Entrevista

Gladys Palmera: la radio que atrapó a Martín Buscaglia

Martín Buscaglia volvió a la radio. Tras su experiencia en "La Hora del té", programa que condujo en 2010 y 2011 en Urbana FM, el artista regresó con "La Casa del Transformador" a través de la radio online Gladys Palmera, desde España y para todo el planeta. El Espectador entró a su casa/estudio para hablar con él sobre su nueva actividad.

Por Mandy Barrios.

En la casa de Martín, ubicada cerca del zoológico de Montevideo, se experimenta con la música desde hace años. Su estudio es un caos de instrumentos, partituras, discos, libros, adornos y más. Antes de empezar con la entrevista me quedé mirando su armonio, un instrumento de viento con teclado, similar a un órgano que suena parecido al acordeón. "Tiene 100 años. Es como un órgano portátil que utilizaban los jesuitas franceses que vinieron a evangelizar", cuenta mientras lo toca. 

Buscaglia tocando el armonio

Buscaglia, que acaba de cumplir 44 años, tiene ocho discos como solista e incontables colaboraciones musicales. En estos últimos años, el melómano se abocó a sumar proyectos. En su mundo, la carrera de un músico se hace de la unión de todas sus actividades. "Todo lo pienso como parte de una obra, por más que lo obvio sea pensar en una concatenación de discos", explica. "Los shows también son parte de esta obra y suman, cambian el futuro y el pasado. Si viste a un músico en vivo, después te cambia cómo escuchas sus discos. Lo mismo sucede con el programa de radio. Cuando pase un año y medio va a haber un reservorio de palabras y de música para escuchar un día entero", añade.

El productor y arreglista vive cerca de la casa de su hermano Paolo y de su madre, Nancy Guguich, fundadora de "Canciones para no dormir la siesta" y de "Cantacuentos". En la placa que está en la puerta de entrada también figuran Gustavo Montemurro y Martín Ibarburu.

En su casa/estudio también se graba "La Casa del Transformador", un programa de una hora que sale desde el 22 de setiembre cada dos lunes a las 22 (hora de España) por el canal de radio online y gratuito Gladys Palmera. Para los sonámbulos y rezagados, según informa la emisora, este trémulo programa quedará registrado en formato podcast desde el día siguiente a primera hora de la mañana.

A continuación, puede escuchar el último programa de Martín que se estrenó este lunes y ya está subido el podcast:

Si no puede visualizarlo haca click aquí.

El multinstrumentalista presenta así a su programa:

La Casa del Transformador es la casa embrujada del barrio.
Queda ahí nomás, siguiendo por el Camino del Bien, doblando la esquina, pasando las ruinas del Palacio de la Oportunidad.
No hace falta mapa. Solo confiar. Hay una llave debajo del felpudo.
A la Casa del Transformador también se la conoce como la Casa del T.
Para abreviar.
El tiempo es un pañuelo. La belleza siempre moderna.
Toda canción que escuchamos atentamente
nos escucha a su vez atentamente a nosotros.
La Casa del Transformador es un programa de música y palabras
que conduce Martín Buscaglia en Radio Gladys Palmera.
Es horrorosamente irresistible.

En tanto, Gladys Palmera indica en su sitio web que si La Casa del Transformador, también llamada La Casa del T. por aquello de ser breves, fuera una especie de vegetal estaríamos ante un injerto cultivado entre las atmósferas tenebrosas de Lovecraft, el groove demoledor de Otis Redding y la alegría de una comparsa de candombe.

—¿Por qué el programa se llama La Casa del Transformador?

—Por un lado es el nombre de mi estudio. La Casa del Transformador es un lugar que se transforma constantemente, por ejemplo, el living hoy es una sala de ensayo, pero en otros momentos puede ser una sala de grabación. Tiene que ver con la posibilidad transformadora que tiene la música. La buena música tiene esa capacidad de moverte y llevarte por lugares, también te ayuda a aprender cosas de vos. Además, me gustaba la idea de invitar a pasar a una casa en donde hay diversos sectores. En la Casa del Transformador hay música para bailar en una fiesta o para escuchar lavando los platos o tomando un café.

—¿La Casa del Transformador es tu casa?

—Es acá y puede ser en cualquier lado. Es un nombre móvil. Lo veo un poco como invitar a un amigo melómano para mostrarle música y que él me muestre a mí. Por ejemplo, si vos no conoces a Nina Simone, podés descubrirla hoy y emocionarte ahora porque ella te está cantando a vos, aunque ya murió. La música es una de las pruebas de que el tiempo no existe. "La casa del Transformador" es un programa de música y palabras en el que intento que ambas cosas tengan el mismo peso, más allá de que dura una hora y son 45 minutos de música y 15 de palabras.

—¿Por qué decidiste volver a conducir un programa de radio?

—Hacía tiempo que tenía ganas. Antes había estado en Urbana y para mí había sido una experiencia preciosa con mucho ida y vuelta con la gente. En Urbana fue Ernesto Muniz el que me invitó y estoy especialmente agradecido con él. La radio es algo que creo que llevo dentro y es bastante habitual en los músicos. Rubén Olivera tiene un programa buenísimo, también Bordoni, Ricky Musso, Viglietti y Dylan, el Nobel de Literatura condujo un programa, entre otros. Creo que hay una semejanza con la disposición que el músico tiene al tocar en vivo con la diferencia de que la radio es un recinto a oscuras donde no ves al público y donde podés elegir de un repertorio mucho más vasto que el tuyo propio, podés elegir de la discoteca Babel del mundo las canciones y los ángulos en los que mostrarlas. Un músico que hace radio es como un deportista que decide jugar a otro deporte que no sea su especialidad. Seguramente no va a ser el uno, pero va a tener un swing. Lo mismo sucede cuando un pintor escribe un libro o cuando un músico toca un instrumento nuevo. 

—¿Hay similitudes entre "La hora del té" y "La Casa del transformador"?

—En ambos paso (y pasé) la música que realmente me parece interesante partiendo de la base de que si me parece atractiva a mí le va a parecer a otro, sin duda, porque nadie es tan especial ni tan singular. El programa que hacía en Urbana estaba más enfocado a una cosa más funk y groovera, en "La Casa del Transformador" me permito otros énfasis. Por ejemplo, el último programa se acaba con una música sufi que dura 15 minutos y es maravillosa, si no te saca una sonrisa estás muerto. La radio online te permite esos tiempos. Hay un tipo de música que va más allá de lo que es la música buena, hay discos que son unánimes. Vos me podés decir a mí: ¡Qué bueno es el Sgt. Pepper's de los Beatles! Y es así, pero hay discos que están en tu corazón que no necesariamente son unánimes y perfectos, y esos son los que quiero compartir porque tienen un brillo particular, sin buscar esa unanimidad. Discos que sean como Luis Suárez, sabiendo que Messi es el mejor jugador del mundo, pero Messi es medio embole a veces.

—¿Cómo llegaste a Radio Gladys Palmera?

—La escuchaba de antes, y la escucho ahora. Es una radio melómana. No necesariamente todo músico es melómano, hay músicos que son buenísimos, pero se enfocan en un género determinado. En mi caso siempre tuve esa impronta, me es natural hacer un programa así. Es un lugar en donde me siento cómodo. Entonces, que haya habido interés en que yo participara en cierto modo es como hacer un dúo con alguien, sólo se da si es natural.

—Además tenés varios contactos en España y estuviste de gira allá con Kiko Veneno.

—Sí. Gladys Palmera también es una radio en donde se hacen algunos toques en vivo y yo había ido a tocar alguna vez. Pero lo que tiene la radio online es que es España, pero es el mundo, si querés lo podes escuchar en Kenia a la hora que quieras. Por ahora estoy grabando el programa desde acá y les mando algunas indicaciones para que lo liquiden allá, pero de acá a fin de año voy a pasar algunas semanas en Chile y lo voy a grabar desde allá.

—¿Qué programas de radio te gusta escuchar? 

—La radio es un espacio mágico, poderosísimo. Lo que más escucho es a Gardel en Radio Clarín. Después escucho noticias políticas. La radio a veces me genera indignación, pero está bueno proponer y hacer algo al respecto.

—¿Qué es lo que te indigna?

—Cuando veo el bajo nivel que hay en algunos programas y conducciones. Lo veo en tres áreas: la música y las artes, el hablar de la nada y el humor. En los programas que hablan sobre música es natural porque la música, al igual que el cine, es una rama del arte en donde es natural que todo el mundo opine y piense que su gusto es el verídico. Pero me indigna cuando escucho un programa en el que hablan de la nada sin ningún bagaje atrás. Es muy difícil hablar de la nada, se necesita saber muchas cosas para poder hacerlo. Es como tocar sin una base o sin saber nada de armonía ni de ritmos. Improvisar es lo más difícil que hay y primero hay saber dominar el instrumento para poder hacerlo. Después me calienta el humor que escucho a veces en la radio porque me parece que es un mal ejemplo para la juventud, si bien a veces es gracioso o inteligente, lo que muestra en su fachada es violencia, burla y sarcasmo. Y las nuevas generaciones toman de eso solo la fachada y luego se manifiestan en la vida a través de la violencia, la burla y el sarcasmo. Al mismo tiempo, hay periodistas buenísimos. 

—¿Cómo creas La Casa del Transformador?

—Me lleva mucho tiempo. Es como armar un concierto, pero con temas nuevos cada vez. Cuando armo un concierto lo que hago es preparar un itinerario anímico, pienso si quiero empezar más arriba o empezar con misterio o en paz para después ir subiendo. Hay muchas maneras y todas son válidas. Podés dejarlos a todos bailando para que se vayan efervorizados o podés terminar con un tema bien reflexivo para que se vayan en paz. Hay muchísimos detalles para decidir y en este caso es con un repertorio nuevo cada vez, entonces hay que amasarlo, entreverarlo y hacer como una comida con él.

—¿Para que público es este programa?

Es para melómanos y para los que estan en el camino del bien. Para aquellos que aman la música, tienen sentido del humor y hablan de la nada. La musica tiene una función benéfica y toda la que suena en el programa la tiene, y si no la tiene lo aviso.  

Radio Gladys Palmera

El Espectador también conversó con la radio que atrapó a Martín Buscaglia y que, según él, todo melómano debe escuchar. Además, el artista recomienda conocer la interesante historia de la fundadora de la radio, Alejandra Fierro Eleta, que se resume en el siguiente video.

 

—¿Cómo se financia Radio Gladys Palmera?

—Radio Gladys Palmera es un proyecto que parte del interés de una gran mecenas de la cultura, Alejandra Fierro Eleta, para que las músicas de Latinoamérica se conozcan en España. En este sentido, hemos sido pioneros en la divulgación de toda la tradición latina y de la vanguardia musical desde hace casi 18 años. Como emisora, ha pasado por varias fases y en la actualidad sentimos que la radio está creciendo a un ritmo importante y estamos buscando otras estrategias de financiación, relacionadas con patrocinadores externos que apuesten en vincularse a un medio que tiene un contenido único, un estilo propio en la comunicación cultural y un marcado sentido estético. En el pasado, cuando emitíamos en FM funcionábamos como una emisora convencional con pautas publicitarias. Con el paso al digital, cambió el modelo y empezamos a diseñar proyectos radiofónicos y canales musicales para importantes empresas. Ahora hay una nueva estrategia, que está relacionada con el contenido patrocinado (content curator). En este momento, estamos abiertos a propuestas y estudiando ya algunos proyectos. Además, las cifras avalan a este medio: con más de 34 millones de reproducciones en nuestro canal de YouTube, nos hemos convertido en una de las referencias incontestables en la prescripción musical latinoamericana. España es nuestro principal país de consumo pero Colombia, México, Argentina y Chile están a la zaga de países que más interés prestan a nuestros contenidos.

—¿Por qué eligieron a Buscaglia para participar?

—A Martín Buscaglia lo conocíamos como músico ya que en España ha tenido una vinculación muy estrecha con el sello Lovemonk (donde editó sus discos "Ir y volver e ir" (2004), "El evangelio según mi jardinero" (2006) y "Temporada de conejos" (2010). y dos de sus directivos, Señorlobo y Lubacov, son locutores de esta radio desde hace años. La idea salió de forma espontánea, auspiciada por su mánager, Virginia Bruzzone, quien nos hizo llegar un piloto y nos pareció un proyecto original, rico en texturas radiofónicas y con un estilo innovador en las locuciones. Sin olvidar que Martín es una fuente inagotable de sabiduría musical.

—¿Están conformes con "La Casa del Transformador"?

Obviamente. Hasta la fecha hemos pasado cuatro capítulos y la respuesta ha sido muy satisfactoria, tanto en contenidos como en la repercusión mediática. Con Martín cubrimos un espectro musical que nos interesa especialmente y abrimos la emisora al público uruguayo, con fama de exigente y conocedor. Esperamos que nuestra propuesta radiofónica cale entre el oyente de Uruguay y podamos ampliar nuestra presencia en vuestro país.

—¿Han pensando en incluir algún otro músico uruguayo en su grilla?

Martín es nuestro único embajador en Uruguay y esperamos que sea él, con su criterio y conocimiento, quien nos acerque a la música uruguaya y nos descubra a los nuevos artistas emergentes del país. Aunque Uruguay ha estado presente en nuestra programación con Rubén Rada, también Julieta, Jorge Drexler, Gonzalo Brown, entre otros.

—¿Qué necesita un músico para entrar a Gladys Palmera?

—Esta radio se rige por las emociones. Creemos en la música que nos hace sentir, la que nos arrebata, la que nos llena de esperanzas. La selección musical de los programas es terreno exclusivo de cada uno de los locutores. Cuando fichamos a un presentador casi le hacemos una radiogradía emocional, nos interesa que compartan nuestra visión musical, cada uno desde su perspectiva; luego la libertad es absoluta. Con las sesiones musicales, intentamos que sean otros personajes de la cultura quienes nos ofrezcan una visión colorida y diversa. Por otro lado, estaría la propuesta de los tres canales de radio, el corazón sonoro de la emisora. Esa selección, con 24 horas los 365 días del año, es creación de la propia Gladys y Alex García Amat, el director musical de la emisora.

—Gladys Palmera ha experimentado mucho en los formatos y en la radio digital, ¿creen que todavía queda mucho por hacer o ya está todo inventado?

—La radio digital cuenta con grandes adelantos, que se han ido gestando al albur de las tecnologías. El gran reto que tenemos por delante es fidelizar a la audiencia. La radio convencional está inserta en la sociedad moderna de manera natural, nos rodea, está presente en nuestras vidas casi sin buscarla. En cambio, en la radio digital el oyente es el que tiene que encontrarte. El camino es a la inversa, así que a la hora de pensar en el desarrollo hay que considerar esta variable y facilitar al máximo la experiencia al oyente. Una web sencilla, una aplicación para móviles y tabletas, un sistema de audio eficaz, información complementaria, etc. son algunos de los hitos imprescindibles pero las necesidades del usuario cambian más rápido que los medios, así que el reto es diario.

—¿Cuántas personas trabajan en la radio?

—Somos un equipo pequeño que cuenta con 6 personas en la estructura interna más un grupo de colaboradores.

—¿Cómo definirían al público de Gladys Palmera?

—Sorprendentemente joven. Una de las ventajas de ser un medio digital es la objetividad de las estadísticas. Uno podría pensar que esta clase de músicas están más arraigadas en una audiencia de mediana edad. A simple vista, parecería que al público joven solo le interesan las propuestas comerciales y que las músicas exquisitas son para personas con una experiencia vital más amplia, con mayor cultura, ¿no? Pues no. Este medio canaliza a gente muy joven, porque al contrario de lo que nos quieran hacer creer, hay una juventud que no se acomoda en lo fácil y que busca otras referencias que encuentra, en parte, en Radio Gladys Palmera.

—¿Cuál es la clave para hacer una radio de calidad utilizando las nuevas tecnologías?

—En este tipo de proyectos es fácil confundir el continente con el contenido. Un proyecto radiofónico en el que prime el desarrollo tecnológico y que no tenga continuidad en la publicación de contenidos es como un museo que esté más preocupado por fichar a un arquitecto de renombre que en crear una colección de arte. Por este símil se entiende entonces que nuestro principal interés está en crear contenidos de alta calidad y que nos ayudamos de la tecnología para ponerlos en valor. Este esfuerzo en conseguir el equilibrio se reconoció el pasado año con el Premio Ondas a la Mejor Plataforma de Radio en Internet.

—Radio Gladys Palmera existe desde 1999. ¿Qué ha aportado a la música y al periodismo musical?

—En España este medio ha sido uno de los culpables en extirpar de raíz muchos estereotipos sobre la música latina en un determinado público. Es un orgullo cuando nuestros oyentes nos confiesan que tras conocer Radio Gladys Palmera se han hecho seguidores de una banda mexicana, una cantautora chilena, un grupo colombiano que descubrieron en Future Beats, que han aprendido a bailar salsa por culpa de La Hora Faniática o que han recuperado las canciones de su abuelos gracias a las sesiones de Gladys. Además, Gladys Palmera tiene un estilo propio, genuino en el tratamiento de la actualidad: distentido sin caer en el tópico, riguroso pero sin parecer un ladrillo, como decimos por aquí.