Cuentos ganadores del concurso de cuentos breves de La Tertulia de los Viernes. Noviembre 2014
Este mes, la consigna del concurso era: "cuentos de domingo".
Autores nominados (por sus seudónimos):
ARQUIMEDES
DON CIDADE
DULCINEA
FLORENCIO S
IDAIRA
OSIRIS R.C.
QUIA
TANA
ZURUBIÌ
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Cuentos preferidos por el jurado
Elegido por Matilde Rodríguez Larreta:
Retreta canaria
Contaba mi bisabuela, que en la ciudad de Canelones, ya en su época existía la tradición de la retreta.
Así denominaban a la costumbre, en que las damas recorrían la plaza principal en el sentido de las agujas del reloj, mientras los hombres lo hacían en sentido contrario, y todo amenizado por los acordes de la Banda Municipal.
Lo mismo hacía mi madre cuando era adolescente, y también yo probé el sabor de esa encantadora usanza.
Los domingos, se duplicaba el gentío, porque llegaban de pueblos vecinos.
En aquellas rondas, se establecían cacerías silenciosas, en que agazapados detrás de la esperanza, había quienes esperaban atrapar el amor.
Una nochecita dominguera, la "bisa";, encontró en la retreta, unos ojos que la arrastraron hasta un sendero de ilusiones, y allí comenzó a crecer aquel árbol, que fue poblando sus ramas de retoños.
Idaira
Elodia Domínguez Fontela
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Elegido por Carlos Maggi
Recuerdos
La historia del abuelo cuenta que cada madrugada, su madre partía hacia el campo con un balde en la mano. Las dos vacas que habían podido conservar, estaban escondidas en un precario sótano lejos de la casa, invisible para los soldados.
Los domingos era una ocasión especial, esa leche se convertía en el mejor de los postres caseros al juntarse con unas cucharadas de arroz.
Tana
Silvia B. Bottazzi
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Elegido por Juan Grompone
Espacio
Era un domingo radiante.
Se sentó y con disimulo empujó los ravioles recién terminados, para hacer espacio al termo y el mate. La mesa de la cocina iba resultando chica para tanto nieto.
Ella, de espaldas, sin dejar de revolver el tuco, le dijo: "si se cae un raviol, te lo comés crudo";.
Él, rápido, contestó: "¿y si me muero?";.
Entonces ella se dio vuelta, lo miró a los ojos y dijo pensativa: "si te morís, yo me muero contigo";.
Zurubí
MARIO ITURBURU GUTIÉRREZ
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Elegido por Mauricio Rosencof
MAESTRA RURAL
El viento caliente de aquella dominical mañana de diciembre jugueteaba con la bandera Uruguaya. Azul de cielo, blanco de pureza, amarillo de sol, ondeaban sobre el blanco de cal del frente de la escuelita pública número cuarenta y nueve, en el paraje Rincón de Zamora, Departamento de Tacuarembó.
El paraje es muy lindo -decía con voz átona la pulcra y pequeña figura de la maestra Silvana a su eventual interlocutor pueblerino. Pero en su voz fronteriza y joven se podía notar un levísimo dejo de tristeza y soledad de campo, de lejanías de cariño, de desarraigo de familia.
Entonces, haciendo un gesto entre agradecimiento y resignación (que sólo algunas pocas mujeres lo saben hacer), ella le disparó la frase que al veterano y curtido inspector le conmovió, por su ternura, hasta muchos años después de jubilarse.
Le dijo: "a veces los domingos de tarde me quedo un poquito triste, entonces agarro y voy hasta el aparador y me sirvo una copita de anís";.
OSIRIS R. C.
Luis Grassi
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Cuentos finalistas
Tercer premio
Cosas de perros
Domingo era un tipo chapado a la antigua; tomaba mate en la vereda, creía en la policía y en los curas, y leía el diario todos los días. Tenía otra cosa: hablaba solo. Especialmente cuando sacaba a pasear al perro mientras se enteraba de las noticias. La correa en una mano y el diario en la otra, su soliloquio no cesaba: "¡Pero qué barbaridad! ¿Viste, Pulgoso? ¡Ahora nos quieren poner otro impuesto! ¿Qué se creen los del gobierno, que somos una vaca lechera, que cuanto más la ordeñan más leche da? ¡Así no se puede vivir!"; Y el pichicho, atento al parlamento de su amo, lo miraba como si entendiera. Un día apareció en el diario una noticia que hizo que Domingo protestara con voz más alta de lo usual. Entonces, antes de que se volviera a mirar a su perro, que se había rezagado oliendo un macachín, escuchó un extrañamente modulado pero claramente comprensible: "Te entiendo";. No tuvo el valor de mirar hacia atrás. A partir de ahí, sus paseos fueron silenciosos.
Hornero
Juan Antonio Adano
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Segundo premio
Sedal
Salió llorando de la discoteca en aquella madrugada de domingo. Corrió angustiada hasta llegar a la rambla. Bajó los escalones y agitada tambaleó en la arena. Sumergió sus pies en el agua. Respiró profundamente, un alivio le llegó desde las primeras luces del amanecer. La fuerza implacable de las olas la atraía; tal vez ellas vencieran su dolor. Y comenzó a caminar hacia la profundidad dejándose llevar. Entonces, en ese momento, lo vio. Sentado en la roca pescando, él la observaba con una piedad incierta. La angustia se prendió al anzuelo y ella regresó a la orilla. Fue el compañero de su vida.
Venus
Irma Canapá
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Primer premio
El pino chiflador
El anciano salió de su casa y caminó lentamente hasta la plaza. Tarde de un domingo de primavera, soleado y algo ventoso. Al llegar, se acomodó en su banco preferido a la sombra de un pino silbador. Llamó su atención no escuchar el chiflido habitual de las hojas movidas por el viento. Se deleitaba mirando a los niños jugar al fútbol pero tampoco pudo escuchar sus gritos. ¬â"Me estoy quedando sordo¬â" rió para sí. De pronto la pelota fue a dar a sus pies pero no consiguió patearla como otras veces. Un niño se acercó a buscarla y esta vez pudo escucharlo decir: ¬â"Qué raro que el viejo no vino hoy.
Hernando Arias
Martín Alonso Cerviño