El arte de la ficción
¿Cómo no alegrarme -dice la escritora Natalia Mardero, con ilusión- de que un autor que admiro, como es Salter, cuente qué es para él el arte de la ficción? Algo de la vida, algo de la obra y mucho de la llana maestría del narrador estadounidense James Salter (1925-2015) en esta entrega de Memorabilia, la columna de Natalia Mardero en Oír con los ojos.
James Arnold Horowitz, luego James Salter, nació en junio de 1925 en Passaic, New Jersey. Antes de ser escritor, fue piloto de guerra para la United States Air Force, en los años 40 y 50. Su libro debut, una novela, fechada en 1956, se titula The Hunters y narra parte de sus experiencias como piloto en la Guerra de Korea. El libro fue llevado al cine en 1958 con Robert Mitchum como protagonista, y marcó el comienzo de una carrera que lo llevaría a ser uno de los más sobresalientes cuentistas y novelistas americanos de la segunda mitad del siglo XX y primeros años del XXI.
Las novelas Años luz o Todo lo que hay; el volumen de relatos La última noche; sus memorias, Quemar los días, son algunos de sus libros más admirados y leídos. La de Salter es una prosa"despojada, sutil, sencilla -explicó Natalia Mardero-, que transmite muchas cosas en pocas páginas, que te pasea por un montón de emociones y te hace decir '¿cómo hizo esto?'"
The Art of Fiction (2016), recientemente publicado en nuestro idioma por Editorial Salamndra, reúne tres conferencias dictadas por Salter en la Universidad de Virginia, muy poquito antes de morir. Allí están, no su cátedra o su verdad de viejo sabio, sino, mucho más humildemente, su indeclinable entusiasmo por las letras, sus lecturas de referencia, sus fracasos iniciales en el mundo editorial, el por qué de ser escritor. Una de las conferencias está dedicada al arte de escribir novelas, y allí declara: "Ciertas novelas, las novelas de ciertos autores. No pretendo dar lecciones sobre cómo se hacen; de hecho, no creo que nadie pueda enseñar cómo se escribe una novela".
¿Un libro para escritores? Sin duda, pero también, de acuerdo a lo que contó Natalia Mardero en su columna, para cualquier lector que simplemente disfruta de la buena literatura.