Gabriel Quirici y Lucía Chilibroste: ballet, historia y lucha de clases
En "La bolilla que te rifaste", Gabriel Quirici encaró la historia desde otra perspectiva: el ballet. Para ello trajo a una profesora más que idónea, Lucía Chilibroste, quien se especializa en la historia de la danza. Lucía es colaboradora en distintos medios de prensa y desde el 2013 está a cargo de las charlas previas con el público en las funciones del Ballet Nacional del Sodre.
Nuestro conductor, Diego "Sapo"; Zas, aventuró que tal vez no le gusta el ballet porque no conoce el contexto de las obras. "Detrás de cada obra hay un contexto político"; dijo Lucía. "Las obras, las artes escénicas, son frutos de su momento. Han cambiado a medida del tiempo y según los espacios".
Lucía lleva adelante una charla introductoria antes de cada función del Ballet Nacional del Sodre, excepto la de su estreno. Allí se cuenta información sobre la obra, como cuándo se creó o qué versiones tuvo. Además los bailarines que la interpretan participan de dicha charla, comentando qué significa para ellos la obra, su papel, etcétera. "Es como ir a ver la selección y ver antes a Forlán, a Suárez, que te cuenten cómo se preparan";.
La profesora destacó el resurgimiento del ballet nacional, batiendo todos los récords de ventas de entradas. Sobre las causas de esta explosión, Lucía piensa que "Julio Bocca obviamente es fundamental, su nombre va asociado a esto y su figura es inseparabale de lo que está sucediendo hoy". La reapertura del Sodre también repercute, pues las obras que se montan ahí no se podrían realizar en otro lugar. "El apoyo político e institucional también da certeza y seguridad de que las cosas salen".
A modo de ejemplo de cómo la historia se ve a través de esta expresión, Gabriel y Lucía comentaron las diferencias en una obra clásica, "El lago de los cisnes". Tras el triunfo de la revolución rusa, "comienza la discusión de qué hacer con el ballet, porque es un arte demasiado aristocrático para la nueva Rusia proletaria", cuenta Lucía. Si bien en primera instancia se pensó en erradicar el ballet, su arraigo popular hizo que se comenzara a "proletarizar las obras clásicas, y después crear obras con el realismo socialista encima". En la obra original un brujo convierte en cisnes a varias princesas y para romper el hechizo una de ellas debe enamorar a un príncipe. El final soviético "no podía permitir que el malo, el poderoso, triunfara sobre todos los demás. Entonces opta porque todos los cisnes se unen y matan al malo, así quedan todos libres".