Entrevista a Federico Sanguinetti

"Chopper" volvió, editó un disco y la máquina no para

Chopper volvió al ruedo y el metal uruguayo lo festeja: editaron "Hechos consumados", un disco que durmió en la oscuridad y se despertó en 2014, después de un breve descanso que se tomó la banda. A 25 años de su formación, con varios discos en su haber e integrantes que fueron y vinieron, El Espectador habló con Federico Sanguinetti, guitarrista de la banda, para conocer detalles del disco y los proyectos que quedan por definirse. "El metal es un sentimiento", adelanta.

Por Martín Fernández

LOS INICIOS. Escuchó a Paco de Lucía por primera vez a los 14 años. Lo fue a ver al Teatro Solís con su madre y quedó tan conmovido que consiguió que le autografiara una guitarra criolla. "Ella tocaba el piano conmigo adentro; toqué percusión en la escuela y después seguí con la guitarra a los ocho años", recuerda. Lo primero que le gustó escuchar: "Music for Unicef" (Música para Unicef, traducido al castellano), un disco que tenía su primo y reunía el talento de Rod Stewart, Bee Gees, ABBA, Donna Summer, John Denver, entre otros.

"Después me pasé para el rock", precisa. Empezó por los británicos Queen y "Another one bites the dust" (del disco "The game", 1980); más tarde, sería el turno de los australianos AC/DC, Iron Maiden, todos aportes gentileza de un amigo del liceo, José "el negro" Nozar, baterista de Buenos Muchachos y mecha iniciadora de la raíz metalera que más tarde seguiría Sanguinetti. Escuchaban vinilos y casettes, una época en la que todavía no existían los discos: "Nos dábamos unas panzadas de álbumes por las tardes; me impactaron muchos los discos de AC/DC, ahí empecé a escuchar heavy".

La primera banda en la que tocó fue "Shock", un cóctel de rock glam californiano.

Sanguinetti no es miembro fundador de Chopper; entró a la banda en 1991: "Tocaba en Shock; el bajo porque no conseguían bajista; el grupo estaba formado por Kairo Herrera, Pablito Mariani y Fernando Varela (…) compartimos escenario con Chopper y el peruano D´Angelo sabía que tocaba la guitarra, necesitaban un guitarrista, me dijo que me aprendiera dos temas y que fuera al ensayo". Final de la historia, Sanguinetti se convirtió en un Chopper.

Pasaron 25 años desde su fundación y el guitarrista asegura que todavía hay lugares para el metal y los metaleros. "Cuando empezamos no había infraestructura; ahora hay muchos espacios, venues. Los boliches siempre estuvieron; pero como dice Ernesto, el otro guitarrista de Chopper: un inferninho, un infiernito, un antro al que llevan un parlante y van tipos vestidos de negro. Eso existió siempre".

HECHOS CONSUMADOS. Es el título del disco de Chopper que ya está en las disquerías y alude al cierre de un ciclo. Superada una inactividad que llevó varios años, la banda decidió volver a juntarse y en 2013 se produjo el esperado regreso. "Parecía una idea loca (…) nos preguntamos cuánta gente iría a vernos; empezamos mail para acá y para allá", se acuerda.

El manáger y productor Daniel Renna "movió los hilos" desde España y la reunión parecía acercarse. Finalmente, en 2013 concretaron dos shows en La Trastienda que agotaron entradas y provocaron una energía que se cristalizó en un disco: los "hechos consumados" que eran deuda, canciones sin terminar, partes de temas, riffs que terminaron por plasmarse en su más reciente producción.

Alejarse de Chopper, aunque suene extraño, ayudó a Sanguinetti a explorar otros géneros y recursos. "Me acerqué a otros estilos; siempre seguí escuchando y tocando heavy (…) me acerqué al flamenco y fui guitarrista de muchas compañías de acá, me acerqué a la guitarra sin púa, a tocar con los dedos y las uñas, ví de dónde viene todo, la música española que me atrajo cuando escuché a Paco de Lucía tocar en vivo", dice.

Esa experiencia e impronta se aprecia en Acerca de mi sociedad y En los cerros de la locura, dos tracks del disco: si bien "la guitarra no está pelada, pueden verse las armonías, cosas de otros géneros", explica.

"Hechos consumados" reúne el aporte de la banda entera, compartimentado en pequeñas dosis. "En Chopper nos repartimos, hay de todos nosotros en todos los temas, en algunos más, en otros menos; metemos la cuchara todos", repasa.

"Más maquiavélico"

Volver al estudio fue raro. Chopper tenía ensayos encima desde su regreso, pero la primera sesión de grabación pos separación no fue normal. "Hubo tensión; fue un poco a contrarreloj y con una logística muy complicada (…) el peruano vino desde Perú, Daniel desde España (…) nos conocemos, somos hermanos, pero no estaba ensayado al milímetro", comenta. La tensión se fue desvaneciendo con el paso de los acordes, con "la hermandad" y la amistad. Los Chopper son amigos por fuera de la música, comparten "otras cosas" y el paso del tiempo no cambió las costumbres dentro del estudio: "Hay un código no escrito, una manera de proceder: más natural, las cosas están sobreentendidas". Sanguientti entromete una metáfora futbolera y da a entender que las cosas salen de memoria, "hacemos un pase sin mirar al otro porque sabés que está".

El disco concluye con influencias personales de cada uno de los integrantes. En el caso del guitarrista, la canción elegida fue "Riga" de Zero, un clásico del rock uruguayo. "Se consumó el hecho, nos sacamos las ganas de grabar unos covers (…) no era el momento de grabar un disco de 14 canciones propias, no estaba cocinado", por eso grabaron "Mi testamento" (Sádica), "Con botas sucias" (Barón Rojo), "Cambiarás al hombre" (Psiglo) y "Mejor no hablar de ciertas cosas" (Sumo).

"¿Por qué Riga?", pregunto. "Me impactó tanto cuando la escuché; marcó mis comienzos con la música y lo local; me parecieron unos revolucionarios, los iba a ver, su propuesta estética me impactó mucho y la voz de Leo García me encantaba", resume.

LOS CHICOS QUIEREN ROCK. Los fanáticos siempre exigen. Chopper no perdió identidad con el paso de los años. "Estamos en una etapa nueva de la banda, los temas son nuevos (…) Si bien la línea musical pudo haber cambiado, lo que no cambió es la fidelidad con el público y lo que nos devuelven", conjetura. La presentación de "Hechos consumados" puede darse a mitad de 2015.

ACTUALIDAD. Hoy por hoy, Sanguinetti tiene varias actividades. Por ejemplo, editó un disco con "Tensión", una banda que formó por fuera de Chopper y que tiene guitarras potentes y una voz más aguda. Es arquitecto, dibuja y expone dibujos en la Fundación Pablo Atchugarry. "Hago algunos trabajos (…) por momentos, la arquitectura brinda la mayor parte de los ingresos", cuenta. Para el metalero "definitivamente" es más difícil vivir dedicado a la música, arriesga: "Es una cuestión de números, de escala".

LA GUITARRA. "Mental o físicamente", todos los días le dedica horas a la guitarra, ya sea "estudiando, tocando, practicando piques, sacando partes, ensayando con Tensión (…) a veces de mañana, a veces de noche cuando hay silencio". Tocar la guitarra es una necesidad que asume incorporada y "sale a cualquier hora"; lo único programado son los ensayos. Los vecinos de su edificio a veces son un problema: "Hemos tocado con batería y estuvimos al borde de la roja; no se puede (…) es parte del ser guitarrista, dos cosas: una, por más bien que toques y que la pieza sea linda, si lo tocás 17 veces a la cuarta no te quieren escuchar más; dos, el ruido para estudiar es complicado, no te deja concentrar". Actualmente, asiste a clases con Olga Pierri, hija del compositor y músico José Pierri Sapere. "Hasta el día que te mueras quedan cosas por aprender. Tomar clases te hace seguir una línea, ser autodidacta, otra (...) hace 10 años averigué las condiciones para entrar a la Escuela Universitaria de Música y no las reunía; hoy, quizás, sí podría entrar".

CHOPPER VOLVIÓ PARA QUEDARSE. "Es así: hay material en un horizonte no muy lejano; quedaron cosas, quedaron cositas flotando que no están en el disco", adelanta. Así, hay hechos que están esperando consumarse.