De Hungría con amor: 'El castillo de Barbazul' de Béla Bartók
El Teatro Solís y la Filarmónica de Montevideo presentan 'El castillo de Barbazul', la única ópera escrita por Bartók, uno de los más admirables e influyentes creadores musicales del siglo XX. Será una única función, bajo la batuta de la maestra Ligia Amadio, este jueves 7 de junio a las 20 hs.
Béla Bartók nació en una ciudad llamada Nagyszentmiklós, todavía en el Imperio austrohúngaro, en 1881. Se formó como pianista con su madre y con un reconocido profesor de la época, István Thomán, que había sido discípulo de Liszt. En su juventud, no lo apasionaron tanto Bach o Mozart como sus contemporáneos, sobre todo Richard Strauss y Claude Debussy. Lo mismo o más lo apasionaron, luego, las canciones populares de su Hungría natal; tenía unos 23 años cuando inició su extraordinaria actividad musicológica, compilando, transcribiendo y grabando cánticos y bailes en los que se interesó seriamente y que llevó a sus grandes obras sin convertirlos en una música elegante -a la manera de Brahms y de Liszt, autores de famosas danzas y rapsodias húngaras-, sino manteniendo sus acentos, sus imperfecciones, su intensa belleza natural y dotándolos, eso sí, de una presentación magistral.
Bartók hizo siempre su propio camino. No fue exactamente un neoclásico, como Stravinsky, ni adhirió al serialismo, como los seguidores de la Escuela de Viena. Se mantuvo libre, confió siempre en sus ideas -a pesar de las críticas, que llegaron a ser muy duras, por ejemplo para su ópera-, confió en que su tiempo llegaría y no se equivocó: Béla Bartók, que falleció en Nueva York en 1945 (avanzada la década de 1930 ya no se pudo quedar en Budapest, ni en Viena), es hoy uno de los artistas más respetados de la música moderna, un modelo de músico profesional y de musicólogo e indiscutiblemente un genio al que los amantes de la música deben creaciones tan soberbias y emocionantes como El mandarín maravilloso, la Música para cuerdas, celesta y percusión, el Concierto para orquesta o los tres Conciertos para piano.
Se casó dos veces. En 1909 cuando tenía 28 años y en 1923, cuando tenía 42. Su segunda esposa fue la pianista húngara Ditta Pasztóry, a la que Bartók dedicó, por ejemplo, su maravilloso Concierto para piano no. 3. Su primera esposa había sido una joven alumna suya, 12 años menor que él, llamada Márta Ziegler, a la que quiso mucho, que lo acompañó en sus viajes e investigaciones, que trabajó como pianista para transcribir muchos de sus hallazgos y a la que dedicó, en 1911, El castillo de Barbazul, su única ópera.
Antes, en 1907, el músico se había enamorado de una violinista llamada Stefi Geyer, una de las mejores de su generación, y le había dedicado su primer concierto Concierto para violín. Ella lo rechazó y el concierto, de cuyo segundo movimiento se dice que cuenta la historia de ese amor, quedó en el olvido. Se estrenó recién después de la muerte de Bartók. Esas sutiles huellas autobiográficas, cabe pensar, se repiten muchas veces en la obra del músico. Por ejemplo en El castillo de Barbazul, cuya partitura está dedicada a Márta. La antiquísima historia de la joven y fantasmagórica amante que quiere saberlo todo sobre su reservado esposo, la historia de las siete puertas y las siete llaves, acaso, no le pareció a Bartók una gran narración tanto como un modo particularmente profundo de confesarse, musical y teatralmente.
El libreto fue elaborado por su amigo, el poeta Béla Balázs, basado en el cuento tradicional del siglo XVII, de Charles Perrault, resignificado por el extraordinario dramaturgo simbolista Maurice Maeterlinck en su drama de 1899, Ariana y Barbazul.
El Solís presenta El castillo de Barbazul en el año del centenario de su estreno -fue en Budapest, en mayo de 1918-, en el inicio de la Temporada Lírica 2018. Los detalles aquí.
Oír con los ojos presentó comentarios, pasajes de la ópera y las palabras de Martín Jorge, director de la Ópera de Montevideo y Ligia Amadio, directora titular de la Orquesta Filarmónica de Montevideo y directora musical de esta producción de El castillo de Barbazul.