Entrevistas

Colombia no necesita la ficción

Colombia no necesita la ficción

El periodista Germán Castro Caycedo, quien disertará en Montevideo sobre "Fronteras y puentes entre el periodismo, la historia y la narrativa", explica cómo dejó la investigación en diarios y televisión para volcar su trabajo en libros. Rechaza la visión de Colombia como un país divido entre narcotraficantes, guerrilleros y paramilitares: una de las bibliotecas de Bogotá es la más visitada del mundo.

(Emitido a las 09.14)

EMILIANO COTELO:
Les proponemos conocer a Germán Castro Caycedo. Dicen que es el escritor colombiano más leído en su país después de Gabriel García Márquez. Ambos tienen un origen común: son periodistas. Pero, a diferencia de García Márquez, Castro Caycedo se ha dedicado a la narrativa de no-ficción. Después de una carrera exitosa en prensa y televisión, decidió continuar con su trabajo periodístico por sí mismo, produciendo investigaciones sobre la actualidad de su país, pero no para diarios o revistas, sino en formato libro. Ya lleva publicados diecisiete títulos, el más reciente de ellos: "Más allá de la noche".

A los 64 años Germán Castro Caycedo se dispone a visitar Montevideo, donde dictará una conferencia junto al historiador Gerardo Caetano sobre "Fronteras y puentes entre el periodismo, la historia y la narrativa". Esa disertación tendrá lugar el miércoles, a las nueve y media, en el auditorio de la Torre de las Telecomunicaciones.

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Pero antes de que emprenda viaje hacia acá, lo hemos ubicado esta mañana en su casa, en Bogotá. Allí ustedes tienen dos horas menos, así que son poco más de las siete de la mañana.

GERMÁN CASTRO CAYCEDO:
Sí, pero aquí la gente se levanta muy temprano, nosotros nos levantamos a las siete.

EC - ¿Forma parte de su rutina de trabajo?

GCC - Sí; me levanto a las siete, pero comienzo a escribir a las nueve de la mañana. En tanto, leo la prensa y demás.

EC - Usted trabajó diez años como cronista general en El Tiempo, el diario más importante de Colombia; durante veinte años dirigió un programa de televisión muy exitoso, Enviado especial, que modernizó al periodismo televisivo en su país, pero en determinado momento resolvió dedicarse sólo a escribir libros. ¿Por qué esa decisión?

GCC - Fue el sueño de toda mi vida, y quería ser soberano, porque en un periódico está uno sujeto al tiempo en que tiene que elaborar las cosas, al espacio que hay en el diario... pero en este sentido soy soberano en la extensión, en el tiempo que me demoro. Generalmente trabajo durante un año y medio un solo tema, un reportaje.

EC - Ese es el tiempo que le lleva uno de sus libros.

GCC - Más o menos; algunos han llevado cuatro años, otros dos, es un promedio.

EC - ¿Cómo define a sus libros?

GCC - Son crónicas; es lo mismo que el reportaje, pero cuando se hacen con más espacio, más aliento, que tienen mucho tiempo, hoy se consideran como literatura de no-ficción.

EC - Narrativa de no-ficción. ¿Sus textos son cien por ciento realidad, o incluyen una cuota de imaginación, de creatividad?

GCC - No, ninguna, cien por ciento realidad, los trabajo mucho con una grabadora muchas partes, más una libreta de notas, voy a los sitios donde suceden las cosas, hablo con mucha gente. Es que cuando se trabaja muy bien, con espacio, con la riqueza de la vida de este país, no hay necesidad de inventar nada. Además el reto del periodista es no inventar nada.

EC - Dicen los críticos que usted utiliza la misma técnica de la novela en cuanto a estructura, manejo del tiempo dramático, equilibrio en los climax, en fin, todos aquellos factores de la gran narrativa.

GCC - Es que no hay más que una técnica en el mundo, una sola, hace más de un siglo, para contar o narrar realidad o ficción pero es la misma técnica que en términos generales usted acaba de describir. En un país donde la imaginación parece quedar detrás de la realidad, y si las cosas se describen con técnica, la realidad algunas veces se ve como si fuese ficción.

EC - ¿Usted trabaja solo o cuenta con un equipo de investigación que lo apoya?

GCC - Yo trabajo solo, siempre he trabajado solo. Durante el trabajo de campo se trata desde luego de investigar, pero de vivir, ir a los sitios, tener las vivencias personales con cada personaje. No creo poder delegar eso porque esa vivencia es la que me permite transmitir mis emociones a la gente.

EC - ¿Cuántos ejemplares vende de algunos de sus libros, cuáles han sido las cifras?

GCC - Hay uno que se llama El hueco y otro que se llama El Karina, que pasan los 300 mil libros en Colombia en seis años. Este último lleva cuatro meses y lleva vendidos 30.000 a 32.000 libros.

Mis 17 libros están todos en cualquier librería de Colombia, una cosa que me llena de emoción, porque hoy en el mundo sale un título, dura en el escaparate dos meses, un mes y luego desaparece; éstos llevan 35 años: hace 35 años publiqué mi primer libro (son viajes por el país) y todavía está en las librerías. Están todo en el fondo de la Editorial Planeta, cualquier título consigue usted; son muy leídos en las escuelas, en las universidades, incluso en la academia del Ejército y la de la Policía, hay varios de ellos como libros de análisis.

EC - Esos números de venta que mencionaba han tenidos sus libros, ¿qué significan en un mercado como el colombiano?

GCC - Son muy grandes. En Colombia un escritor promedio puede vender 5.000 libros al año. Significa que la gente quiere hoy saber qué pasa en su país. Desde hace unos 20, 25 años, la crónica, el reportaje tiene más éxito que la novela, porque la gente quiere saber realmente qué sucede en torno a sí misma.

EC - Estamos hablando de un país que vive una situación muy particular en el contexto latinoamericano, un país atravesado por las guerrillas, los paramilitares, el narcotráfico, un país en el que Estados Unidos tiene una intervención relevante en el combate a varios de esos fenómenos; un país muy violento incluso más allá de la guerrilla y el narcotráfico, con una costumbre muy extendida en materia de secuestros, secuestros simplemente por dinero; un país también pautado por la corrupción política. ¿Es ese escenario el que genera la demanda por libros sobre la actualidad?

GCC - No, no; esa es una visión muy parcial de Colombia, eso es lo que se habla en el exterior. Pero Colombia es un contraste enorme entre la violencia y la ternura, que es el término del último libro. Eso es lo que es fácil decir en el exterior, pero Colombia tiene cosas magníficas de las que no se habla porque no son noticia, no son sangre. Somos una potencia mundial en agua cuando la crisis del agua en el mundo comienza con mucha fuerza; somos el primer productor de biomasa de la Tierra; tenemos el 50 por ciento de los genes del futuro para la Humanidad en la Amazonía; tenemos un pueblo muy inteligente... Se me ocurre de momento. Narcotráfico sí hay, desde luego que sí hay, porque somos vecinos del país más vicioso de la humanidad, el mayor consumidor de drogas de la Tierra, que es quien fomenta esto. El narcotráfico no lo inventamos nosotros. Desde luego no digo que sean buenos los narcotraficantes, ¿cómo lo van a ser? Creo que la guerra, la intervención estadounidense aquí, no es solamente por el narcotráfico; yo creo que ese es un pretexto para otras cosas.

EC - Ustedes decía: "Somos vecinos del país más vicioso del mundo"; una alusión a Estados Unidos.

GCC - Desde luego que sí, son los peores consumidores de droga de la humanidad.

EC - Usted agregaba luego que la intervención de Estados Unidos en Colombia no es solamente para combatir un problema como el narcotráfico, que hay algo más detrás. ¿Qué es lo que usted interpreta que hay?

GCC - La gran importancia geopolítica de Colombia, lo que le acabo de decir: genes en la Amazonía, agua cuando ellos están afrontando problemas de agua. Ustedes en Uruguay están muy cerca, por ejemplo, del acuífero Guaraní.

EC - Sí, está debajo de nuestro territorio.

GCC - Sí, claro. En cadenas de política de Uruguay y en organismos argentinos, por ejemplo (yo recibo mucha información de esos estudiosos) están diciendo cómo se habla ahora de una posible célula de Al Qaeda, pero es el pretexto para tomar posesión de esta zona, de este acuífero que es el más grande de la tierra. Creo que sucede lo mismo con la Amazonía, que es una esponja de 60 millones de quilómetros cuadrados, una esponja.

EC - ¿A partir de qué posición ideológica analiza usted la realidad colombiana?

GCC - Yo soy liberal de doctrina, siempre lo he sido. Aquí hay dos partidos, el Liberal y el Conservador; la doctrina del Partido Liberal ha sido el antidogmatismo, el anticentralismo, es decir el federalismo, y es libertario: la idea de liberalismo es libertad de culto, libertad de pensamiento, libertad de movimiento, etcétera.

EC - ¿Cómo observa la gestión del gobierno actual, que encabeza el presidente Álvaro Uribe?

GCC - Pues... no es lo mejor que ha habido en la historia de Colombia.

EC - ¿En qué sentido?

GCC - Tengo el titular de hoy del periódico El Tiempo en mis manos; acabo de decirle que somos una potencia en asuntos de agua, genes, biodiversidad, y el titular con que abre El Tiempo es: "El medio ambiente a la deriva". Yo creo que es... Y el desempleo: es el segundo país; con la riqueza de este país, un país absolutamente verde, que todo el año está en primavera, con la producción maravillosa que tenemos, las posibilidades, porque la vocación agrícola de Colombia es maravillosa, somos el segundo país con mayor desempleo en América.

EC - En cuanto a la forma de manejar esos problemas endémicos a los que yo aludía hace un rato de la realidad colombiana; en cuanto a la forma de manejar el enfrentamiento con las guerrillas, el narcotráfico o la acción de los paramilitares, ¿qué opinión tiene del curso que se ha seguido en estos años de presidencia de Uribe?

GCC - Yo no creo que sea solamente, única, exclusiva, concentrada... He pensado, viendo la historia de los últimos 250 años en Colombia, que el problema fundamental no es la guerrilla ni los paramilitares; el problema fundamental es la miseria, la guerrilla para mí es la consecuencia de la miseria. Pero no se ataca la miseria, con la riqueza tan grande en minerales, en posición geográfica, en la capacidad del pueblo colombiano, cuando usted tiene el segundo país con mayor desempleo de América Latina, saque usted la conclusión.

EC - ¿Cómo se empieza, cómo se ataca semejante batería de enfermedades que aquejan a la sociedad colombiana? Porque si pensamos simplemente en las FARC, la organización guerrillera más poderosa, que tiene más de 40 años, controla el 40 por ciento del territorio colombiano. Por otro lado el narcotráfico carcome, por la vía de la corrupción, el funcionamiento de las instituciones, de los gobiernos. Y menciono nada más que dos ejemplos de una afectación muy seria a la institucionalidad colombiana. Usted recién apuntaba a lo que entiende son las causas de fondo de todos estos problemas. El presidente Uribe ha optado por enfrentar a la guerrilla, por ejemplo, con una militarización muy fuerte; ahora ha tendido algunas iniciativas de diálogo y negociación, por ejemplo canje de rehenes que tienen las FARC por guerrilleros. ¿Pero cuál entiende usted que es el camino para enfrentar la problemática tan seria que tiene la sociedad colombiana?

GCC - A mí me parece muy obvio. Si el problema central es la pobreza y la falta de oportunidades en un país muy rico, hay que comenzar por el estudio, por la educación, por la salud, por el ABC de la promoción del ser humano. En cuanto haya eso habrá empleo, habrá desarrollo, habrá menos necesidad de tomar las armas. Ese es justamente el tema del último libro.

EC - ¿De qué trata exactamente?

GCC - Es una guerrillera que se enamora de su enemigo, que es un soldado, en plena guerra, y el soldado se enamora de su enemiga. Comencé el libro pensando que iba a encontrar las dos caras de la guerra, y después de un año y medio de trabajar con ellos, de escucharlos, de grabar, me encontré que la guerra colombiana (bah: lo sé desde hace mucho tiempo, pero lo comprobé) tiene sólo una cara: el hambre. Ella se va a la guerrilla porque tiene hambre y él se va al ejército porque tiene hambre. Así de fácil.

EC - En el interior de Colombia esas son las opciones; podría agregar una más: integrar los cuerpos paramilitares. Son las tres alternativas de trabajo para muchos jóvenes colombianos de la zona de la campaña.

GCC - Pero es que solamente ver a Colombia por ahí es tan sesgado y tan parcial... Colombia tiene cosas maravillosas, tiene un desarrollo humano enorme; por otro lado tiene un punto altísimo en la ciencia. Entonces es tan fácil hablar solamente de la lacra, es muy fácil.

EC - ¿Y usted en sus libros logra el equilibrio entre la lacra y las virtudes de Colombia?

GCC - Sí, claro que sí. Esa ex guerrillera de 19 años es una muchacha que hoy tiene 24; se salió de la guerra, se vino a Bogotá con su compañero de vida, trabajó inicialmente en una biblioteca y lleva cuatro años yendo absolutamente todos los días a leer porque le nace, porque descubrió las letras; a leer piezas de teatro que se dan en las bibliotecas. Creo que el sistema de enseñanza en nuestras bibliotecas está demostrado en el mundo, porque al tiempo de la lectura hay teatro, danzas, cine-foros, artes plásticas, conciertos... Ella está metida en ese mundo, me parece que representa a ese pueblo de una gran inteligencia que es en promedio el nuestro, un pueblo que tiene la necesidad de estudiar. En abril hubo el Festival Iberoamericano de Teatro, 150 grupos; las estadísticas muestran que solamente en Bogotá, que es una ciudad de 8 millones de habitantes, durante 15 días asistieron 6 millones de personas al teatro. Es un pueblo al que le gusta la cultura. La biblioteca Luis Ángel Arango es una de las 12 bibliotecas grandes que hay en Bogotá, es la más visitada del mundo; usted puede verlo en Internet, allí sale mensualmente el número de visitantes, más que la Pompidou y que la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos.

EC - Pero sus libros son también libros de denuncia.

GCC - Pero están equilibrados. Sí, hay denuncia, pero es que en la guerra también sale el arco iris, entonces tienen ese contraste; en la guerra también hay flores y naturaleza, también hay vida y esperanza, a pesar de la guerra.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: Jorge García Ramón