Oír con los ojos

Elogio del libro "leído"

Elogio del libro "leído"

Jorge Artola es librero independiente desde 1985. "Siempre ferozmente independiente", enfatiza, en el comienzo como ahora, en Diomedes, su actual librería en el Parque Rodó de Montevideo. Es ante todo un apasionado lector y promotor de la lectura, que dialoga sobre libros muchas horas por día con sus clientes y amigos, y visitó Oír con los ojos para conversar sobre: el librero como lector; cómo le propone su librería a la gente; el presente del libro usado —que en Diomedes se llama significativamente de otro modo: leído—; tesoros bibliográficos; y el que para él es el libro uruguayo por excelencia.

¿Qué significa, según su experiencia, ser librero independiente? "Jugamos con la idea arquetípica de la librería como ámbito de libertad", explica. "Es el mandato que tenemos los libreros desde hace por lo menos quinientos años. En Diomedes vas a encontrar, no todos los libros, pero sí muchísimos libros; de todas las líneas, de todos los temas. Está en ti la búsqueda que hacés y está en nosotros ayudarte en esa búsqueda. Y segundo punto: que el dinero no sea un problema. Hay libros por diez pesos y hay primeras ediciones que se cotizan en dólares. La idea es radical y es no privarnos de ninguna forma del placer de la lectura".

En este microciclo de entrevistas a protagonistas del mercado del libro en Oír con los ojos (que se inició, de alguna forma en el extremo opuesto, con el director literario de un gigante editorial como Penguin Random House), un asunto de mucho interés para discutir con Artola era sin duda el presente y el futuro del libro usado, habitualmente excluido del debate económico y cultural libro impreso Vs. libro digital. "En esto yo tal vez sea demasiado categórico —responde Artola, y anuncia que su mirada al respecto tiene que ver, de nuevo, con la libertad— pero creo que mientras haya gente pensante, habrá libros leídos. Los libros leídos no quedan obsoletos, no hay que pagarle a la nube por ellos, no dan problemas de conexión, nadie tiene por qué saber qué compraste ni cuándo lo compraste. Son ecológicos, no dependemos de una cuarta planta de UPM para que haya más libros leídos, porque ya están..." 

Agrega algo que es acaso la justificación última del trabajo realizado por Diomedes: a través de la librería, "el libro que alguien ya no quiere o para el que ya no tiene lugar continúa vivo en las manos de otra persona. Eso es algo absolutamente mágico", concluye.  

Hacia el final de la conversación, Artola dio cuenta de un par de tesoros encontrados en cajas de libros leídos o entre las páginas de un volumen de una vieja enciclopedia; tesoros que valen muchísimo por su potencial precio de venta o por lo que significan para el librero a nivel personal, como una rara serigrafía del poeta Rafael Alberti, firmada y dedicada por el autor, que no se vende, que quedó destacada, tranquila y luminosa, en las paredes de la librería.