Una cita con el Concierto para piano de Ravel
La pianista brasileña Linda Bustani llega a Montevideo, al Teatro Solís, para tocar un favorito del público: el Concierto piano y orquesta en sol mayor de Maurice Ravel. Luego de uno de sus ensayos, conversó con Fernando Medina para Oír con los ojos.
Su presencia en el Solís para tocar Ravel forma parte de la invitación que hacen la Filarmónica de Montevideo y la maestra Ligia Amadio para la noche del 12 de abril (todos los detalles, aquí), en el inicio de la Temporada Principal 2018. El programa se completa con obras del compositor uruguayo Álvaro Méndez Bonomi y de Tchaikovsky. En cuanto al concierto de Ravel, estrenado en 1932, así describe Guilherme de Alencar Pinto su extraordinario segundo movimiento: "El corazón del Concierto es el Adagio, basado en una melodía larguísima en la que ningún compás se repite, y presentada exclusivamente en el piano, con un acompañamiento regular y sencillo que remite a Satie, mientras la emotividad contenida y elegante evoca a Fauré. La orquesta entra finalmente en un desarrollo en que la pureza de las líneas melódicas y la sencillez de sus armonías ponen en relieve algunos dosificados conflictos bitonales."
Bustani, que tocará el Concierto de Ravel por segunda vez con la maestra Amadio en el atril del director (ya lo hicieron en la etapa argentina de Amadio), dice no ser una pianista virtuosa. "Hay una diferencia -explica- entre ser un pianista y ser un artista". Al valor virtuosístico de ciertas obras de Liszt o de Rachmaninoff, antepone personalmente el valor emocional de la música de, por ejemplo, Robert Schumann: "mi compositor preferido". Sus sesenta años de carrera, en 2017 (Bustani comenzó a tocar el piano a los seis) los celebró con un recital Schumann en el que interpretó las colecciones de piezas Davidsbündlertänze y Kreisleriana, obras que la conmueven particularmente. Entre todos los conciertos para piano y orquesta, elige el no. 1 de Tchaikovsky, que le parece "el más completo".
Luego del diálogo, puede escucharse un pasaje del segundo movimiento del Concierto para piano y orquesta de Maurice Ravel, Adagio assai, por Martha Argerich y la Orquesta Filarmónica de Berlín, dirigida por Claudio Abbado -grabación de 1966-; fragmento y versión elegidos por la entrevistada.