"Su voz nos seguirá hablando": Recuerdos de Carlos Fuentes
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El escritor uruguayo Rubén Loza Aguerrebere escribió un homenaje para Espectador.com al escritor mexicano Carlos Fuentes, a quien tuvo el gusto de conocer en 1999.
Por Rubén Loza Aguerrebere
El gran escritor mexicano Carlos Fuentes, que acaba de morir a los 83 años, fue uno de los tres mosqueteros (que, como se sabe, en realidad eran cuatro) del famoso "boom" de las letras latinoamericanas, junto a los galardonados con el Nobel Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa y el fallecido Julio Cortázar.
El 4 de mayo de 1999, tuve el placer de almorzar con el escritor Carlos Fuentes, gracias a la invitación de quienes se lo ofrecían, el entonces presidente Julio María Sanguinetti y su señora, la profesora Martha Canessa, en la residencia presidencial.
Mientras aguardamos al presidente conversamos sobre temas variados. Recuerdo haberle comentado que estaba leyendo el libro de memorias del fundador y director de "Le Nouvel Observateur", Jean Daniel, y que lo encontré mencionado a él, en sus páginas, junto a Milan Kundera y quien lo escribía. Me dijo que el libro de Jean Daniel era muy bueno, y agregó: "Él está muy orgulloso de su libro". Recuerdo que hablando de Mario Vargas Llosa me dijo: "por suerte no ganó las elecciones en el Perú, porque salvamos al escritor". Recuerdo que me comentó que estaba leyendo a Norberto Bobbio y, luego, hablamos sobre Isiah Berlin. Cuando llegó el presidente Sanguinetti, tras las fotos, continuó el diálogo, más extendido entonces.
El miércoles 30 de junio de ese mismo año, por la noche, Carlos Fuentes volvió al Uruguay, integrando la delegación que acompañó en su visita al presidente de México, Ernesto Zedillo. Y esa noche, ahora sí la última estancia del escritor en nuestro país, participé en la cena que le ofreciera a la delegación del país azteca el presidente, ocupando (con mi esposa) la misma mesa de Carlos Fuentes y su esposa, el Intendente Mariano Arana y Ángel Kalemberg y su esposa. Los temas fueron tan variados desde la literatura, naturalmente, al arte y la historia.
En determinado momento, cuando en un breve aparte le comenté que estaba escribiendo un libro con biografías de personajes inventados (Sherlock Holmes, Emma Bovary, el padre Brown detective, Funes el memorioso, entre tantos otros), y me comentó: "Me recuerda a Marcel Schowob, pero al revés". Y me sugirió, entonces, el título para mi libro. ¿Cuál sería el título?, pregunté entusiasmado. Y Carlos Fuentes me respondió: "Personajes imaginarios". Y así, pues, se llama. Se editó en el 2003.
Esa noche, y como era tradicional, intercambiamos las tarjetas del menú, donde cada uno firmó la suya para su vecino. Carlos Fuentes me dedicó la suya escribiendo: "Rubén: qué suerte verle cada dos meses. ¡Que se repita en México! Cordialmente, Carlos Fuentes".
Carlos Fuentes era un escritor de poderosa fertilidad, que escribió sin prisa y sin pausa hasta el último suspiro, dejando memorables en todos los géneros, como las novelas "La muerte de Artemio Cruz" o "Instinto de Inez", el ensayo "La geografía de la novela", los cuentos, el relato y la "nouvelle". No olvidemos que fue asimismo un destacado periodista. Su obra fue copiosa, densa y seria.
Carlos Fuentes fue un permanente inventor de formas literarias (que tanto enriquecen la literatura), dueño de una extraordinaria imaginería. Su muerte deja un hueco enorme en las letras ya no latinoamericanas, sino mundiales.
Pero afortunadamente su voz nos seguirá hablando: bastará con abrir cualquier de sus libros el ilustre maestro estará ahí, siempre presente.