Historia y presente de la música de Wagner en Israel. Diálogo con Julián Schvindlerman.
El escritor argentino Julián Schvindlerman, autor de Triángulo de infamia. Richard Wagner, los nazis e Israel, conversó con Fernando Medina para Oír con los ojos.
El libro fue escrito en 2013, coincidiendo con el bicentenario del nacimiento de Richard Wagner y en medio de celebraciones y polémicas. El genio artístico de Wagner es indiscutible, por eso resulta tan importante la cuestión de su antisemitismo, la cuestión de Wagner como símbolo nazi. El alcance de su arte, el influjo de sus ideas fueron y son realmente grandiosos.
Schvindlerman examina en su libro tanto las declaraciones más marcadamente antisemitas de Wagner -muy en particular las vertidas en el ensayo Los judíos en la música, de 1850-, como la interpretación ideológica de la producción intelectual y artística de Wagner por parte del nazismo, desde las exhortaciones de Adolph Hitler a leer los escritos de Wagner, "para poder entender el Nacional-Socialismo";, hasta el uso ilustrativo de la célebre Walkürenritt para musicalizar las acciones militares más celebradas por el ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial.
La discusión en torno a Wagner y su antisemitismo resulta de especial relevancia en Israel, donde si bien la interpretación de la música wagneriana no está formalmente prohibida, sí sucede en los hechos que las orquestas públicas -la prestigiosa Filarmónica de Isarel, muy en particular- no la programan en sus conciertos. Schvindlerman sostiene que mientras haya sobrevivientes del Holocausto viviendo en Israel esto debería continuar siendo así: "el derecho a la libertad de expresión, reclamado por quienes defienden, como Daniel Barenboim, que la música de Wagner se pueda interpretar libremente en Israel se lleva por delante el derecho de los sobrevivientes, por ejemplo, pero también de otras personas que acompañan esa sensibilidad, a no tener que oír de músicos que representan al Estado de Israel una música tan inseparablemente asociada al dolor";, opinó.
El diálogo entre Julián Schvindlerman y Fernando Medina trató también acerca del Festival de Bayreuth, creado por el propio Wagner para la representación de sus dramas hacia 1876 y que gozó durante la Segunda Guerra Mundial, dirigido por los herederos del músico de un notable apoyo por parte del nazismo, al punto de convertirse en uno de sus más conspicuos símbolos culturales; que no se celebró de 1945 a 1951 pero que retomó su actividad de manera pujante y exitosa hacia nuestro tiempo (todavía dirigido por los descendientes de Wagner), dejando atrás y aún haciendo olvidar su polémico pasado, y cuya historia es objeto de crítica y fascinación para toda clase de estudiosos de la historia artística y cultural del siglo XX.