Cultura

La vida en el infierno

La vida en el infierno

Natascha Kampusch, la joven austríaca que fue secuestrada cuando apenas tenía 10 y que permaneció en cautiverio ocho años, hasta que el 23 de agosto de 2006 consiguió escapar del infierno en que vivía, publicará este miércoles su autobiografía.


El diario británico Daily Mail publicó extractos del libro 3.096 días, en referencia al tiempo que permaneció retenida por Wolfgang Priklopil, y que se publicará este miércoles. Su secuestro, sus más de ocho años en cautiverio, su vida en el sótano, su fuga. Natascha, de 22 años, relata todos los detalles del caso que conmocionó al público hace cuatro años.

Natascha desapareció cuando se dirigía a la escuela, en marzo de 1998. Su captor, Wolfgang Priklopil, la introdujo violentamente en una camioneta y la mantuvo en un sótano pequeño debajo del garage de su casa familiar.

Los primeros seis meses lo pasó allí. El lugar, de cinco metros cuadrados, no tenía ventanas y estaba equipado sólo con sólo un catre, un retrete sin tapa y una pileta para higienizarse. Luego, Natascha le suplicó a su raptor que le permitiera subir a la casa para ir al baño."Él me ordenó que lo siguiera. Fue entonces cuando descubrí que la puerta de "arriba" era un monstruo de hormigón armado. Casi no puedo expresar con palabras lo que sentí cuando vi la puerta".

En el libro la muchacha cuenta cómo su captor llegó a golpearla hasta 200 veces a la semana, a encadenarla a la cama que ambos compartían, a obligarla a raparse la cabeza o a trabajar semidesnuda como una esclava doméstica. "Siempre quise tener una esclava", le decía.

"Ahora me siento lo suficientemente fuerte como para contar la historia completa de mi secuestro", afirmó al Daily Mail, que informa en casi 1 millón de euros las ganancias por la publicación del libro, que será presentado esta semana al público austríaco en Viena y se distribuirá también en Latinoamérica.

Del día de su secuestro, en marzo de 1998, cuando tenía 10 años, Kampusch rememora que le preguntó al autor: "¿Vas a abusar de mí?", ante lo que el secuestrador dijo: "Eres demasiado joven para eso".

Natascha cuenta que su secuestrado la obligaba a llamarle "Señor" o "Maestro". "Ya no eres Natascha nunca más. Ahora me perteneces", le decía y la obligó a elegir otro nombre.

"Él odiaba cuando el dolor por los golpes que me propinaba me hacía llorar. Entonces me agarraba por el cuello, me sumergía la cabeza en el fregadero y me apretaba la tráquea hasta que perdía el conocimiento", recordó.

Natascha recuerda en el libro el día de su secuestro. "El día no había comenzado bien. Mi padre, que estaba separado de mi madre, me había regresado tarde a casa la noche anterior, y ella estaba tan enojado que me dijo que nunca podría volverlo a ver. Así que cuando llegó el momento de irme a la escuela, decidí castigarla no diciéndole adiós".

"En la puerta de mi casa, dudé, pensando en lo que ella me había dicho una docena de veces antes: ‘Nunca debes tomar parte de las discusiones con tu padre. Nunca puedes saber si alguna vez nos volveremos a ver!’. Aun así, me fui sin darle un beso a mi mámá. ‘¿Qué podría suceder de cualquier manera?’ Murmuré para mí misma".

"En la calle, mi valor se evaporó. Me puse a llorar. Unos metros después ví a un hombre  junto a la furgoneta, me miró fijamente a los ojos. Él tenía los ojos azules, y su mirada era extrañamente vacía, que parecía perdido y muy vulnerable".

"Curiosamente, hasta sentí un fugaz deseo de ayudarlo. Entonces todo sucedió muy rápido. En el mismo momento bajé los ojos y seguí caminando, me agarró por la cintura y me tiró por la puerta abierta de su camioneta. Era como una escena de la coreografía como si lo hubiéramos ensayado juntos. Una coreografía de terror".

"¿Si luché? Debo haberlo hecho, porque al día siguiente tenía un ojo negro. Sólo recuerdo una sensación de impotencia paralizante".

En una entrevista que publica este lunes el diario Kurier, la joven se refiere al pasaje del libro que cuenta la "humillación" y cómo Priklopil la trató "casi como una leprosa" cuando tuvo su primera menstruación.

También le hizo pasar hambre. "Quería impedir que me desarrollara como adulta. Era paranoide, enfermo, pobre. De lo contrario, no habría necesitado secuestrar a una niña", cuenta Kampusch de su secuestrador, que se suicidó la noche que la joven logró fugarse en agosto de 2006.

Priklopil, un ex ingeniero de Siemens, le dijo que sus padres se habían negado a pagar un rescate por su regreso y agregó: "Están contentos de librarse de tí".

"Estas declaraciones fueron como el ácido. Sistemáticamente, estaba socavando mi creencia en mi familia", afirma en el libro.

Natascha también relata cómo la falta de contacto con otras personas, le hizo acercarse más a su secuestrador. "Yo todavía era una niña y necesitaba consuelo, así que después de varios meses le pedí que me abrazara", rememora.

"No se traba de sexo. El hombre que me golpeaba y me tenía encerrada en un sótano tan sólo tenía en mente una cosa: que alguien le abrazara", agrega.

El libro también revela los intentos de Natascha de acabar con su vida. "Yo sabía que no podía pasar toda mi vida de esta manera. Sólo había una salida: quitarme la vida", asegura Natascha.

"A los 14 años, había intentado varias veces estrangularme con prendas de ropa. A los 15, traté de cortarme las venas con una aguja de coser".

El jueves, la propia autora presentará su obra y leerá algunos pasajes en una librería de la capital austríaca, un acto que ha levantado una enorme expectativa.

Kampusch, quien reconoce que ha tenido problemas para hacer frente a las secuelas de sus años de cautiverio, pero que ahora vive tranquilamente en Viena, compró la antigua casa de Priklopil, e incluso su auto, y no descarta demandar a las autoridades de Austria por las fallas la investigación sobre su desaparición.

Fuente y foto: Daily Mail