Eco acusado de antisemita
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En "El Cementerio de Praga" el italiano Umberto Eco fusiona la historiografía y el relato de misterio, pero en este caso el Vaticano y algunos rabinos lo acusaron por culpa de un personaje de ficción que odia a los judíos. A días de su lanzamiento, su último trabajo ya batió récords de venta y se perfila como best seller.
La novela transita un estilo que el italiano ya plasmó en "El Nombre de la Rosa" y "El Péndulo de Foucault": un incisivo despliegue de datos recogidos de la historia, una trama de ficción irresistible que se convierte en una novela de misterio atrapante.
La diferencia con aquellos títulos es que "El Cementerio de Praga" no cayó para nada bien entre los rabinos, y tampoco entre los curas. Todo ello no hizo más que conseguirle publicidad gratis a la nueva obra de Eco.
El escándalo brotó en Italia, donde el libro salió a la venta esta semana. En L´Osservatore Romano el periódico del Vaticano- la teóloga Lucetta Scaraffia lo acusa de "escribir en sintonía con los prejuicios de la opinión publica sobre los judíos". Y agregaba: "Las continuas insinuaciones sobre la perfidia de los judíos hacen nacer una sospecha de ambigüedad". Para Eco, según declaró después, sólo se trataba de "explicitar los mecanismos del antisemitismo para desmontarlo".
El personaje principal de su novela, Simone Simonini, es un antisemita furioso que precisamente termina relacionado con la redacción de los "Protocolos de los sabios de Zion" -un demostradamente falso documento que atribuía a los judíos un plan para dominar el mundo y destinado a ser la raíz del antisemitismo a comienzos del Siglo XX. Suya es la frase que ha despertado polémica: "El mundo necesita de enemigos". Los judíos serán los suyos, claro, en una trama repleta de personajes reales, como Freud y hasta el propio Garibaldi.
En las páginas del mismo semanario, el rabino de Roma Riccardo de Segni sostuvo que "el mensaje de Eco es ambiguo. Y eso es debido a que su obra no es un libro científico que analiza y explica los fenómenos. Es una novela que termina por convencer". Según él, de volver antisemita a sus lectores. Es decir, estima que el lector no podría discernir cuando la ficción deja de serlo para ser un lavado de cerebro antisemita del autor.
En sintonía con el rabino, para el Vaticano, la ambigüedad (es decir, la profundidad alcanzado a lo largo del relato literario) es tanta que directamente puede llegar a mandar claros mensajes antisemitas a quien está leyendo, y que su relato no es una "verdadera acusación de antisemitismo". Scaraffia escribe que "todo ese mal necesita enfrentarse con un bien para que sirva de contraste".
La nueva publicación llega a 30 años después del primer hit global de Eco que mereció versión hollywoodense: El Nombre de la Rosa, aunque muchos de sus seguidores se preguntan cómo es posible que los libros de Dan Brown (El Código Da Vinci y Angeles y Demonios) hayan conocido el éxito planetario y El péndulo de Foucalt, una obra que trata temas similares haya quedado más bien sumergida en el olvido.
Fuente: RFI