La Brújula

El Solís y el primer aniversario de su reapertura

El 25 de agosto de 2004, los uruguayos recuperaron un símbolo de su cultura y su patrimonio: el Teatro Solís. 365 días y muchas propuestas artísticas después, las cifras confirman el acierto de invertir para conservarlo y poder disfrutarlo. Este informe de Lucila Carbajal y Virginia Morales recoge su historia y los testimonios de algunos de sus muchos, muchísimos, protagonistas.

El Teatro Solís comenzó a gestarse con el inicio mismo del país. Fue en 1840 por iniciativa privada de un grupo de ciudadanos. Entonces fue el comienzo no sólo de una obra cultural sino también de la proyección de la propia identidad nacional.

Las obras de construcción se interrumpieron con el comienzo de la Guerra Grande. Hasta ese momento sólo se habían hecho los cimientos y los muros se elevaban "dos varas" sobre el nivel del terreno. El saldo que dejó la guerra fue poco alentador, un país empobrecido y desolado. Pero aún así, en un escenario de posguerra, se retomó la construcción del teatro.

El Solís -designado así en homenaje al navegante español, Juan Díaz de Solís- fue inaugurado el 25 de agosto de 1856. Y en esa ocasión se representó la ópera "Ernani" de Verdi.

Cuando se inauguró el teatro aún no estaba terminado, faltaban los cuerpos laterales, que recién fueron levantados entre 1869 y 1874.

A lo largo de los años, se le hicieron sucesivas reformas, se cambió el techo de madera por una estructura metálica y se ensanchó el escenario, entre otras cosas.

En 1937 el teatro pasó a manos de la Intendencia Municipal de Montevideo, que continuó con las mejoras.

El Solís albergó regularmente las temporadas de la Comedia Nacional, cuerpo de teatro estable que fue creado en 1947 y de la Orquesta Filarmónica de Montevideo, además de espectáculos sinfónicos, líricos y dramáticos de elencos nacionales y extranjeros.

En materia musical, en el Solís actuaron artistas como Arthur Rubinstein, Claudio Arrau, Wanda Landowska y entre los bailarines que pasaron por su escenario figuraron desde Anna Pavlova, Isadora Duncan, Natalia Bessmertnova, o Vladimir Vassiliev.

Pero además en el Solís se presentaron músicos del canto popular, poetas o rockeros uruguayos como Daniel Viglietti, Mario benedetti, Jaime Ross o Jorge Drexler) y artistas internacionales como Adriana Varela, Marcel Marceau, Julio Boca, Caetano Velosso y Joan Manuel Serrat, entre otros.

Viglietti recordó cómo comenzó su relación con el máximo escenario nacional y cómo continuó, ya siendo protagonista de algunas de sus noches. "Uh... era muy chico y ya iba a los conciertos de Vicente Ascone con la Banda Municipal. Volvía a casa y dirigía con la batuta. Después, Atahualpa Yupanqui, lo vi siendo un niño un poco más grande. Una maravilla Yupanqui en el Solís. Después, mi madre dando conciertos como pianista, Lyda Indart, con la Orquesta Sinfónica o sola. Esas eran otras experiencias, más nervioso y en la platea. Después, claro, toda mi etapa como músico... Desde lejos me entero que Serrat, en 1973, cuando ya no se podía nombrar a muchos de nosotros aquí –la cosa estaba muy fea- vino y dio el que iba a ser su último recital en Uruguay y dijo que iba a cantar una canción ‘de un amigo de ustedes que no puede venir’. Y la gente entendió porque la canción era ‘La Nostalgia de mi tierra’. Después en el regreso, en el todavía viejo Solís, la presentación de ‘Esdrújulo’ con muchos queridos músicos instrumentistas conmigo", recordó el artista.

Otra protagonista de las tablas del Solís fue y es la actriz China Zorrilla. "Yo en ese Teatro pasé los 10 años más maravillosos de mi vida, de 1948 a 1958", se emocionó. "Actuaba todo el año en todas las obras, haciendo a veces 10 títulos por año con directores fantásticos como Margarita Xirgú. Después tuve problemas políticos y entonces venía poco, no quería que me vieran. En algún momento dado estaba realmente incómoda cuando llegaba. Un día me dijeron que había una entrega de premios en el Solís. Entonces fui a un palco, todo medio en clave baja para que no me vieran. Cuando me iba, me acuerdo que Ruben Castillo salía conmigo y oímos un ruido raro en el teatro. Entonces, volvimos a ver qué pasaba. Estaban gritando mi nombre. ‘China, China, China...’ Para mí, cada vez que entro a ese teatro, me acuerdo que aquel fue el momento más emocionante", recordó la actriz.

En octubre de 1998 el Teatro fue cerrado al público de manera transitoria por reformas y remodelación edilicia. Seis años pasaron para su reapertura, demorada por la mayor crisis económica a la que enfrentó país y los magros recursos que contaba la Intendencia para poder afrontar el costo de la obra iniciada.

Fue así que finalmente el 25 de agosto de 2004 y con una gran expectativa por parte de los ciudadanos fue reabierto el Teatro Solís. El director del teatro, Gerardo Grieco, dijo que aquellos "fueron momentos muy felices, de una intensidad única en la vida. La verdad es que trabajamos mucho, ese día además era como una síntesis de un esfuerzo, de un desafío grande de demostrar que se podía y que se pudo. En realidad mucho estrés, mucha agitación, mucho entusiasmo y combinado con un esfuerzo de todos los involucrados –artistas, músicos, técnicos- enorme, inolvidable. Laboralmente creo que fue uno de los puntos más altos para todos nosotros".

Grieco agregó que esa reinauguración también tuvo mucho de simbólico. "Esperamos que así sea. Nos comprometimos a poner a funcionar un nuevo teatro, con una cultura de trabajo nueva, un servicio público eficiente, dándole la adecuación a los desafíos contemporáneos que teníamos y lo hemos logrado".

A un año de su reapertura se presentaron 3.453 artistas, se vendieron 18.821.000 de pesos en boletos, se realizaron 283.000 visitas guiadas y 191.284 espectadores han disfrutado del remozado Teatro Solís.

Una de las visitas extranjeras desde su reapertura fue la del conductor radial y escritor argentino, Alejandro Dolina. "No es lo mismo hacer una obra de teatro o un recital en una pizzería que en un teatro. Cuando además el teatro donde uno lo hace está concebido para favorecer las expresiones artísticas y que es en sí mismo un lugar artístico no solamente por lo que cobija sino porque está construido con arte, con criterio artístico, esa influencia se potencia. Yo encontré muy bello el lugar, muy estimulante y hay que señalar también que la gente es un elemento indispensable en esto porque por mucha inspiración que un lugar bello pueda comunicarle a uno, evidentemente un lugar bello desierto siempre nos produce una sensación de depresión que es imposible de sobrellevar. Lo que yo sentí en aquel momento fue por un lado esa contigüidad de lugar artístico pero también como siempre el calor, el cariño y la exigencia del público de Montevideo que rima bastante bien con un teatro así como el Solís que es ciertamente de los más bellos del mundo".

El músico Fernando Cabrera optó por comenzar por una felicitación a todos los uruguayos al hablar de este aniversario. Luego recordó una coincidencia. "El año pasado volví a trabajar allí justamente el día de mi cumpleaños, para mí fue una fiesta doble reconocer esa sala donde había trabajado en años anteriores pero verla tan remozada, tan linda, con el público tan feliz –creo que la gente disfruta mucho cuando va al Solís- fue un día inolvidable".

Sin duda, uno de los principales protagonistas artísticos de esta sala desde su reinauguración es el maestro Federico García Vigil. Él se alegró de que "está funcionando a las mil maravillas". "Creo que es un punto de partida, es un nivel que vamos a dejar, es una coordenada de la cual hay que partir, de aquí hacia arriba para lograr que el Teatro Solís finalmente tenga una categoría como la que se merece en este momento, para que el Uruguay logre una categoría de espectáculos escénicos como se merece porque tiene un público maravilloso. De esta manera marcamos niveles apuntando hacia la excelencia. Creo que vamos a entrar en el circuito de los grandes teatros de América".

En esta nueva etapa y tras realizar cinco conciertos en este primer año de "vuelta a la vida" de este escenario, Viglietti dijo que espera "volver allí a encontrar toda esa magia junta que se me viene al corazón y a la cabeza".

Uno de los éxitos de esta temporada fue el espectáculo "Anuk y el perro", del grupo de teatro negro Bosquimanos. En este caso, significó que muchos niños, por primera vez, se encontraran con este monumento en el que se trabaja, se crea y, claro, se entretiene.  Dijo que "para una compañía que tiene apenas cinco años es un orgullo pero además un desafío plantarse delante del teatro más grande de nuestro país y un orgullo nacional. Haber sido seleccionados entre tantos buenos artistas que hoy cuenta nuestro país, es para nosotros realmente un honor. Además, en la parte técnica trabajamos con un excelente grupo de profesionales que te hace sentir cómodo, en tu teatro. Que no te falte nada en cuanto a lo que son los recursos técnicos es realmente un orgullo".

Grieco habló de los planes para el mediano plazo. "Siempre dijimos que este comienzo iba a ser con una intensidad de uso tal vez superior a la deseada, lo prueban los números, y que en el mediano plazo, de tres a cinco años, íbamos a conseguir alcanzar una velocidad crucero y mejorar nuestras condiciones de oferta artística y técnica. Para ello estamos justamente un congreso con los directores de teatros pares de la región para lograr un acuerdo de hermandad, de circulación y de coproducciones que nos permita a todos mejorar la oferta artística, la circulación de bienes y servicios culturales", afirmó.

En 1856 cuando el Teatro Solís abría sus puertas por primera vez los diarios de la época titulaban: "es un signo de los tiempos que vendrán". En 2005, a un año de su re inauguración el teatro busca posicionarse en un circuito internacional de referencia. Y así poder volver a titular: "Teatro Solís: un signo de los tiempos que vendrán".

----------------------------
Edición sonora: Nano Prilliac
Edición para Espectador.com: Mauricio Erramuspe