Las pinturas, realizadas en el primer tercio del siglo pasado, con un valor que ronda los 60 millones de euros, surgieron de la mano de Pierre Guennec, quien había trabajado como electricista del pintor durante los últimos tres años de vida de éste (quien falleció en 1973).

La colección consta de dibujos, collages, retratos, pinturas y bocetos que, acorde a Guennec, fueron un regalo del pintor y de su esposa. No obstante, muchas de esas obras no tienen fecha ni dedicatoria, e incluso algunas se encuentran sin terminar.

A principios de este año, el heredero del pintor, Claude Picasso, recibió dos cartas de Guennec en las que éste le solicitaba certificados de autenticidad de 26 obras inéditas de Picasso, acompañadas con fotografías de mala calidad. Claude Picasso, consecuentemente, se puso en contacto con Guennec, quien arribó a París en setiembre y reveló una maleta cuyo contenido constaba de 271 obras desconocidas del pintor.

La reacción de los seis herederos de Picasso fue denunciar al electricista por robo, ya que consideran imposible que el artista hubiese regalado tal cantidad de obras suyas. "Es cierto que Pablo Picasso era bastante generoso. Pero fechaba, firmaba y dedicaba siempre sus donaciones, porque sabía que algunos las venderían para afrontar sus necesidades", ha asegurado Claude Picasso al diario francés Libération.

Las obras se encuentran actualmente bajo el poder de la policía, en las dependencias de la Oficina Central de Lucha contra el Tráfico de Bienes Culturales, en Nanterre, mientras que el electricista y su esposa se encuentran en un litigio contra los herederos de Picasso.