La tradición rebelada: muestra de arte abstracto en Uruguay
El Museo Nacional de Artes Visuales presenta la obra de seis artistas cuyo hilo conductor es la abstracción geométrica-constructiva. Julio Mancebo, Gustavo Serra, Marcelo Larrosa, Gabriel Bruzzone, Judith Brítez y Daniel Batalla forman parte de tres generaciones de discípulos del Taller Torres García.
Joaquín Torres García ha sido una gran influencia para estos artistas, como para numerosos artistas nacionales y latinoamericanos, tanto por sus conceptos artísticos como por sus conceptos ideológicos.
El interés de Torres García en encontrar una tradición artística en las culturas prehispánicas sudamericanas no solo cambió su obra sino también el curso del arte en nuestro continente, creando una nueva conciencia de la identidad artístico-cultural: un plan geométrico y simbólico que es la base de la Escuela del Sur.
En 1943, Torres García funda el Taller Torres García con un grupo de jóvenes abiertos a nuevas ideas, con quienes profundizará la tradición geométrica del continente en diferentes expresiones artísticas: pintura, escultura, cerámica, mural, tapicería y arquitectura. En el Taller, Torres enseñó estas disciplinas con un enfoque modernista, creando un método personal de enseñanza, independiente de la academia europea.
La visión torresgarciana se manifiesta en sus discípulos directos, que la han mantenido viva, formando a nuevas generaciones de artistas de manera constante. Ellos continúan con su universo constructivo, trascendiendo y perpetuando su lenguaje universal. Un lenguaje que identifica mundialmente a la Escuela del Sur, donde tanto abstracción como figuración son construidas dentro de un plan ortogonal.
El espacio pictórico se estructura con un andamiaje geométrico, donde imágenes esquemáticas de la realidad, símbolos y pictogramas, crean una visión constructiva universal.
En esta exposición, los artistas nos presentan un cuerpo de obra donde cada uno expresa su voz en el contexto pictórico-escultórico de Torres, unidos bajo un denominador común: «la estructura geométrica»".
Los artistas que integran esta muestra -Mancebo (1933), Batalla (1960), Bruzzone (1965), Serra (1966), Larrosa (1971) y Brítez (1975)- se inscriben, como veremos, en una rica tradición. Forman parte, de manera más o menos directa, del más influyente de los movimientos artísticos del siglo xx concebidos en y desde América del Sur. Son abstractos en toda la dimensión que a esa noción le dio el Universalismo Constructivo, movimiento impulsado por Joaquín Torres García hacia 1934, una vez que se radica definitivamente en Montevideo, luego de 43 años de trayectoria en las primeras filas de las vanguardias europeas y estadounidense.
Hablar de arte abstracto en Uruguay nos lleva entonces ineludiblemente a referirnos a esa tradición de arte constructivo que tuvo en la región a uno de sus más originales exponentes: la llamada Escuela del Sur. Desde esta tradición, lo abstracto se refiere antes a la «idea» que a las «cosas». Hacer abstracción de la representación significa rescatar lo profundo del arte, que está «en la arquitectura o construcción de la obra» (Torres García, 1952: 31).
Es la construcción la que va a proporcionar los valores abstractos a una obra, tanto en lo formal como en los tonos y los valores. La construcción va a aportar armonía al conjunto de la obra y a través de ella se va a lograr la unidad. Donde no hay abstracción -decía Torres García- no hay construcción".
Germán Silveira - La tradición rebelada