda con hilos de oro color marfil y ceñido a la cintura que vistió durante el anuncio de su compromiso unos meses después; y traje el de blonda bordada sobre tafetán de seda, también en color crudo, con el que contrajo matrimonio civil.

El príncipe Alberto, hijo de la diva, quien prestó la mayoría de los trajes expuestos, declaró que "a través de toda su vida derrochó elegancia sin esfuerzo, ya fuera en el acto público más espectacular o en una simple reunión de familia".

Tras la boda, el estilo de Grace Kelly evolucionó, pero mantuvo la sobriedad y la sencillez. La diva recurrió más a las grandes tiendas de alta costura como Dior -que siempre fue su favorita- Balenciaga, Givenchy, Chanel o Yves Saint Laurent. Durante ese períodos Kelly comenzó a cuidar más los complementos y también sus peinados.

Entre los accesorios, ocupa un lugar especial el hoy todavía codiciado bolso Kelly de Hermes, o los casi tan icónicos guantes blancos. Sin olvidar las joyas, como el collar de diamantes que la princesa recibió de regalo de compromiso o la tiara que adornaba su cabeza en la boda de su hija Carolina, ambas de Van Cleef and Arpels.