Grand Prix: El Regreso
Hace un mes que el viejo edificio del Grand Prix del Cerrito de la Victoria volvió a ser un cine después de tres décadas. El responsable fue Martín Daián, quien se transformó inesperadamente en el pequeño héroe de las vacaciones de julio. Tras 4 años de trabajo, una inversión cercana al medio millón de dólares, y obstáculos como trámites en la intendencia y la habilitación de bomberos que casi aguan la fiesta, Martín concretó el sueño del cine propio. Una fantasía con la que pocos niños coquetean pero que él alimenta desde hace tiempo, cuando su abuelo le inculcó la pasión por el séptimo arte. En el estudio de Suena Tremendo nos contó cómo logró terminar un trámite en la intendencia, y ya de paso, cómo ha sido este mes para él y el Cerrito de la Victoria.