Relatos ganadores de la cuarta semana del Concurso de Cuentos breves de La Tertulia de los Viernes
Lea los relatos nominados por el jurado y los ganadores
Cuentos nominados (seudónimos por orden alfabético)
AVE
BOREAL
CHINITA
CLAVELL
EL HIJO
EL HUESO
FLECHIYA
GAIÌTA
INTO
METAMORFOSIS
MUZZARELLA
ORIONE71
PI
PILARICA
ROMANO
SANANTONIO
VASCO
VIOLINDA
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Cuentos elegidos por el jurado
Cuento preferido por Juan Grompone
CÁRCEL DE MUJERES
 Seudónimo: Margarita
Me parió mi madre, me cuidaron cuarenta.
A los cuatro, a lo de la abuela.
Las vengo a visitar
Arranco flores silvestres,
Me reciben en el patio
Me besan, me abrazan, me hacen cosquillas.
Les digo que las quiero, me dicen que me extrañan.
Pasaron dos horas. Lloriqueo. Me despido.
-¡Vuelvo el jueves!
Les pongo una flor en el pelo,
a mi madre, y a las cuarenta.
* * * *
Cuento preferido por Carlos Maggi
EL REGALO
- Seudónimo: SANANTONIO
Su madre le dijo un día Â"tengo algo para tiÂ". Al abrir aquella caja descubrió un par de zapatos. Nunca se lo hubiera imaginado, a sus doce años todavía no había visto a nadie en la aldea que tuviera zapatos, ni en los días más fríos de invierno. Â"¿Por qué este regalo?Â", preguntó. Ella guardó silencio, bajó la cabeza y con suma lentitud le ató los cordones. Al amanecer lo tomó de la mano y juntos emprendieron un largo camino hasta llegar al puerto. Sobre el muelle ella lo miró un instante y le dijo: Â"Hijo, te vas para AméricaÂ".
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Cuento preferido por Matilde Rodríguez Larreta
LA ENCOMIENDA DEL SÁBADO
 Seudónimo: CIENTO SETENTA Y TRES
Pienso en mi madre y no puedo dejar de recordar mis épocas de estudiante. Cada semana anhelaba su encomienda, la que ella enviaba y llegaba cada sábado. Me levantaba temprano para ir a buscarla. Tres Cruces no existía. Paullier, Boulevard España, Constituyente, Dieciocho, Yí, Uruguay. ¿Encomienda para estudiante? Sí, desde Fray Bentos. Gracias. Uruguay, Yí, Dieciocho, Constituyente, Boulevard España, Paullier, la escalera, la ansiedad, abrir la caja, leer la carta, contener alguna lágrima.
Y abrir el frasco.
En ese frasco de vidrio de tapa blanca con una guarda de flores amarillas y naranjas viajaban durante trescientos kilómetros sus ricas albóndigas. Mamá las hacía para que cada sábado al mediodía no me sentara a comer solo, ella a mi lado.
Hoy me gustaría volver a preguntar si tengo encomienda; sé que no habría pero al igual que el frasco que aún conservo, siento que no estoy vacío. Los recuerdos y todo el amor que te tengo me llenan como supieron hacerlo antes, tus albóndigas.
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Cuento preferido por Mauricio Rosencof
AHI ESTA
 Seudónimo: Arriero
Vino de corderito y ahora es un borrego que corre por el patio, juega con los perros o persigue las gallinas.
Hoy llegó una majada y él se quedó inmóvil mirando las ovejas, sin correr, sin jugar, solo mirando las ovejas.
Alguien sentenció: Ahí está la madre del borrego.
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Cuentos finalistas
Seudónimo: Â"PILARICAÂ" (*)
LA MUJER ESTABA COSIENDO EN LA MAQUINA,
CUANDO DE PRONTO SE ACERCO LA NIÑA
_ Â"UN NIÑO ME DIJO QUE VOS NO SOS MI MADRE,
QUE MI MADRE ESTA MUERTAÂ".
LA MUJER DESVIANDO LA MIRADA EXPRESO:
_ Â"DECILE QUE VOS TENES DOS, UNA EN EL CIELO
Y OTRA EN LA TIERRAÂ".
LA NIÑA SALIO PRESUROSA Y RECONFORTADA
CON LA RESPUESTA A QUIEN SE HABIA ATREVIDO
A DECIRLE QUE ELLA NO TENIA MAMA.
(*) Maria Elena Salimbene Perez
C.I: 1.115.665-2
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Seudónimo: Flechiya (*)
El vuelo de una libélula anunciaba tormenta. A lo lejos, unos nubarrones avanzaban a gran velocidad. Un relámpago ilumino el rancho, y un trueno retumbó entre las sierras.
En la cocina, Ladislao esperaba con nerviosismo tomando mate. El grito prolongado de la mujer lo incorporó de golpe.
El llanto del niño se confundió con la lluvia que caía a cántaros.
El hijo había nacido. Su joven madre cortó el cordón y acurrucó a su cria contra ella, mientras Ladislao permanecía desmayado en la cocina.
(*) Mirta María Mondelli Di Matteo
C.I: 1.076.786Â0
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CUENTO GANADOR
Seudónimo: Muzzarella (*)
Tenía miles de hijos. Millones. Rubios, negros, indios. Verdes, redondos, naranjas. Azules, que corrían, y blancos, que se derretían al sol. Tenía hijos raquíticos, obesos, altos, flacos, peludos, con patas, con alas, con pies. Hijos que se arrastraban, hijos que se extendían kilómetros y kilómetros y se vestían de color ocre. Era feliz, pues todos sus hijos la amaban.
Pero un día, empezó a tener problemas con los menores. Con esos que sabían hablar y se creían inteligentes. La empezaron a herir sin razón ni sentido. La ignoraban, la mataban un poquito cada vez.
Entonces, la madre Tierra, sin dar más vueltas, se hartó. Y la encontraron colgada en un rincón del universo.
(*) Gisella Perrone
1.768.122-1