La discoteca de Guilherme de Alencar Pinto #4
Cuarta entrega de una serie de columnas en las que el musicólogo y docente comenta sus discos favoritos. Por primera vez en la mañana, en vivo, en el nuevo ciclo de Oír con los ojos, seleccionó un gran clásico de la música uruguaya y un disco de singular valor personal para él: Cuerpo y alma, de Eduardo Mateo.
"Uno de los responsables de que yo me haya venido al Uruguay", dice Guilherme de Alencar Pinto sobre este disco de Mateo. "Yo era fanático de la música uruguaya viviendo en Brasil. Luego cuando en 1984 conocí a Mariana Ingold -ella fanática de la música brasileña-, acordamos hacer un intercambio: cada vez que fuera alguien a Brasil ella me regalaba un disco de música uruguaya y yo a ella uno de música brasileña. Cuerpo y Alma (publicado por primera vez en ese mismo año de 1984) fue el primero que me mandó".
"Al inicio me resultó un poco decepcionante porque yo esperaba algún disco de los músicos que ya conocía y de los que quería conocer más. Mateo no tenía nada que ver son esos músicos. Leo Maslíah, Jorge Lazaroff, Luis Trochón, Rubén Olivera. Pero en cuanto empecé a escuchar sentí una gran identificación. No me daba cuenta de que ese disco tuviera una influencia brasileña. Después lo supe. Pero no era esa cosa de música brasileña del tipo que viene y hace un pseudo sambiña duro haciéndose el brasileño -que normalmente queda espantoso-; no, era un montón de esencias y de características muy profundamente absorbidas y procesadas de una manera totalmente original, muy variada y con una musicalidad increíble..."
Se escucharon, de Cuerpo y Alma de Eduardo Mateo:
María
Cuerpo y alma
Nombre de bienes