Cultura

"A los 70, descubrí que era mortal y decidí dejar algo"

Lincoln Maiztegui es historiador, periodista, fanático del fútbol y experto en ajedrez, docente, pero también un gran melómano y, por su fuera poco, al decir de él mismo, un "músico frustrado".


En esta última faceta es en la que se ha decidido a incursionar a fondo a los 70 años de edad, porque quiere dejar constancia de que "hubo una vez, en este mundo y en este país, un hombre solitario y sensible, que amó las cosas nobles y hermosas, las acuñó en su memoria y las cantó".

Entrevistado por En Perspectiva, Maiztegui, habló sobre su disco "De otro tiempo" y de su nuevo libro, titulado "Que Nietsche no tenga razón", una antología de más de 100 páginas que recoge su trabajo como columnista, editorialista e historiador en el diario El Observador entre 2000 y 2011.

Lincoln Maiztegui explicó que por definición es "un músico frustrado, actividad a la que me debería haber dedicado por estar dotado naturalmente" pero que "por razones de prejuicios educativos de mi tiempo quedo un poco como hobby, importante, pero hobby al fin".

"Me refiero a prejuicios de mi tiempo y de mi origen social, un chico de clase media tenía que ser abogado o escribano o algo similar, yo no le hecho las culpas a mis padres de mis propias frustraciones y no encontré el entorno para dedicarme a la música", relató Maiztegui.

Interrogado sobre la posibilidad de que el Lincoln que se conoció hasta ahora no fuera el verdadero, Maiztegui hizo una pausa y manifestó:

"Creo que la música es la única actividad para lo que estoy dotado naturalmente, superando la media, lo otro lo encaré por inquietudes intelectuales diversas y porque además, con el transcurrir de la vida, uno va adquiriendo a lo largo del tiempo una serie de idoneidades que le permiten ganarse la vida en otros aspectos, pero siempre quedó esa deuda conmigo mismo que solo pude pagar de una manera muy relativa cuando, en el programa Guitarreada de Canal 4 de los años 60, gané la primer guitarra de oro".

En otro tramo de sus relatos y vivencias, Maiztegui comentó que "no fue de niño" cuando empezó a tocar la guitarra sino "sobre los 16 años, mi madre dijo que yo tenía que ser abogado, creo que podría haber sido bueno, pero la carrera me resultó insoportable. Aquel aprendizaje memorístico de la época no resulto para mí".

Igualmente aclaró que el encuentro con la guitarra "no fue el disparador, mi amor por la música viene de antes, cuando yo tenía 4 años y estaba escuchando una radio en casa y de repente escuche una melodía que fue lo más hermoso, el tercer movimiento de la sinfonía 40 en Do menor de Mozart".

El periodista e historiador lamentó haberse enfermado en 2006, situación que lo obligó a tener que dejar de tocar la guitarra: "Una de las cosas que más lamento en la vida es la mono neuropatía múltiple que me agarré en 2006 que me impide ahora tocar la guitarra. Me dificulta mucho porque, tras que nunca fui un gran guitarrista, ahora se dificulta más el tema".

Maiztegui reconoció que "esto no es excusa" porque "este disco tendría que haberlo grabado al menos hace 10 años". Ocurrió que "lo grabé ahora porque descubrí que era mortal, cumplí 70 años y dije para mí que si un día palmaba esto se iba a ir conmigo".

"De tanto escribir biografías de gente importante de este país me propuse empezar a trabajar el tránsito y seleccione 11 temas que fui componiendo y con un amigo resolví grabarlos, aunque ya no estoy con la voz como la tenía antes, a lo cual le sume siete temas que cantaban mis tíos y abuela. Algunos de ellos sé que soy la última persona en el mundo que los recuerda".

"Ya que es inevitable morir, al menos que esto no se vaya conmigo y fue por eso que decidí hacer esta edición, privada, para mí y mis amigos. No esta en venta, no tiene un objetivo de difusión masiva sino de documento", puntualizó.

Interrogado sobre el lanzamiento de su nuevo libro, "Que Nietsche no tenga razón", casi simultáneo al de su trabajo discográfico, Maiztegui comentó que "forma parte del mismo paquete", en este caso una antología de más de 100 páginas que recoge su trabajo como columnista, editorialista e historiador en el diario El Observador en el período 2000-2011.

"Vengo evocando la juventud perdida desde hace unos 30 años en todos mis trabajos ahora, desde que empecé a pensar en mí mismo como alguien que no es joven. Todos los que escribimos hemos usado lo que es la más común de todas las verdades pero una verdad absoluta: lo que nunca volverá. Cuando uno empieza a tomar conciencia de eso la visión cambia".

Lincoln Maiztegui concluyó que en estos momentos "no podría soportar mi propia soledad y mi pertinaz celibato de no ser por estar rodeado de gente joven que siempre me acompaña".

Escuche la canción de Lincoln Maiztegui (Volveré un día)