El laicismo y la religión en el Uruguay

¿Uruguay país laico?

¿Uruguay país laico?

En su editorial del miércoles 30 de marzo, Miguel Pastorino reflexionó acerca del actual debate sobre la laicidad en el Uruguay y el lugar de la religión en la discusión pública. Expresó que hay tendencias fundamentalistas en religiosos y en laicistas, y que el Uruguay tiene un Estado laico, pero es una sociedad plural y diversa. La falta de diálogo y debate serio sobre el tema hace que repitamos mitos y prejuicios que pertenecen al siglo XIX.

Miguel Pastorino sobre laicidad

Al comenzar el programa, afirmó que "Cualquier persona, sin importar el lugar que ocupe en la sociedad tiene un modo de ver el mundo, el ser humano y la vida. Es una ingenuidad epistemológica creer que alguien sea una especie de mente neutra desideologizada, incontaminada". 

"Lo importante es ser intelectualmente honesto y que todos tengan derecho a hacer conocer su visión de las cosas y a defender sus ideas en igualdad de condiciones. Lamentablemente el prejuicio decimonónico de que la religión es una alienación y que los creyentes son personas subnormales, todavía sigue campeando abiertamente en nuestra sociedad".

A propósito de las recintes discusiones sobre los monumentos en Uruguay, especialmente la colocación de una imagen de la Virgen en la Rambla del Buceo, expresó la necesidad de un debate más profundo sobre el tema.

"El modo de comprender la laicidad en el Uruguay está transformándose y generando una especial hipersensibilidad en cualquier discusión sobre el tema. Es claro que pocos espacios de la vida social generan reacciones tan intensas y sensibles como la religión y la política. Además al coexistir en la misma persona el creyente y el ciudadano, pretender un dualismo esquizofrénico es demasiado ingenuo. Hablar de religión parece estar prohibido por un mandato cultural, por un dogma social que está perdiendo vigencia. En nuestra educación laica está muy bien que no se adoctrine en ninguna religión o ideología -o al menos eso se espera-, pero así como estudiamos las ideas que han configurado la historia del pensamiento, ¿por qué no se estudia la historia de las creencias que han configurado nuestra cultura? ¿Se puede comprender los conflictos actuales en Medio Oriente sin saber algo del Islam? La Historia de las religiones como asignatura sigue siendo un tema pendiente en la educación pública, tal vez por el trauma de "no hablar" de religión".

Insistió en la necesidad de una educación para el diálogo y la convivencia, criticando los mitos igualitaristas.

"Nuestra sociedad se ha convertido en un lugar de convivencia intercultural. Todo encuentro potencia el enriquecimiento mutuo y la revisión de los propios modos de ver e interpretar la realidad. El diálogo se convierte en tarea ineludible del ciudadano. Reconocer al otro, al diferente, exige no confundir la igualdad de derechos con el "mito" de ser todos iguales, porque no lo somos.   El énfasis en la igualdad, que no respete la diferencia, se vuelve cómplice de una lógica de exclusión. El peligro de ciertas fiebres igualitaristas es confundir igualdad con anular todo lo que sea diferente".  

"Crecer en una cultura de la comprensión y el respeto, del diálogo y la apertura a la diversidad cultural y religiosa, requiere una toma de conciencia del peligro que encierran todos los modos de intolerancia, discriminación y fanatismo".