A diferencia de otros realities, en "The Sisterhood" no habrá conflictos sexuales o fiestas desenfrenadas, por el contrario, las aspirantes a monjas deben enfrentar un cambio radical donde la castidad, la oración y la obediencia serán sus nuevos pilares de vida. Esas serán las pruebas de cada día.

Durante seis meses los televidentes serán testigos del proceso de "discernimiento" de estas jóvenes que tendrán que dejar desde el pintalabios hasta sus parejas sentimentales.

En el primer capítulo las jóvenes deben abandonar su vestimenta y ponerse un uniforme de pre-monja con chatitas negras, pollera azul hasta la rodilla y camisa celeste suelta de manga corta.

Las lágrimas aparecen cuando una de las protagonistas se entera de que debe dejar de maquillarse para concentrarse en su vida interior y ruega a las monjas que le permitan la base y el correcto para disimular el acné. Otra de las chicas se paraliza cuando le ordenan sacarse el esmalte de uñas.

"Tenemos la misión de llegar a la gente, y los de mi generación ven mucho la televisión, ¿qué mejor manera?", afirmó Stacey Jackson, una de las participantes.

La joven de 26 años tiene un propósito muy claro al participar en "The Sisterhood": cómo es vivir lo que ella cree que es la vida de verdad.

"La gente cree que las religiosas son agrias y aburridas, pero nunca me había reído tanto como con ellas. Tienen un verdadero sentido de la alegría, aunque no las atrapan nuestras pequeñas esclavitudes. Están alegres y así atentas";, dijo Jackson.