El viento traerá otra vez a Aristimuño a Montevideo
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Espectador.com conversó con Lisandro Aristimuño en la previa de su presentación en el Auditorio Nacional del Sodre el próximo 11 de mayo. El cantautor argentino habló de su labor como artista independiente y productor. Además, confirmó una muy buena noticia para sus seguidores: acaba de finalizar la grabación de un nuevo disco de estudio.
Por Mandy Barrios
Hace poco más de 10 años Aristimuño comenzó un camino solitario, independiente y autogestivo. Con una guitarra y una laptop cargó su mochila de canciones y las sacó a pasear. Fue esparciendo semillas que se han convertido con el transcurso del tiempo en mucho más que un verde monumento.
Tras participar en el significativo homenaje a Alfredo Zitarrosa en el Estadio Centenario, Aristimuño aterriza en nuestro país con su banda completa para presentarse en el Auditorio Nacional del Sodre.
"Tuve la suerte de ir varias veces a Montevideo, incluso toqué en lugares que ya están cerrados, pero nunca en el Sodre", cuenta pegado al teléfono desde el lugar donde nacen sus canciones. Allí donde puede ser el Willy Wonka de su fábrica de música.
En lo que va del año es la tercera vez que se presenta en Uruguay, ya que en enero participó junto a Martín Buscaglia en el festival Medio y Medio que se realiza todos los años en Punta Ballena.
"A Martín lo conocía porque también soy un melómano y compro discos. Él sacó su primer disco cuando más o menos yo saqué el mío. Tenemos similitudes en la forma de trabajar. Me lo había cruzado algunas veces, pero nunca fue más de un 'hola y chau'. Esta vez, se le ocurrió a Leandro Quiroga de Medio y Medio juntar a músicos uruguayos con argentinos y la verdad que fue algo que voy a recordar siempre. Teníamos dos fechas y tuvimos que agregar otra. Ojalá en algún momento nos volvamos a ver porque tuvimos mucha conexión y aprendí muchísimo. Nos hicimos muy amigos".
Para ir haciendo la previa les compartimos sus dos registros en vivo titulados En concierto, que fueron divulgados por el músico a través de YouTube el pasado noviembre.
La historia conocida por sus fanáticos
Cuando uno se pone a investigar sobre Lisandro Aristimuño se encuentra con un tipo sensible, pero con carácter que se lo asocia con la Patagonia, el viento y el color azul. Se encuentra con un artista de 37 años, nacido en Viedma (provincia de Río Negro), que cursó la primaria en Luis Beltrán, y regresó a su cuidad de origen para continuar la secundaria. Se encuentra con un hombre que sufre de asma y es vegetariano.
Hijo de padres artistas, entre los 13 y los 17 años Aristimuño empezó a subirse a los escenarios con la Ovation de su padre y dedicó parte de su vida a cantar covers de rock argentino junto a sus amigos en Marca Registrada. Aprendió tocando canciones de otros, esa fue su escuela.
Pero su rumbo cambió cuando decidió dejar de hacer versiones. Tenía entonces 22 años y un destino incierto.
Pasó un tiempo en Mendoza en la casa de sus tíos y finalmente eligió irse a Buenos Aires y dejarlo todo por amor. Se fue por una mujer que lo hechizó a los 15 años y lo sigue haciendo hasta el día de hoy, junto a su hija Azul de 4 años.
Llegó a Buenos Aires en la época de los cacerolazos y atravesó la crisis de 2001. La agitada ciudad le deparó varios ataques de pánico. Se agarró una especie de fobia y de parálisis facial por el pánico de salir. "Fue traumático", pero la música lo sacó de ahí, según ha confesado en varias oportunidades.
Cuando se mudó no tenía pensado vivir de la música y empezó a dar clases como maestro de jardinera.
En Buenos Aires fue donde gestó su disco debut: "Azules turquesas" (2004) y, aunque se encontró con un mercado difícil, logró sorprender.
Su música marcó desde el inicio un estilo con aires folklóricos y sonidos electrónicos. Hoy lleva publicada una obra corta pero poderosa que consta de cinco discos (seis, si se cuenta a "Las crónicas del viento", como dos discos).
Después de "Azules Turquesas" llegó "Ese asunto de la ventana" (2005) y luego "39°" (2007). Posteriormente llegó el doble "Las crónicas del viento" (2009) y por último "Mundo anfibio" (2012).
La electrónica lo acompaña desde el comienzo y con el tiempo fue aprendiendo hasta mezclarla con la banda que tiene hoy: Martín Casado en bateria, Rocío Aristimuño (su hermana) en percusión, Leila Cherro en cello, Carli Aristide en guitarra eléctrica, Lucas Argomedo en bajo, Pablo Jivotovschii y Estanislao Días en violín.
Ser tu propio jefe
Aristimuño logró por sus propios medios ocupar un lugar de prestigio siendo un artista independiente. Logró tener un sello propio (Viento Azul) y lo más importante: logró vivir de sus canciones y ser su propio jefe.
Aunque todavía en esta época le sucede algo raro: evita un poco las cámaras y a la televisión, mucha gente que conoce sus canciones podría no reconocerlo si lo viera por la calle.
"Me escondo de las cámaras porque no me gusto. No me gusta verme. Me acuerdo que cuando era chico que me filmaban para Navidad y yo no quería aparecer, es algo que siempre me da un poco de vergüenza. A veces lo tengo que hacer para promocionar algún show o disco, pero es algo que no me agrada mucho. La tele a veces me parece frívola y me da vergüenza".
Sin embargo, supo tener su propio programa de radio llamado Ese asunto suena raro, por FM La Tribu, dedicado a difundir artistas y canciones independientes.
"La radio me gusta mucho porque yo no aparezco, aparece mi voz y mi música que es lo que más quiero. Mi imagen no la exploto, me gusta más que se escuche mi música o mi idolología".
"No pienso en ser famoso. Le dedico mucho tiempo a mi música, y después todo lo que viene se va armando. No pienso eso como si fuera una estructura o plan. La música habla por uno y dejo que haga lo que tenga que hacer".
Al ser independiente nadie lo apura. El artista puede tomarse el tiempo necesario para poder crear algo que realmente lo mueva. También se toma su tiempo para responderle a las personas que le escriben por las redes sociales.
"Me llevo muy bien con las redes sociales y por el hecho de ser independiente, Internet me ayudó mucho. Antes era distinto, ahora con una computadora podes decir con libertad lo que quieras. Me comunico mucho con la gente por ahí. Me preguntan qué marca de guitarra uso, o por qué un tema dice tal cosa. Hay una comunicación muy respetuosa y linda con mi público por ahí".
Además, en su sitio web (Lisandroaristi.com) el argentino comparte canciones que selecciona entre los cientos de temas que le envían cantautores incipientes y las difunde a través de su espacio "Música sin fines de lucro" y lo alimenta a través de las redes sociales.
#MSFL Vol. 27
— Lisi Aristimuño FC (@LisiAristiFC) 1 de abril de 2016
¡Qué los disfruten! ððð
ðhttps://t.co/K8mLFju2Hbð@Lisandroaristi pic.twitter.com/Vh4vMz1x8b
Hoy por hoy, la vida diaria de Aristimuño consiste en hacer canciones y producir para él y para otros. Fue coproductor de Liliana Herrero y recientemente produjo el nuevo disco de Fabiana Cantilo.
"Hoy vine para acá a las 9 de la mañana. Estuve mezclando el disco nuevo. Hice algunas notas porque estamos por salir de gira, cociné unos fideos y después contesté alguna cosa por Facebook".
Cantarle al amor
El artista rionegrino que recibió un premio Gardel 2010 escribe y canta canciones de amor sin miedo. "La mayoría de mis canciones están hechas para mi mujer o para mi hija. No lo hago para seducir o de hacerme el lindo, lo hago porque realmente creo en el amor".
Varias veces le han pedido que toque en casamientos o ayude a una pareja a reconciliarse, pero él no acepta ese tipo de trabajos. "No soy Roberto Galán".
"A veces hay mujeres y hombres que usan mi música para sus relaciones y me parece que está bueno, es como un libro o poema que le mandas a la persona que amas".
Si tiene que elegir entre subirse al escenario o quedarse tras bambalinas no tiene una única respuesta. "Hay épocas que me gusta tocar mucho en vivo, sobre todo por la relación que hay con el público que para mí eso es impagable. Mi público es mi respetuoso. Y hay veces que me dan más ganas de estar en un estudio o estar tocando en casa, o produciendo discos de otros porque también está bueno salir un poco de tu ego".
Y si le preguntan cuál es la mejor forma que tiene un artista independiente para difundir su música responde que no sabe la fórmula.
"Hay que poner mucho amor, dedicación, mucho respeto hacia la música. Yo soy independiente, me dedico todos los días a hacer eso y me entreno, pero no sé si es el mejor camino. Lo que sí sé que se puede hacer por otros caminos que no son las multinacionales o el comercio. Se puede llenar un teatro y estar en todos lados por la música misma".