Oír con los ojos

Sestetto Stradivari este miércoles en el Teatro Solís

El Centro Cultural de Música continúa su Temporada 2018, luego del gran concierto del violinista Maxim Vengerov, con otra propuesta camerística de la que son igualmente atrayentes músicos y programa: el Sestetto Stradivari de Roma trae dos grandes clásicos para esta formación: la Noche transfigurada de Arnold Schoenberg y el Sexteto no. 2 op. 36 de Johannes Brahms.

La cita es el miércoles 29 de agosto a las 19:30 horas en el Teatro Solís.

Detalles.  

El programa se completa con una pieza curiosa y de mucho interés: el preludio de Capriccio, la última ópera de Richard Strauss. 

Escribe Guilherme de Alencar Pinto sobre esta obra en las notas de programa: "Lejos de la idea de una cultura de propaganda ideológica y bélica, la cultura alemana del período nazi se caracterizó, en forma predominante, por comedias amenas y sentimentales, llamativamente ajenas a los dramas que se vivían. Así, en el mismo año 1942 en que se articuló la Solución Final y se dio inicio al Holocausto, meses después de la masacre de Lidice, y de que 25 parientes de su propia nuera (que era judía) hubieran sido asesinados en el campo de concentración de Theresienstadt, Strauss estrenó Capriccio, la más ligera de sus óperas. Su acción se ubicaba en un castillo francés del siglo XVIII donde un grupo de aristócratas y artistas cortesanos discutían, con toques satíricos, bien humorados y finamente sentimentales, qué debería predominar en una ópera, si el texto o la música. (...) La ópera empezaba, en forma insólita, con este Sexteto para cuerdas, que funcionaba como obertura (la obertura menos rimbombante que haya tenido una ópera)".  

El Sestetto Stradivari, que toma su nombre del más famoso luthier italiano, Antonio Stradivari, nació en el año 2001, formado por miembros de la Orchestra dell’ Accademia Nazionale di Santa Cecilia: David Romano, violín; Marlène Prodigo, violín; Raffaele Mallozzi, viola; David Bursack, viola; Diego Romano, violoncello; Sara Gentile, violoncello. 

A su actividad no le falta nada: giras, grabaciones, masterclasses. El atractivo del concierto que darán en el Teatro Solís queda subrayado por las otras dos obras que componen el programa: Noche transfigurada, op. 4, de 1899, la primera obra importante de Arnold Schoenberg, el padre del dodecafonismo, que antes de dar el salto hacia la atonalidad escribió este poema musical de gran intensidad y belleza, todavía "reconocible", todavía dentro del lenguaje del postromanticismo; y el Sexteto no. 2 en sol mayor, op. 36, de 1865, de Johannes Brahms, uno de los más geniales creadores en la historia de la música de cámara y prácticamente (existe algún antecedente muy remoto) el inventor de esta formación con dos violines, dos violas y dos cellos. El segundo sexteto, lleno de sorpresas, de sutilezas -muy en especial el hermoso primer movimiento-, sirve perfectamente para recordar por qué resulta engañosa la idea de Brahms como un músico abrazado a Beethoven y a las formas clásicas en general, y asomarse a la idea contraria, promovida por el mencionado Schoenberg ya bien entrado el siglo XX, la idea de "Brahms, el progresista".