García Rubio respondió a una de las quejas más extendidas: la escasez de baños. "Alquilamos todos los baños químicos disponibles que hay en el Uruguay", aseguró, y mencionó que se instalaron 175 gabinetes, que se sumaron a los que incluía la infraestructura. "Para la próxima estaremos pensando en un esquema distinto", prometió.

También hubo "cierta imprevisión" en la parte gastronómica, comentó. A pesar de que la oferta de alimentos aumentó 30% o 40% respecto a la fiesta anterior, la oferta fue "totalmente desbordada" y se vendieron más de 40.000 dosis de comida.

Los "molinetes" de entrada se van a duplicar para la próxima fiesta, anunció, para reducir los "cuellos de botella" que se produjeron para entrar.

El organizador destacó que pese a la cantidad de gente y a una duración de 12 horas, la fiesta no tuvo problemas ni heridos.