El curador de la muestra, el artista Oscar Larroca, así la describe:

"Navegantes, viajeros, nautas…

No hay miradas. Solamente voluptuosas bocas y amplias narices. Morenos todos. Una "parte por el todo" que apenas revela a estos rostros obstruidos por máscaras y vendajes misteriosos. Parecen personajes no videntes que aguardan en silencio y nos invitan a ser parte del ambiente sombrío que habitan. Precisamente, esa oscuridad escapa del rectángulo del cuadro para envolver al observador: los protagonistas siguen allí, estáticos, casi exultantes a pesar del enigma. El color respira suavemente y se desliza por la superficie sin ser devorado por la reinante negrura. A pesar de lo expuesto, no parece haber rastro alguno de dolor o angustia en estos navegantes intemporales. Quizá el tiempo, que parece estar encapsulado bajo las sombras de estos "nautas", también oficie de amparo.

Llegados a este punto, puedo afirmar sin lugar a dudas que Pedro Rodríguez se revela, así, como un notable narrador de atmósferas.

En lo que respecta a la hechura, no es sencillo esquivar los adjetivos ante su obra. El refinamiento de su trazo suprime los trucos basados en el mero "rendimiento" del oficio.

Historia y oficio bajo la tutela de un acabado intimismo.

…los navegantes, en fin, somos nosotros: los agradecidos espectadores.