El fin de semana, Durazno recibió por tercera vez un aluvión de gente que llegó para participar del Pilsen Rock. "Maduró la convivencia del duraznense con el visitante", destacó el periodista Gerar

La sede del rock se preparó mejor

La sede del rock se preparó mejor

Miles de jóvenes con mochila, alojamientos improvisados, música nacional y ambiente de fiesta. El fin de semana, Durazno recibió por tercera vez un aluvión de gente que llegó para participar del Pilsen Rock. "Maduró la convivencia del duraznense con el visitante", destacó el periodista Gerardo Minutti.

Emitido a las 7.39.

EMILIANO COTELO: Se cumplió la tercera edición del Pilsen Rock, con todo lo que con el correr de los años ha ido concitando como motivos de análisis. Para empezar, la cantidad de asistentes de ese público joven que se mueve y se traslada masivamente a disfrutar dos días de recitales con un seleccionado de las bandas uruguayas.

El periodista Gerardo Minutti, de En Perspectiva y La Brújula, estuvo allí, siguiendo de cerca estas dos jornadas y ahora está en línea telefónica.

¿De regreso en Montevideo?

GERARDO MINUTTI: De regreso; debo confesar que tengo apenas un par de horas de sueño, pero de regreso con el cansancio lindo. Ese cansancio se genera después de una fiesta.

EC - ¿Cuál fue la última banda que tocó esta madrugada?

GM – "No te va a gustar" fue la banda que cerró ayer esta tercera edición del Pilsen Rock a las dos y algo de la mañana. Un Pilsen Rock cuyo primer dato de análisis es la evolución y el crecimiento de la población, de la gente que llegó a Durazno. En estos tres años tuve la oportunidad de ir a Durazno.

EC – Conociste los tres ejemplos. ¿Entonces?

GM – El dato que más salta a la vista es el del público. Los organizadores hablaban en primer lugar de 120.000 personas el sábado y de 140.000 personas ayer. Hacían el siguiente cálculo: 200 metros de ancho por 300 de largo, cubiertos de gente, lo que daba unos 60.000 metros cuadrados, y calculando dos personas por metro cuadrado, daba unas 120.000 personas. Es difícil hacer el cálculo en el Parque de la Hispanidad, porque es enorme. De repente, a simple vista, se puede decir que hay 60.000 o que hay 120.000, pero me animo a decir que las cifras de la organización son acertadas y que tranquilamente hubo por encima de las 100.000 personas los dos días.

EC – Estamos hablando de un par de estadios Centenario llenos.

GM – Sí. Ayer, sobre las 12 y algo de la noche, cuando No te va a gustar arrancó a tocar, estoy seguro de que había dos estadios Centenario. En estos tres años he podido ver la evolución del festival que, además de crecer en cuanto a población, maduró en otros aspectos muy importantes.

EC - ¿Qué te llamó la atención, por ejemplo?

GM – Principalmente maduró la convivencia del duraznense con el visitante. Es algo que salta a la vista. El primer año, uno veía que el duraznense se había sentido invadido, que el vecino de Durazno abría la puerta con cierto miedo, que abría la puerta tímidamente al visitante, al roquero, al fanático, al joven que llegaba con su remera, con su bandera, que llegaba cantando. El año pasado se arrimó un poquito más, teniendo en cuenta lo que había sido el furor del primer año, teniendo en cuenta el aprendizaje del comercio, aspecto que en el primer año quedó totalmente desbordado. Y directamente este año ese vecino abrió las puertas. Eso se notó. Uno veía un montón de contrastes en la ciudad, que se vio absolutamente desbordada de gente. Por ejemplo, personas mayores que ayer estaban en su típico domingo y de repente tenían en la puerta de su casa un puestito y vendían tortas fritas y le abrían las puertas de par en par al visitante, que tenían total disposición para vender, pero también para responder preguntas que surgían espontáneamente de gente que estaba perdida. Directamente ya se le quitó el miedo. El duraznense, en esta tercera edición, ya se acostumbró a esa convivencia, a esa visita que tiene un fin de semana al año y que le es muy beneficiosa desde todo punto de vista. Desde el color que le genera, desde el quiebre de rutina natural que puede representar para una ciudad de 30.000 habitantes (que la duplica o más en población) y también desde el punto de vista económico. Este año el comercio se preparó diferente. Ahí también está la maduración de esa convivencia entre el visitante y el duraznense. El comercio esta vez adoptó medidas de abastecimiento mayores. Más allá de que el sábado entré a una pizzería a las 2.30 o 3 de la mañana y ya no había más pizza. El carrito de la plaza, entre el sábado y la madrugada del domingo, vendió 2.500 hamburguesas.

EC – Son números escalofriantes, que cambian por completo la vida de una ciudad que está demasiado tranquila. Ahora comienzan a aparecer perspectivas interesantes, con nuevos proyectos de inversión, pero Durazno tiene serios problemas económicos y sociales. Entonces, una invasión como ésta, bien administrada, es todo un sacudón positivo.

GM – Sí, sin duda. Y quien se ha encargado de cuidar ese sacudón es Carmelo Vidalín, el intendente, que se ha transformado en un personaje del festival. Uno lo veía todo el tiempo por la ciudad y por el festival, con su remera de Pilsen Rock, con sus lentes negros, con su moto, andando de un lado para el otro. Vidalín es el encargado de sostener esta fiesta en Durazno. Hubo otras intendencias interesadas en llevarse esa fiesta, sin embargo se la quedó Durazno. Se estima que este fin de semana le puede haber dejado 1.000.000 de dólares de facturación.
 
(...) Para una ciudad como Durazno, que está muy tranquila, 1.000.000 de dólares de facturación, no tengo idea pero parece que un mes puede llegar a quedar corto para esa cifra. Algunos comercios me decían que este fin de semana habían facturado dos y tres meses. O sea que es un sacudón impresionante desde todo punto de vista.

Otro aspecto importante es que se sigue celebrando todo con muchísima paz. Esa relación joven-rock-problemas, que se ha dado a lo largo de la historia y que a veces es difícil romper, en esta ocasión no se da. Todo se ha desarrollado con muchísima paz. Cuando termina el festival, cuando todo ese malón de gente vuelve a la ciudad, se hace todo muy tranquilo.

Una movilización de arriba de 100.000 personas llega a la ciudad y no hubo mayores problemas, porque esa convivencia pacífica, el hecho de que en el ambiente se respire que todo el mundo está en una fiesta, hace que los pequeños problemas que puedan surgir, se solucionen a partir de los propios asistentes. De repente surge una pequeña escaramuza entre dos jóvenes y aparece un tercero para solucionar. La propia fiesta ha habilitado ese mecanismo interno.

EC - ¿Cómo fue la venida, qué pasó al regreso? Porque iba a producirse un gigantesco embotellamiento en el acceso a la ruta 5 con el comienzo del traslado a Montevideo. ¿Cómo fue, por lo menos la etapa inicial?

GM – Caminera tomó la siguiente medida: puso a todos los ómnibus en hilera desde el Parque de la Hispanidad hasta la ciudad de Durazno para que la gente pudiera ir subiendo, de modo de agilizar esa parte del traslado, que es de las más importantes. Había más de 100 ómnibus prontos para partir.

Apenas terminó el festival arranqué en el auto y encontré una ruta pesada pero ordenada, también porque Caminera estaba en la vuelta. Los trenes salieron de madrugada. Tengo entendido que va a salir un tercero sobre las 4 de la tarde de hoy y siguen saliendo muchísimos ómnibus. El hecho de que hoy sea feriado le cayó muy bien a una buena cantidad de las 100.000 y algo de personas que estaban en Durazno, muchas de las cuales son jóvenes liceales que de ese modo pueden aguantar y volver en estas horas.

EC – Estarán aprovechando para dormir hasta tarde y recién después emprender el regreso.

GM – Claro. De repente están en los campings, o en los campings improvisados que surgieron; que fueron una parte importante del color que esta fiesta le pone a la ciudad. Cada pedacito de césped estaba aprovechado por alguien que se instalaba con una carpa, porque los campings terminaron desbordados. Ayer, en una de las plazas, conté 15 carpas. La plaza típica de Durazno, a la que los fines de semana irán los duraznenses a tomar mate y estar un rato, ayer estaba repleta de gente, repleta de comercios ambulantes que estaban aprovechando y de carpas de mucha gente que se estaba alojando allí.

***

Después del Pilsen, pegar la vuelta
Los más favorecidos usan auto. Los menos, ómnibus, tren, moto, bicicleta o caballo. A la ida, el camino parece más corto, porque la adrenalina ayuda, pero la vuelta es otra historia. Miles de jóvenes emprenden la retirada este lunes, después de dos días de fiesta en Durazno, a puro rock y baile. Aunque con retraso, esta mañana llegó a AFE un tren con unos 1000 participantes del Pilsen Rock, informó el periodista Juan José Norbis.

EMILIANO COTELO: Es difícil acertar a los horarios de los trenes de AFE. El que salía a las 12.30 de Durazno, trayendo un primer contingente de jóvenes del Pilsen Rock, iba a llegar después de las 7.30. A las 7.40, cuando fuimos a la estación a presenciar el episodio nos encontramos con que venía demorado y en realidad iba a arribar sobre las 8.30. Finalmente no llegó a las 8.30, llegó antes. Por lo tanto, Juan José Norbis, del Servicio Informativo de El Espectador, tuvo que salir corriendo.

JUAN JOSÉ NORBIS: Sí. Efectivamente tuvimos esos inconvenientes de horario, pero los tuvo toda la gente. Incluso los funcionarios de AFE que nos informaban el arribo de este tren. Porque no se trata de una frecuencia habitual que cumple un ritmo y un horario, que sale en punto y debe llegar en los mismos términos. Es un servicio especial que salió demorado. Se preveía que viajara a menos velocidad,  pero en algún tramo pudo imprimir un poco más de fuerza en el convoy y se demoró nada más que media hora, en lugar de los 45 minutos previstos originalmente.

EC - ¿Cuál es el panorama allí?

JJN – De muchísima gente que se está retirando; y de otros que están arribando. Porque, insólitamente, una estación que no está acostumbrada a demasiado movimiento de público, hoy lleva una excursión de centenares de jóvenes pertenecientes a una iglesia de Montevideo a un balneario del este.

Pero quedan algunos rezagados de los que vinieron de Durazno. Una de las chicas que se bajó, comentó:

"Estuvo bueno. Era la primera vez que yo iba al Pilsen y estuvo bastante bueno. Igual sentí por ahí que había demasiada gente, que años anteriores había estado mejor (...) Pero no te puedo dar opinión sobre eso porque no sé cómo fueron los otros años. (El viaje en tren) estuvo de más. Yo nunca había ido en tren y estuvo bueno. (...) A la vuelta descansamos. Yo, por lo menos, me dormí todo porque estaba muerta".

Este tren que llegó traía doce o trece vagones, aproximadamente 1000 personas. El próximo arriba alrededor de las 10 de la mañana –el horario no es preciso- y el otro llegará de noche, porque estará saliendo a media tarde desde la capital duraznense. Serán tres los servicios que habrá despachado AFE.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: María Eugenia Martínez