Boomerang presenta un manual de artimañas: "Engañamundos"
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Gonzalo ZipitrÃa tiene 33 años, es vocalista y guitarrista de Boomerang. Creció en la época "sónica" y a los 15 años tuvo una banda de hardcore punk. También fue amante del pop inglés: Happy Mondays, Stone Roses, Inspiral Carpets. El britpop, subgénero del rock de la década del noventa, provocó "un cambio radical" en su cabeza. Por lo que adelantó a Espectador.com, y para su sorpresa, la recepción de "Engañamundos" en vivo es "increÃble" porque "la gente nueva se copa".
La presentación oficial de "Engañamundos" (Bizarro Records) seguramente sea en mayo de 2015, después de "un veranito cargado" que resta atravesar.
Si en el disco Premiere (2005) ZipitrÃa decÃa "hoy es nuestra gran noche y la activo yo", en "Engañamundos", nueve años después, la noche pasó a ser un momento de composición y desenchufe. La banda cambió y su última producción apunta a ello: atrás quedaron los conflictos internos y la idea de hacer música porque sÃ. Antes de que comenzara la entrevista coincidimos en algo: "Contar las canciones hace que pierdan la magia". Sin embargo, se animó a contar de qué se trata el disco y cómo llegó a engendrar un perfecto "manual del engaño".
- "Engañamundos es como un álbum de los viejos, como me gustaban a mÃ: tiene un principio, un desarrollo y un final. Pasó totalmente sin pensarlo. HabÃa un bonus track que no sabÃamos dónde meterlo y funcionó porque llevamos el disco a un riesgo que no sé qué y no te das cuenta que es tan ecléctico al principio", asegura.
- Antes de meternos en el disco: editaron Premiere en 2005, cuatro años más tarde lanzaron Complicado (2009) y ahora en 2014 llega Engañamundos. Hay casi cuatro o cinco años entre disco y disco, un tiempo importante, ¿qué hiciste vos y qué hizo la banda en ese perÃodo de inactividad?
- SÃ. Además editamos Un, dos, tres, va en 2012, un registro que fue un punto de inflexión para la banda. Cambiaron dos integrantes que fueron medulares: por un lado, Luis Angelero, mi dupla compositiva, algo que antes no tenÃa; por otro lado, Bruno Tortorella en los teclados, siempre protagonistas en Boomerang. Empezamos a ver qué querÃamos hacer con la banda y dijimos de hacer nuestra música el mayor tiempo posible para sentirnos satisfechos y no hacer discos porque sÃ, divertirnos un poco más, algo que no pasaba antes. Éramos pendejos, habÃa peleas internas en la banda, de ahà surgió "Complicado" y el concepto de melancolÃa y no sé qué mierda. A partir de 2012 la máquina empezó a funcionar.
Fábulas del miedo
- ¿Siempre dedicado a la música?
- SÃ, casi siempre, sÃ. Laburé con otra gente. Compongo mucho para mÃ, pero nunca me tiré a hacer nada. Me encanta la idea de tener una big band atrás y cantar; soy amante desde Frank Sinatra hasta Paolo Nutini. Me encantarÃa ejercitar bien la voz y algún dÃa poder tener la posibilidad de ahondar en eso. Tengo mis canciones: algunas las vuelco para Boomerang. En Engañamundos laburamos sobre una idea que trajo Gustavo Iglesias, ingeniero de sonido de Babasónicos y productor del disco: empezar de cero, tratar de reinventarnos sin perder la esencia.
- ¿Por qué "engañamundos"? Es una palabra que existe en el diccionario, "el que engaña".
- Cuando estábamos buscando el tÃtulo para el disco grabábamos las voces y tenÃamos los tÃpicos, buscamos una canción y explicaciones, pero no nos convencÃa. Nos atraen los tÃtulos de una palabra sola. QuerÃamos darle una vuelta de tuerca sin caer en facilismos. En una letra, en Juntos, habÃa usado "engañamundos" porque me gustaba, casi sin pensar. La buscamos y existÃa. Se ataba perfectamente al concepto del disco. Algo Charles Bukowski dijo, también Gustavo Cerati lo citó: en el arte podés mentir. Estoy cantando y no cuento una historia mÃa, invento fantasÃas de cosas que leo y veo por ahÃ. No quiere decir que no tengamos un mensaje, pero Engañamundos es como el manual del engaño.
- A lo largo de las canciones, es difÃcil seguirle el rastro al engañamundos. ¿Quién es? ¿Una persona infiel? ¿Una persona arrepentida?
- Es todo. El pibe que era infiel y que decÃa te estoy diciendo una cosa a la otra canción busca a la mina, no la puede encontrar y llora en un rincón.
- ¿Es algo que podés trasladar a tu vida?
- Me causa mucha gracia porque mi mujer siempre me dice esta canción me hace acordar a algo y ni loco, trato de forzar eso y llevarlo a situaciones que perfectamente pueden existir, pero me encanta inventar. Dentro de cosas que pueden pasar invento historias. Sà hay cosas claras, la canción Todo dicho habla un poco del engañamundos: no tengo por qué ser honesto cuando te estoy cantando, canto algo para que te conmueva, que te llegue un mensaje y lo decodifiques de determinada manera. SalÃs por un minuto de la realidad y el viaje es lo más importante; no es lo que quiere decir exactamente.
- Pese a todas esas facetas del engañamundos, el amor es el común denominador, ¿coincidÃs?
- Puede ser. Pasa que depende de cómo lo mires.
- Y si mirás el arte del disco, es todo rosado…
- Eso fue por el diseñador.
- ¿Fue una idea negociada?
- Es la primera vez que no negociamos con nadie. Incluso para trabajar en el disco, hay un amigo que se llama Rafa Dossetti, un guacho que respeto muchÃsimo, fanático del jazz, melómano, cinéfilo, nunca hizo una canción en su vida y lo invité porque querÃa que escribiera algo conmigo. Soy un tipo muy inseguro y en esta etapa quise dejar todo ese ego de que puedo hacer todo solo, para vincularme con la gente que me importa. Me junté con Rafa y me pasó a Andrés Caicedo, un poeta colombiano de los setenta. Me dio pila de data y nos fuimos retroalimentando. En realidad, lo que necesitaba era que alguien aprobara lo que yo estaba diciendo. Me dijo: Gonza, acá no tengo que escribir nada, está buenÃsimo, capaz que cambiamos alguna palabra. Me pasó también con MartÃn Cáceres, de Hermanos Láser, un gran amigo nuestro: laburo mucho las armonÃas con las voces, estábamos medio trancados con los coros y le dije que se venga a la sala; algunas tomas quedaron, otras no, pero se copó. Acá empezamos a tratar de negociar, pero libremente. A Dani Scharf, diseñador gráfico e ilustrador, le pedà que me sorprendiera. Él inventó lo del "manual del engaño": un universo con un tipo que no sabés si es hombre o bestia, con una careta de mujer, un farsante que encima cuando camina por la ciudad va incendiando todo. Nunca lo atamos al amor, pero sà creo que hay mucho de las relaciones humanas.
- En una canción le pedÃs "lo que sea" a la noche. ¿Qué es hoy por hoy la noche para vos?
- Hasta no hace mucho era un noctámbulo total, salÃa de lunes a lunes. Eso se vio reflejado en nuestro primer disco. Ahora lo que me pasó fue que la noche es mi momento de simplicidad: no me suena el celular, no me rompe las bolas mi mujer, mis amigos están en sus casas. Es el momento en el que escribà todo el disco, laburaba con el productor. El "tengo noches largas pero no sé cómo usarlas" lo digo más que nada en un momento de desesperación, de estar frente a una hoja en blanco y luchar contra eso: cuando entro a escribir es un momento horrible, es una tortura, no es divertido y ay qué lindo me fumo un porro, las bolas. Entro a sudar, tengo ganas de ir al baño. Después cuando sale lo gozás. Hablo de eso, ese es mi punto de vista. Incluso, la banda está desde otro punto en la noche: estás en el boliche tomando algo, pero no estás.
- ¿La banda se comprometió más con la composición?
- Fue algo nuevo para nosotros. Nunca habÃamos trabajado asÃ. Esperaban a que hiciera las canciones y después laburábamos todos. Acá fue distinto: Ãbamos haciendo las cosas y a medida que se iban proponiendo veÃamos qué pedÃa cada tema en particular. Viene atado con lo que decÃa de negociar: la banda estuvo más comprometida con el proyecto, más involucrada, presente en todas las etapas.
- ¿Eso te saca presión?
- Me saca presión y me da más satisfacción porque veo que están más motivados.
- ¿El orden de las canciones en el disco fue pensado?
- No, para nada. Es más, Piden pista, el corte de difusión, iba a quedar afuera del disco. Eso es lo que nos gustó de trabajar con Gustavo: grabó desde Babasónicos, Diego Torres hasta Vicentico… nos pidió que cada tema estuviera tan bueno como el otro. Piden pista era una buena canción, pero iba a quedar afuera porque no tenÃa un buen estribillo y el último dÃa le metà un cambio de melodÃa por pedido de Gustavo y quedó.
Piden pista
- Invitaron a Pablo "Boni" Bonilla…
- Si me da igual era uno de los temas que habÃa quedado afuera del disco. Un dÃa nos encontramos con Bonilla, comiendo, y nos dijo para producir un tema y dijimos "por qué no". Es un bonus track, pero es un track más. Conceptualmente está separado, nos parecÃa que esa atmósfera es distinta a todo el disco.
- ¿Es un giro que puede tomar Boomerang en el futuro?
- Totalmente. No tenemos ningún prejuicio con nada y menos ahora. Lo hacemos para divertirnos.
- ¿Es alocado pensar en un videoclip para algunas de las canciones?
- No, no. Ahora a fin de año va a haber un nuevo corte de difusión y de esa canción puede salir algo. No puedo adelantar mucho.
- ¿Qué tienen pensado para la presentación del disco? ¿Se puede repetir alguno de los invitados que participaron de Un, dos, tres, va?
- ¡SÃ! Es más, estoy tratando de buscar a esos invitados para hacer algo acá. Estamos tratando de llegar a todo el Uruguay sin la necesidad del protocolo de un sello discográfico; la estamos buscando nosotros. Llevamos la banda en un formato distinto: compramos unos pads y nos reinventamos para poder entrar a un boliche tocar aunque seamos tres. Tratamos de poder hacer algo con invitados especiales. Queremos traer a Banda de Turistas porque hicimos una linda amistad; los conocimos de rebote cuando vinieron a tocar. A los dos nos gustaba la música de cada uno sin conocernos, fue muy legÃtimo: salimos con ellos de noche y después salimos de gira.
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