Entrevistas

Seis años después, el Solís reabrió con una gala histórica

Crónica de En Perspectiva

(Emitido a las 07.34)

EMILIANO COTELO:
Es titular de todos los diarios de hoy, que además le conceden amplias fotografías; la reapertura del Teatro Solís fue sin duda el acontecimiento de este 25 de agosto, fecha patria pero fecha, además, que en el pasado había sido elegida para otros acontecimientos relevantes en la historia de esta misma sala.

Rosario Castellanos estuvo allí.

ROSARIO CASTELLANOS:
Estuve, y me alegra muchísimo haber estado, porque creo que por primera vez asistí a los brillos de una gala que seguramente tuvo características como ninguna otra, al menos que yo recuerde.

Más allá de lo que ocurrió en el escenario, lo que se vivió en la expectativa anterior, de lo que daba cuenta la forma en que la gente llegaba, con una antelación notable (sobre todo tratándose de uruguayos)... El comienzo estaba previsto para las 21.00; siguiendo tu consejo yo llegué a las 20.15 y lo bien que hice. La única dificultad se planteaba cuando recién llegabas, porque se había establecido una zona de exclusión para que estacionaran algunos automóviles (no todos los que teníamos entrada), pero que se había calculado que fueran tantos que me mandaron a estacionar en Andes y Soriano. En la crudeza de la noche de ayer, fue una primera y pésima impresión.

EC - Yo te había sugerido que fueras más temprano porque, dando una vuelta por la Ciudad de la Vieja en horas de la tarde, a eso de las cinco, me había llamado la atención la expectativa que reinaba entre la gente ya a esa hora. Y cuando digo entre la gente digo uruguayos comunes que estaban paseando en una tarde especial para ello, pero en cantidad importante se habían acercado a esa zona a ver cómo venía la cosa. Y, detrás de las barreras que rodeaban el teatro, se podía ver un número muy significativo de gente (montevideanos y de otros departamentos) que estaban allí curioseando resistiendo el frío -porque si bien la tarde era soleada ya las sombras habían ganado la calle Buenos Aires- para ver cómo se preparaba esa gala, qué señales venían sobre lo que ocurriría en la noche.

RC - Te imaginarás entonces lo que fue cuando llegó la hora. Cuando llegué al frente del teatro, el público ya ocupaba varias filas detrás de las vallas, pendiente de lo que iba sucediendo en la explanada, donde se había extendido aquella alfombra roja, donde brillaban las luces de la televisión; la iluminación era a giorno, y todo el que ingresaba en la alfombra era claramente visible. La cola se iniciaba entre la gente, sobre las barreras, de modo que se permitía el ingreso por tramos, por sectores, de modo que la fila que se armaba ante la puerta era perfectamente visible.

EC - Pintoresco, eso de la alfombra roja, ¿no? Tuvimos la nuestra, al mejor estilo Hollywood.

RC - Por supuesto, y en la medida en que el público de la barrera iba reconociendo a los invitados... A mí me tocó entrar delante de Imilce Viñas y Pepe Vázquez, y los gritos fueron impresionantes; también la llegada de Laura Canoura... Por supuesto algunos artistas como Taco Larreta entraron ovacionados por la gente...

EC - Me causó gracia el comentario de Laura Canoura cuando vio la cantidad de fotógrafos que la enfrentaba. "¿Y ustedes son todos de acá?". Era como "¿Teníamos tantos fotógrafos en Uruguay?".

RC - Además, Laura entró a su mejor estilo. Se permitía que quienes entraban en autos con chofer (oficiales o taxis) llegaran hasta la puerta del teatro. Ella llegó en taxi, y el taximetrista la miraba azorado, con cara de "¿Dónde me metió?". Ella estaba pagando el taxi y ya los fotógrafos rodeándola, tal cual si bajara de una limusina.

Todas cosas diferentes a las que no está habituado a ver, pero que reflejaron la expectativa. Como te decía, la gente había llegado muy temprano, ingresando a la sala también con mucha antelación (querían ver cómo había quedado la sala), de modo que pasaban por el hall rápidamente -allí te recibía el propio intendente, arquitecto Arana, junto al director del teatro, Gerardo Griecco, un poco como dueños de casa, saludando uno por uno a quienes ingresaban), pero afortunadamente la gente no se detenía allí, se iba ubicando en sus localidades de manera de ver cómo había quedado el teatro.

EC - Entre esa larga lista de invitados, muchos nombres vinculados a la cultura -como tú decías- pero además autoridades nacionales (el presidente de la República, ministros) y también autoridades de la República Argentina: el jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, y el canciller argentino, Rafael Bielsa.

RC - Además, se sentaron junto al intendente en primera fila, en carácter de invitados muy especiales.

***

EC - ¿Cómo luce el Teatro Solís? Esa era una de las expectativas, porque la reapertura venía precedida de una cobertura intensa en las semanas previas. Y otra de las particularidades de la víspera fue la transmisión en directo por TvCiudad (en parte retransmitida por el canal oficial, Tveo), y por Teledoce.

RC - No se imaginan la cantidad de cámaras, unas cuantas fijas en el escenario y en la entrada, y otras con que los camarógrafos se movían permanentemente por los pasillos (yo estaba en la platea), tomando el público y el escenario. Porque una de las cosas que me llamaron la atención fue que la sala se mantuvo iluminada; la araña y el resto de las luminarias estuvieron siempre prendidas, incluso después de comenzado el espectáculo.

EC - Seguramente para facilitar el trabajo de la televisión.

RC - Y para el lucimiento de la sala, que era parte del espectáculo que se estaba ofreciendo.

EC - Algo se pudo ver anoche en televisión, mucho se puede ver hoy en los diarios y revistas que se editan en Montevideo, que tienen un buen despliegue gráfico y con tomas muy bonitas. Pero la gente va a poder ir al Solís a partir del próximo fin de semana, con un sistema de visitas guiadas. Pero cuéntanos cómo lo viste tú.

RC - Habrán visto que, obviamente por ser una fecha de fiesta patria, comenzó con la ejecución del Himno Nacional; luego un discurso del intendente Arana con un homenaje a tres mujeres emblemáticas de la cultura -la bailarina Sara Nieto, la pianista Nibya Mariño, y la actriz Estela Medina- a las que declaró ciudadanas ilustres; luego destacó (porque los vio en la platea) a China Zorrilla, Hermenegildo Sábat y Taco Larreta.

Comenzó entonces la gala lírica en sí, con la Filarmónica Municipal y el coro del Sodre interpretando el Nabuco de Verdi, Rossini, luego un desfile de solistas (uruguayos e invitados) como el mexicano René Velázquez, la muy joven soprano uruguaya María José Siri (quien brilló por todo lo alto en ese desafío que significaba para ella vivir esa gala), la espectacular mezzo Raquel Pierrotti que concitó la primera gran ovación, el también jovencísimo tenor estadounidense John Matt que también arrancó una ovación, luego el excepcional bajo Ariel Cazes, el barítono argentino Luis Gaeta (con un finísimo sentido del humor, que con gran cancha se permitió el lujo de incorporar en su segunda interpretación algo de actuación y de humor que arrancó varias carcajadas del público)...

EC - Fue el del teléfono celular.

RC - El que simulaba "decir" su aria a través de un teléfono celular. Notable, porque a esta altura la cosa se iba aflojando, se empezaba a disfrutar de otra manera desde el escenario. Finísima también Josefina Costa, por supuesto Rita Contino, y luego un tramo completo de varios de ellos con Aída, y un gran final, un gran final con la orquesta y el coro haciendo Los Peregrinos, de Wagner, un cierre precisamente "a toda orquesta".

Comentario aparte merece el entusiasmo de Federico García Vigil. Yo estaba en cuarta fila, y era un show aparte. Me consta que tuvo muy pocos ensayos con algunos de estos cantantes, y entonces los iba dirigiendo a ellos y a la orquesta, dándoles instrucciones y, cuando la cosa salía bien, el primero al que le arrancaban el aplauso pero sobre todo el gesto de aprobación era al propio Federico, quien los abrazaba, los presentaba al público... No había más que verle la cara para saber hasta qué punto aquella actuación en particular lo había dejado satisfecho.

EC - Más allá de que García Vigil siempre ha sido un director de orquesta que utiliza mucho su cuerpo, ¿verdad? Es toda una escuela dentro de ese rubro: los hoy más sobrios, más movedizos, y García Vigil es de estos últimos, a pleno.

RC - Absolutamente, sobre todo en el cierre de una interpretación.

EC - Sin pretender que tu juicio sea definitivo, porque hay expertos en esta materia: desde allí, desde la platea, ¿cómo sonó el Solis? Era una de las preguntas ayer, en la medida en que se habían introducido tantas reformas a la sala.

RC - La misma pregunta me hizo la arquitecta Eneida de León, y le confesé que pude ver mejor que escuchar. Diría que escuché muy nítidas las voces cuando se separaban de la orquesta (como en Aída, donde cada una de las voces era reconocible, separándose de la masa instrumental). Oí muy bien, pero quizá algún oyente más entendido nos pueda acercar una opinión más especializada.

EC - La transmisión de televisión no fue un buen indicio en ese sentido porque tuvo varios desajustes, sobre todo en algunas voces solistas, e incluso en la captación del coro. Por eso era importante saber lo que pasó directamente allí. Ya habrá tiempo para esas evaluaciones.

***

EC - Pero es inevitable algún otro apunte respecto al nuevo aspecto del teatro, a lo que se vio más allá de lo que la reforma incluyó pero no se ve, escondido detrás del escenario, debajo de la planta, detrás de los cielorrasos.

Porque el Solís reabrió después de seis años cerrado, y con notables mejoras. Tú habías tenido oportunidad de adelantarte al público que ayer fue invitado a la reapertura; habías estado en las obras en más de una ocasión, también en las últimas semanas y ayer mismo más temprano. Pero ayer estaba iluminado, con público y con artistas. ¿Cuál fue el resultado, entonces?

RC - Hay varias cosas que ni siquiera yo había visto, y que ayer tuve oportunidad de disfrutar. En primer lugar, no había visto el espectáculo desde el extremo de la fila. Les había contado que el diseño de la platea fue modificado, dejando un cuerpo curvado de butacas al medio y los pasillos de acceso a los laterales. Yo estaba en punta de fila, y la visión al centro del escenario era perfecta, cosa que -recordarán- no ocurría en la platea anterior si tu butaca estaba en el extremo de un lateral. Ahora eso se modificó y desde cualquier lado se ve mucho mejor; las butacas son cómodas, confortables. Indefectiblemente uno se debe parar cuando ingresa alguien y uno está en un extremo, pero eso era difícil de solucionar.

Pero hay lugares que yo no había visto y recomiendo desde ya a quienes vayan cuando continúe la programación. No dejen de ver lo que se incorporó como subsuelo, esa planta debajo del hall, donde se instaló una comodísima ropería y una exposición casi referencial, mínima, de algunos elementos que tienen que ver con el teatro: un perchero con vestuario, algunas fotografías, puertas viejas... Muy bien montada, pero además y también una novedad, una boutique a la que han sido incorporados algunos souvenirs del Solís muy bien hechos, les aseguro que toda una tentación.

EC - No teníamos nada parecido a eso...

RC - ¡Nada!

EC - ...en el Teatro Solís. Es más: hasta hace poco tiempo no teníamos nada de eso en museos uruguayos, cuando es todo un rubro de negocios culturales de otros países; más allá de que esos productos son un recurso para obtener fondos, son efectivamente objetos muy atractivos, de muy buen gusto, en algunos casos hasta piezas artísticas.

RC - Exactamente. Muy bien hecho esto también. Y otra cosa que no puedo dejar pasar, y que para mí es toda una novedad, el personal a cargo de la atención al público. Gente joven muy bien uniformada, sencillamente pero bien puesta, solícita, y esa sensación de que ni bien entras, antes de que preguntes, una persona se te acercó para dirigirte hasta la localidad... Realmente, también en ese aspecto ha ganado muchísimo comparando con ese funcionario de pronto distraído, no siempre de buen humor, que muchas veces no era lo más agradable al ingresar al teatro. Eso también ha cambiado y creo que es una muy buena idea la incorporación de este nuevo personal, con muchísimas ganas de hacerte las cosas más fáciles y más agradables.

EC - Hay mucho para hablar, pero terminemos con estas declaraciones del comisario César García, del Departamento Técnico de la Dirección Nacional de Bomberos. Dice hoy en El Observador: "Es un teatro antifuego. Las especificaciones contra incendio del teatro superan largamente lo solicitado por Bomberos, de manera que el edificio está perfectamente habilitado para su función". Recuerda luego que el proyecto de seguridad anti incendio del Solís fue desarrollado por un ingeniero y un arquitecto de la Intendencia de Montevideo junto con Bomberos, y -dice este jerarca- "el resultado de todo ese trabajo minucioso concluyó con medidas absolutamente novedosas para nuestro país y la región. Puedo asegurar que las posibilidades de siniestro se han reducido a lo mínimo y que, en caso de que sucediera algo, los dispositivos son impresionantes".

Es muy tranquilizador, porque ese era un riesgo que siempre había estado acechando al Solís en sus últimos años previos a la clausura.

RC - Porque en definitiva no tenía nada previsto, y ahora lo tiene todo. Recuerdo haber hecho una nota precisamente contando lo que se había agregado por fuera, porque ni siquiera tenía capacidad para incluir ese fenomenal tanque de agua que se ha colocado detrás y que es la base del escenario que está por la calle Reconquista.

EC - Esos depósitos son capaces de suministrar agua a los sistemas de seguridad del teatro "por espacio de 30 minutos, cuando los bomberos demoran, en el peor de los casos, 20 minutos en trasladar un coche bomba desde el Cuartel Centenario", destaca también el comisario César García.

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Transcripción y edición: Jorge García Ramón