El experimentado músico fue integrante de bandas emblemáticas como Pescado Rabioso, junto a Luis Alberto Spinetta y Serú Girán, junto a Charly García, Pedro Aznar y Oscar Moro.

Lebon tuvo una infancia con mucho desarraigo de su tierra. "A los ocho años falleció mi padre y nos fuimos a vivir a Miami con mi madre, que era paracaidista y enseñaba paracaidismo de guerra", en esa ciudad, señaló. "En el viaje a Estados Unidos escuché el primer single de los Beatles y dije: no sé lo que es esto, pero quiero ser", remarcó.

"Yo quería aprender algo, no memorizar en la escuela. Aunque sea carpintería, pero no quería memorizar lo que escribió alguien antes. Y me dediqué a la música. Mi madre me ayudó mucho. En EE.UU. no podes no ir a la escuela, pero mi madre me compró mi primera guitarra y saqué todos los temas de los Beatles. La primera fue 'And Your Bird Can Sing' (y tu pájaro puede cantar), que fue la más difícil", contó el artista que ha tocado, además, con Alejandro Lerner, los hermano Calamaro y Fito Páez.

En sus inicios, empezó con la batería. "Después se me dio por el bajo y me fui a la guitarra porque me parecía lo más completo. Escuchaba a Clapton y a Jimmy Hendrix", a quien definió como un "maestro".

Recuerda a su madre -que fuera paracaidista durante la Segunda Guerra Mundial- como alguien que siempre "estuvo orgullosa de mí. Siento que siempre fui grande, nunca fui chico, porque nunca tuve tiempo entre la muerte de mi padre, y los viajes y mudanzas al exterior, es como que siempre me sentí un compañero de ella, y ella de mí". Estando en Estados Unidos, le pidió a su madre que dejara de dar clases de paracaidismo porque "yo estaba en la onda 'peace and love', entonces pasó a ser manicura".

Lebon admite que sus compañeros de música de toda la vida han influido en él. "Yo toqué con Pappo y Spinetta, y quedan cosas. Yo tuve muncha suerte y la varita. Siento que me tocó la varita, si no yo estaría buscando comida en los tachos porque no sé hacer nada más", dijo, y reflexionó que "mi libro ya está siendo un librazo en varios tomos. Es el libro interno mío, en mi cabeza".

El músico reflexionó: "La música no podes tocarla bien. Tocas bien, si la música quiere. Y a veces 'la inquilina' (la cabeza) habla mucho e interrumpe. Lo bueno es que al cantar y tocar, no hay tiempo para pensar. Y me dio una vida maravillosa. Obviamente en la vida maravillosa, pasaron cosas feas".

Lebon dijo que ama a Uruguay "no sólo por su gente y por el país en sí, sino porque tengo cinco nietos acá. Dios me sacó genes y los repartió en Uruguay. Por eso digo que Dios se merece el cielo". "El ser humano siempre buscó lo que nunca perdió. Reírse, las comidas con los abuelos, los cuentos familiares. Eso no te cambia. A mí me enseñaron a ser yo mismo porque nadie me enseñó nada", finalizó.