Presos se burlan de George Michael y le cantan Freedom
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El cantante multimillonario ha cambiado su residencia de lujo en Highgate, al norte de Londres, para la pequeña celda número 35, con una ventana que da a un muro de ladrillos de gran altura, en el ala G de la prisión de Pentonville. Es el recluso A8365AW.
Cuando George Michael se sentó en su cama en su primer día de cárcel, sus compañeros de prisión le dieron la bienvenida mofándose de él: le cantaron Freedom y Faith (Libertad y Fe), dos de sus más grandes éxitos. El ala G, donde le tocó al cantante, está reservado para los delincuentes sexuales y prisioneros vulnerables en peligro de cometer suicidio.
En su celda, el artista tiene una mesa de madera atornillada al piso, un pequeño televisión portátil y una radio digital, que puede alquilar por una libra a la semana.
En la esquina hay un lavabo y un conjunto de tazas de té, bolsitas de té, cereales y un termo expedido por las autoridades del penal. Ese será su hogar durante los próximos dos meses.
Para Michael sus condiciones seguramente serán terribles, pero para el resto de los internos, el ala G es conocido como "The Ritz" por el pequeño número de reos, la privacidad y la atención constante del personal.
George Michael deberá pasar en su celda unas 20 horas al día. Sólo le permite salir a tomar una ducha, recoger la comida en una bandeja de plástico y llamar una vez a la semana a su amante homosexual, Kenny Goss, usando su tarjeta de teléfono en las cabinas públicas del área comunal del ala G. Este último privilegio lo puede perder si rompe las reglas de la prisión.
En su primera noche, Michael pidió a los médicos de Pentonville una pastilla para ayudarle a dormir antes de que fuera encerrado en su celda.
El cantante llegó a la prisión en la tarde del martes, cuando fue conducido de la corte en una camioneta blanca con barras en las ventanas. Lo llevaron esposado a una zona de espera (en el que las normas penitenciarias se pegan en la pared) y se le ordenó entregar su traje gris a rayas y zapatos hechos a mano.
Después de ser revistado desnudo se sospechaba que podría haber traído drogas se le entregó el uniforme de recluso. Como fumador, se le dio también un paquete de cigarrillos que puede fumar en su celda. A diferencia de la mayoría de los presos de Pentonville no debe tener que compartir la habitación.
Tuvo que quitarse la joyería, incluyendo un anillo y reloj de diseño, que fueron puestos en una bolsa de plástico junto con su billetera. No conseguirá sus posesiones personales de vuelta hasta que abandone la prisión.
Debido a su historia de drogadicto hasta 25 porros de cannabis al día le ofrecieron un curso de rehabilitación de drogas, oportunidad que fue rechazada por el cantante.
Michael es controlado por los guardias pues están preocupados por su bienestar mental. Afirman que está "muy triste".
"Cuando utilizó un teléfono público, se inclinó sobre él, llorando. Susurró algo sobre el deseo de tener su propia ropa. Pensamos que estaba hablando con Kenny. Parecía como si estuviera en un estado de shock", afirmó uno de los guardias.
No es para menos, George Michael nunca pensó que iría a prisión y que el juez le daría horas para trabajar a favor de la comunidad. Se equivocó.
Fuente y foto: Daily Mail.