Cultura

Con 87 años el 'Rey del blues' tiene "mucho por aprender"

Una reciente película retrata la vida de Riley King, más conocido como BB King, desde el niño de un hogar desmembrado que pronto se fascinó con la guitarra, hasta el venerado músico, que además de regar al mundo de blues, lo hizo con descendencia.


En 1925 nació King, en Itta Bena, Mississippi, pero se crió en Kilmichael junto a su madre, primero, y luego a su abuela, con quienes se crió hasta los 9 años.

Trabajó en los campos de algodón y allí cono ció "el grito", costumbre a la que atribuye el origen del blues. Se trataba de un lamento cantado en una escala menor interpretado por los esclavos, que servía, entre otros usos, para advertir de la presencia del jefe o cualquier otra circunstancia. "Sí, en el grito comenzó el blues. Siento que está en todos nosotros", dice King.

Su tío, Bukka White, una leyenda del blues le contagió la pasión por la música y pronto se obsesionó con la guitarra, hasta fabricarse una casera con una escoba y tensando cables para atar fardos.

Vivió con su padre en Lexington desde la muerte de su madre y abuela, pero pronto se enfrentó al linchamiento y castración de un joven negro por parte de una pandilla de blancos decidió "huir del infierno". Con 9 años regresó a Itta Bena, donde había nacido.

"He soportado más humillaciones de las que me interesa recordar", estampó en su autobiografía. Los sábados, cuando tocaba descanso en los campos, huía a la ciudad "para escuchar tocar a Count Basie, Charlie Parker, también, y ver a todas las mujeres bellas con vestidos ajustados bailando".

"The Life of Riley" , de Jon Brewer, es la película recientemente estrenada que describe estas vivencias de niñéz, de su vida como músico profesional y como padre prolífico.

BB King fue padre de 15 hijos, todos de mujeres diferentes y abuelo de 22 nietos. "Nunca conocí a una mujer que no me gustara. Las amo a todas, con sus distintas modalidades", confesó el músico a The Guardian.

Y respecto a su vida como referente del blues, hoy, con 87 años, King confiesa haber "hecho lo mejor que podía hacer. Pero sigo queriendo tocar mejor, llegar más lejos".

"Cuando era más joven creía que había alcanzado quizás ese pico. Pero ahora tengo 86 y si llego al mes próximo, tendré 87. Y ahora sé que nunca se puede ser perfecto, nunca se puede ser exactamente lo que debería ser, por eso quiero seguir mejorando", reflexiona.


Fuente: Clarín
Fotos: web oficial y EFE