Suena Tremendo

Infierno: de la Edad Media y de Dante a la Segunda Guerra Mundial

Infierno: de la Edad Media y de Dante a la Segunda Guerra Mundial

Tercera de tres columnas dedicadas por El guardián de los libros a los tres grandes reinos de ultratumba. El final estaba reservado al Infierno, y en particular a un infierno poblado con los protagonistas de la Segunda Guerra Mundial. Lo presentó el Prof. Alberto Márquez

En 1976, en la edición número cien del Festival Wagner, el reggiséur Patrice Chéreau propuso un Anillo del Nibelungo visualmente diferente, experimental, polémico, aunque revelador: imagen, escenarios y vestuario nada tenían que ver con la mitología nórdica, con la idea clásica que por un siglo se había tenido de la gran tetralogía wagneriana, sino que la historia de Wotan y Brunhilda y el anillo del poder aparecía representada en un tiempo histórico y un contexto muy concretos: la Revolución Industrial. Así, por ejemplo, los dioses eran soberbios capitalistas y los nibelungos, heroicos trabajores.

Siguiendo esa idea teatral, la propuesta de Fernando Medina fue traer el Infierno medieval, florentino y cristiano imaginado por Dante Alighieri en la Divina Comedia a la modernidad y a un fenómeno histórico fácilmente identificable con los nueve círculos del Infierno dantesco: la Segunda Guerra Mundial.

¿Quiénes, durante la guerra, pecaron más gravemente de indiferentes, de neutrales, de especuladores? ¿Quiénes de lujuria, de avaricia, de despilfarro? ¿Con qué personajes incomparablemente siniestros cabe encontrarse en el séptimo círculo, el de la violencia, el de los suicidas y los asesinos? En un conflicto bélico tan sangriento y final para la humanidad, ¿quiénes fueron los peores mentirosos, los falsos profetas, los corruptos, los advenedizos? Si para Dante el lugar más gélido del Infierno, el más severo de los castigos está reservado a los traidores y a los delatores, ¿quién, entre todos los protagonistas de la Segunda Guerra Mundial, merece estar, por el resto de la eternidad, nada menos que entre los horribles dientes de Satán? Lo contestó el Prof. Alberto Márquez en este cruce de columnas entre historia y literatura en Suena Tremendo.