Entrevistas

Lula, el "big brother" y la significación que mueve el mundo

¿Qué une a Lula da Silva y al ganador del último "reality show" brasileño? El semiólogo Fernando Andacht, explora la conjunción de "lo común, lo real y lo honesto" y prevé que las campañas políticas tendrán que ver cada vez menos con la palabra, y más con lo que traen los medios audiovisuales: el cuerpo.

(Emitido a las 9.09)

EMILIANO COTELO: "Detrás de la campaña", un título que seguramente les resulte familiar a los oyentes más antiguos de EN PERSPECTIVA, un espacio que estrenamos en 1999 para seguir paso a paso la campaña electoral desde un ángulo poco acostumbrado en aquel momento: el análisis semiótico de la comunicación política, que estuvo a cargo de Fernando Andacht.

El ciclo volvió desde entonces en cada instancia electoral, salvo en la última, la del año pasado, porque Fernando ya estaba desarrollando su actividad académica en Brasil.

Hoy, después de cuatro años en Porto Alegre, Fernando está de vuelta y en principio para quedarse. Por eso nos pareció que valía la pena conversar con él a propósito de su experiencia más reciente, en especial porque estos años han sido muy movidos desde el punto de vista político en Brasil. Fernando ha seguido de cerca el gobierno de Lula, antes la campaña electoral, ni que hablar la crisis de los últimos meses, y su enfoque, tan particular, puede ayudarnos a seguir de cerca aquellos acontecimientos.
Un gusto recibirte de nuevo.

FERNANDO ANDACHT: Realmente...Y fuera de época, como decías. No estamos en elecciones municipales ni nacionales, pero es siempre un placer volver a En Perspectiva.

EC – Y no estamos en La Tertulia, porque tu última participación fue integrando una de las mesas de ese espacio.

FA – Es verdad.

EC – Contémosle a los oyentes: tú pasaste cuatro años instalado en Porto Alegre como investigador en un programa posdoctoral en Comunicación e Información de la Universidad Federal de Río Grande do Sul.

FA – En verdad, migré en 2003. Pasé un año allí como profesor invitado. Fue muy interesante porque me ayudó a conocer las dos realidades, la universidad pública, llamada en Brasil federal –a veces estadual–, y luego, en 2003, me invitaron a otro programa de posgrado. Es muy interesante la división tajante (y con enorme cantidad de consecuencias para la investigación) entre el mundo de la `graduação´, como ellos le llaman, que es la licenciatura acá, y el mundo de la `pos´, dicho así, `pos´. Pude conocer tanto esos dos mundos como el mundo de la Universidad privada. En 2003 y 2004 pasé en una Universidad a 40 kilómetros de Porto Alegre llamada Unisinos, porque está en el Valle del Río do Sinos (quiere decir campana). Es una Universidad privada, jesuita, que tiene algo que ver con la Universidad Católica de aquí. También me desempeñé en Comunicación. Luego volví y ahora soy oficialmente colaborador "convidado" en la Universidad federal, la UFRGS. (A propósito del uso de las siglas) fui a un congreso de Comunicación política en Bahía, y llegué a ver algo que era previsible: cómo un politólogo eminente brasileño se equivocaba en ese trabalenguas infernal, esa sopa de letras de decir peté, pecebé, pecedepé, es infernal. Nosotros decimos "los colorados", "los blancos", pero ellos no dicen jamás eso, nunca.

EC – Siempre se refieren a los partidos por sus siglas.

FA – Y es increíble. Este hombre en un momento me daba compasión, porque decía: ¿cómo alguien puede enfrentarse a ese mar de letras, todas muy semejantes?, y se equivocó.

Pude conocer todos esos mundos tan distintos y fue una experiencia riquísima. Asistí a un show de Caetano Veloso en vivo el año pasado. Curiosamente presentando un disco en inglés; cosas típicas de ese movimiento tropicalista que él ayuda a fundar con otra gente genial, como Gilberto Gil, hoy ministro de Cultura –una de las cosas interesantes del Brasil actual. (Caetano) hace un comentario de esos bien chocantes que sólo un intelectual rupturista como él se anima: dice: "Vivimos en un gueto lingüístico". Y es cierto. En toda la realidad de América Latina, gigantesco trozo de tierra, hay sólo un enclave (enorme por cierto) donde se habla portugués.

Recuerdo una anécdota entre mil. Cuando comenzaba a dar mi seminario de doctorado en 2002, dije: ¿qué prefieren: un portuñol trabajoso, deficiente, o un excelente castellano muy divagadinho –o sea, bien lento–?". Sin pensar, mis doctorandos, profesores todos, colegas, me dicen: "Portuñol".

EC – No querían nada con el español, con el castellano nada.

FA – No. Hay cantidad de fábulas como que somos dos países de absoluta mutua inteligibilidad. Y es falso, absolutamente. Es muy difícil el portugués.

EC – Un detalle más a propósito de tu actividad académica, que en algo remite también a las dificultades con el idioma, a ese portugués en el que debiste sumergirte y que supongo que ahora sí dominás por completo.

FA – Sí, y lo escribo.

EC – Ganaste una beca por productividad académica. ¿Qué es esto?

FA – Es uno de mis orgullos. Y me sirve también como apunte, entre las tantas cosas fascinantes de comparar un paisito como el nuestro y un gigante, un casi continente, como es Brasil: la enorme riqueza de infraestructura que tiene la vida académica. Primero, se puede hoy –lo digo sin la menor duda–, tanto en el mundo privado como en el público, entre los que no hay tanta diferencia (lo que fue el primer shock como estatista, batllista mítico, como escribí en algún libro que somos todos los uruguayos, refiriéndome a don "Pepe Batlle). No hay esa gran diferencia. Sí las hay en mil puntos, pero en el ámbito sobre todo de investigación de posgrado, que es lo que más conozco, entre lo privado y lo público, lo que vale es la producción. No te preguntan si tu universidad es de origen judío, católico o musulmán. Un invento muy rico –no debe ser único de Brasil, pero me felicito porque lo tengan, que sean latinoamericanos–, se llama "O currículo Lattes", en homenaje a un profesor llamado Lattes de apellido. Significa que, online, cualquier uruguayo (y ni que hablar de cualquier parte del mundo, por supuesto los brasileños), entrando en la página del currículo Lattes y colocando el nombre de cualquier investigador, al instante le aparece el currículum completo, todas las publicaciones, las conferencias que dio. Y tu obligación ética y profesional es mantenerlo actualizado (a eso sólo podés entrar tú con la clave).

Decía que hay una infraestructura de apoyo enorme, y allí la universidad depende del Ministerio de Educación –algo que a nosotros nos parece algo bizarro, por la autonomía, etcétera, pero que allí es parte de la norma, es algo natural.

Hay dos grandes lugares institucionales, uno que se llama CAPES, que es una comisión para los posgrados, que le da una nota, prescindiendo totalmente de credo, de cuánto cobra, si no cobra. (Se guía) por una cantidad de parámetros objetivos, como la producción de cada profesor, el número de tesis guiadas a término.
En ese currículum no se pueden poner avances, cosas no publicadas, sino sólo lo publicado, y tenés que poner el ISBN, la página, todo recto, transparente. Y  el CAPES le da una nota cada trienio a cada programa de posgrado, tomando en cuenta todos esos factores: cuántos estudiantes guiados, orientados...No podés tener 50. Es mentira. Ningún profesor humano puede orientar tantos, y eso pasa curiosamente en las más prestigiosas.

La mítica Universidad de San Pablo, que sigue siendo la más prestigiosa, tiene exceso de alumnos y un poco de exceso de caos. Entonces se llega a dar que un profesor "oriente" a 25, no a 50 pero a 20 alumnos. Y eso no puede ser, es penalizado.

Y la otra institución que me benefició con esta beca muy interesante fue el Ministerio de Ciencia y Tecnología. Allí funciona el llamado Centro Nacional da Pesquisa, que es muy prestigioso y está hecho a imagen y semejanza del Centro Nacional de Investigación Científica Francés.

Evaluando toda tu obra, cuando llegás a un número importante de publicaciones, te dan un premio, un reconocimiento, que es "pesquisador do CNP". Supone dinero mensualmente –yo gané una beca por tres años a partir de este año, que está en plena vigencia, y que depende de tus publicaciones, seminarios, conferencias internacionales. Luego te habilita –como me pasó este año, que viajé muchísimo– a conseguir viajes. Existe también en Uruguay, pero es todo más difícil, más chico, por supuesto– con todo pago. Como me pasó en Montreal, donde había un congreso sobre el tema que era mi proyecto de investigación. Te pagan todo, vos presentás el `paper´ completo, o sea el texto más la justificación. Es todo muy riguroso, va a "compareceristas", que son evaluadores (son dos) y si hay discrepancias hay un tercero, está todo muy formalizado.

EC – Y no debe ser habitual que lo obtenga un uruguayo o un extranjero. ¿Cómo es eso?

FA – Fue casi una misión imposible. Llegué allí y tenía una cosa muy extraña. Tenía una gran producción internacional en revistas, libros, todo bien, pero no tenía tesis ni disertaciones terminadas. ¿Cómo las iba a tener si acá recién estamos en pañales?

(Eso es grave: un país que en pleno siglo XXI no tenga programas vitales. Los hay incipientes, respetables, pero no tienen una planta de profesores a los que se les paga para investigar. Por lo menos en lo que yo conozco, en Ciencias Sociales y Comunicación. Está empezando. La Universidad de la República tiene. Yo fui profesor de las primeras generaciones, pero es todo todavía muy tentativo).

Eso era un puntaje negativo para mí, porque cualquiera de mi edad y de mi productividad académica estricta tiene una cantidad muy importante de tesis terminadas. En eso se mide tu eficacia. Y yo no tenía nada prácticamente. Pero por suerte, como me pude dedicar de lleno estos años: produje como nunca y publiqué hasta en la China. Tengo cosas publicadas en chino.

EC - ¿Efectivamente en chino?

FA – En chino, en el sur de la China, y en Francia, Alemania...En fin, una gran productividad. Entonces te premian, digamos así, si presentás un proyecto. No es una cosa espontánea, y es muy competitiva. Cada año, de 100 que se presentan, lo ganan apenas 10, 15.

EC – Estos minutos primeros de la conversación con Fernando Andacht, más allá de que nos han permitido conocer `a vuelo de pájaro´ en qué ha andado en Brasil en estos cuatro años, también nos han servido para ingresar por algún lado a las particularidades que tiene el sistema universitario brasileño. Sin duda son experiencias a tener en cuenta.

***

EC – Estos años que estuviste viviendo en Brasil fueron muy movidos en materia política. Coincidieron con buena parte del mandato de Luiz Inácio (Lula) da Silva. Este mandato que tantas esperanzas generó y que tantas decepciones terminó acumulando en los últimos meses. En un trabajo que tú escribiste para el último cuaderno del CLAEH, que estuvo dedicado enteramente a Brasil, haces un paralelismo: colocas por un lado la figura mediática de Lula, la del presidente de la Cámara de Diputados, Severino Cavalcanti, en fin, de la política y la comunicación política en general, y del otro los populares "reality shows", los llamados "Big Brother", que son muy populares en Brasil. ¿Cómo es esto? ¿Podemos explicarle al público en general por qué te metiste con esa comparación?

FA – Sí. Como decía Oscar Wilde, si uno tiene una tentación, lo mejor es ceder a ella. Siempre quise llevar adelante eso que venía ya de hace unos cuantos años: analizar la significación,
qué se mueve en una campaña, desde el punto de vista de la semiótica.

(Justamente, En Perspectiva se caracteriza por ser un polo altísimo y muy bueno. Sobre todo después de vivir en otros lugares, me doy cuenta del avance de la radio local).

La significación mueve el mundo, nos hace pensar ciertas cosas, votar ciertas cosas, ver en la tele otras, y mi proyecto en Brasil se llama "La espectacularización de lo real".

¿Qué está pasando con la vida cotidiana? Parece que nunca fue tan apasionante, por lo menos eso indicaría la cantidad, en el mundo entero. Es la primera vez que no Hollywood sino Europa le vende un producto de entretenimiento al mundo entero, que es esta famosa Endemol.

El otro día viendo la tele aquí veía programas muy diversos, ya no realitys, firmados por Endemol en Argentina.
(una multinacional, la vendió Telefónica, eso ya es "vox populi").
Pero hay una neotradición que me parece apasionante: ¿qué tiene la vida cotidiana, la gente común? Hay un investigador inglés, John Conner, muy bueno, que da tres adjetivos que resumen esta tendencia.
Este señor es una autoridad en documentales en Inglaterra, un tipo fantástico que tuve el privilegio de que prologara el primer libro internacional sobre "Big Brother" en el cual el único capítulo de América Latina es el mío. Lo acaban de reseñar ahora en Inglaterra en el Time’s Educational Supplement. (Él)  dice que la fascinación, el menú de los "reality shows", bajo cualquiera de sus formatos –que hoy son la paleta entera del arco iris–, está en lo común, lo real y lo honesto. Piensen en eso y vamos a Lula: lo común, lo real y lo honesto, esos son los tres ingredientes del menú básico.
Piensen en el ascenso de un "pão de arara", que es uno de esos camiones horribles que llevaban a los migrantes nordestinos –camiones destartalados– en ese viaje del terrible "sertão", el desierto, que uno ve en películas, en documentales. Hay hasta literatura, como la de Guimarães Rosa. Clásicos modernos brasileños, que cuentan las penurias de vivir en ese lugar, que produce viajes de ascenso como el de Lula. Porque si lo piensan como ascenso social es increíble: un tipo de madre analfabeta, como él no se cansa de repetir. Es interesante ver todas las evocaciones que ha hecho en este año de esta especie de `vía crucis´ terrible que les ha tocado a él, a su partido, a toda la plana mayor, que cayó entera prácticamente. Yo lo comparaba, fijate qué azar: con quien gana el último "Big Brother" de Brasil...

(Para los oyentes de En Perspectiva que dirán: mire que ocuparse de eso, qué importancia tiene, es difícil que todas las noticias, no podrías hablar nunca de ninguna noticia local, y mucho menos del mundo (...) si se diera entrada a cosas pintorescas pero muy interesantes, porque son nuestros vecinos gigantes).

EC – Sin embargo, los tenemos muy lejos. Están tan cerca que no se entiende cómo los ignoramos tanto. En especial, ignoramos por completo este fenómeno Big Brother.

LA – Sí. Te doy un dato solo que reúne casi todo lo que dije antes: un filósofo político muy prestigioso, Renato Ribeiro –que es el presidente de CAPES, este organismo que tiene a su cargo nada menos que toda la investigación en Brasil–, escribe una nota en lo que llamo las "catacumbas de la información", que es Internet.
Porque cuando una cosa no puede salir por la vía recta (que sería la primera página de un diario, la columna editorialista de El País, etcétera, o de The New York Times) aparece en los blogs, en Internet.
Yo vengo analizando no sólo el fenómeno Big Brother. Voy a contar qué pasó en 2005 y por qué este cruce no caprichoso, espero, sino muy iluminador de lo que llamé un pão de arara, o sea un miserable nordestino, de familia analfabeta, que emigra a Santos...
Una de las tantas anécdotas que cuento, una emocionante que él cuenta en la campaña de 2002: cuando va a ver a su padre, que había formado otra familia –cosa común, que pasaba con los inmigrantes españoles aquí en el siglo pasado–, el padre lo va a sacar con sus nuevos hermanos. Les compra helado a los hermanos y a él no. Lula se pone a llorar y el padre le dice: "Vos sos ignorante, todavía no sabés comer helado". Una cosa muy fuerte para mostrar esos dos mundos.

Volviendo, Renato Ribeiro, este prestigiosísimo filósofo, escribe una nota en un foro (...), una cosa muy escondida tanto del mundo académico como de la gran prensa, que es la Folha de São Paulo, el Estado de São Paulo, que dice: "Me han criticado mucho porque escribí una nota. (Yo) sigo todas las reacciones, como a ti te pasa con los mails. Él dice: ¿cómo no voy a escribir sobre un fenómeno social– y analiza la palabra fenómeno– que convocó en el último paredão... (Ahora voy a hablar de eso porque me gustaría usarlo como imagen de lo que le está pasando al PT y a Lula. Y del futuro, que es lo más interesante de su partido)
un enorme rating en Ibope.
Porque era el día de expulsión, en ese formato hay una expulsión a través del voto popular. Convocó más de 30 millones de votos por Internet. Es un tercio de todo el electorado brasileño; con una distinción: que votar es obligatorio en Brasil y gratis. Y acá tenés que pagar, tenés que molestarte a ti mismo a eso. Entonces dice: si algo que mueve esa masa de electorado no es importante, yo ya no sé lo que es investigar. Yo lo uso como una de las frases en mi artículo.

EC - ¿Y por qué viene, entonces, tu referencia a un ganador del Big Brother a los efectos de entender el fenómeno Lula?

FA – Yo decía que junto con mi investigación del "reality" he investigado por qué no se investiga el reality en Brasil. Eso es muy interesante y lleva a un fenómeno que también es ignorado. Acá se disfruta –supongo que bastante– la famosa telenovela brasileña, lo que llaman allá "novela das oito".

EC – Es prácticamente el único producto televisivo de origen brasileño que vemos en Uruguay.

FA – Se llama "das oito", pero no es a las ocho, es a las nueve. Viene después del Jornal Nacional, que es el informativo. Hay una guerra de todos los estudiosos de la comunicación contra la Globo, que es el archienemigo, en un grado casi de parálisis intelectual. Produce tal rechazo, salvo en el sector telenovelas, que ya ha desarrollado en la USPI un núcleo de investigación.
Imaginate que esa súper, exitosísima cadena, que es la Rede Globo, saca el "reality show" más exitoso, el nivel de fobia es muy grande y no se investiga. Lo que es insólito, porque un investigador tiene que estar más allá de esas cosas, no significa elogiarlas, es investigarlas.
Entonces yo investigué por qué no pasa eso y produce una especie de bache. Y qué pasa con este último quinto Big Brother, con enorme audiencia (la máxima hasta ahora): entra la palabra –yo la llamo así–, entra un intelectual de verdad, entra Jan Willis, negro, de Alagoinha, un miserable villorrio del interior de Bahía –si Bahía es pobre, imaginate el interior–, casi una villa miseria. La madre era pobrísima, él vendía cosas en las calles. Pero por sus méritos, el muchacho, pobre, negro, homosexual...o sea que tenía todas las lacras que se puede tener según la opinión pública brasileña.
(No muy diferente de Lula, para quien uno de los obstáculos más formidables es su falta de educación formal. No habla inglés, no habla ningún idioma. Pensá en Fernando Henrique, que habla perfecto castellano, académico).
Este muchacho hace una lucha denodada, consigue una beca y llega a ser profesor de Comunicación en El Salvador, Bahía. Llega a la capital como profesor. Hago un paralelo. Porque este tipo –como lo llevé a analizar a distintos países, llevé esto a Dinamarca, etcétera, para que conocieran esto– da lecciones contra el racismo, por ejemplo, o contra la homofobia. Imaginate eso con un público multitudinario, no en un programa educativo perdido en la programación. Yo intento demostrar en un texto cómo el ascenso irresistible de Lula tuvo mucho que ver con lo que hace el éxito de todos estos reality shows, que yo le llamo la transpiración o el sudor semiótico. ¿En qué consiste? Vos como especialista en el discurso político vas a tener que admitir que cada vez más las campañas y los grandes gestos –estoy pensando en cuando Tabaré era intendente, aquel parto de una elefanta en Villa Dolores, esos bellos gestos del marketing– tienen que ver cada vez menos y van a tener que ver cada vez menos con la palabra, la palabra tradicional, aquellos discursos, la oratoria, y mucho más que ver con lo que los medios audiovisuales nos traen, que es el cuerpo, es decir cómo vos gestionás toda tu expresividad, toda tu espontaneidad, porque, obviamente, esto se va aprendiendo.

EC – Y esa forma de posicionar a un candidato y después volverlo triunfador, como ocurrió en el caso de Lula, ¿de qué manera puede terminar incidiendo en su gestión, de qué manera puede terminar determinando cosas como las que le han pasado a Lula en su período de gobierno?

FA – Yo cito a académicos y a una prestigiosísima columnista de la Folha de São Paulo, que es "el diario" de los intelectuales y el que está, curiosamente, llevando a cabo uno de los pilares de la investigación.
Es muy interesante hablar del rol de los medios en la investigación de lo que se llamó el "escándalo do mensalão". Mensalão es una palabra que inventa "el hombre bomba". (Él fue) una de las tapas de Veja. Es una revista también muy denodada por el mundo de la investigación académica, una revista muy vendida en todo Brasil, en la que aparece Robert Jefferson, ex aliado y primer echado en todo este escándalo, curiosamente o no tanto, porque confiesa haber recibido una valija con 4.000.000 de reales, mucho dinero, un poco más de millón y medio de dólares. Y se explota literalmente. La metáfora de la tapa es brillante, "el hombre bomba", porque se explota al denunciar lo que hoy se llama también "Valério-Duto", en homenaje a Marcos Valério. Allá tienen una obsesión con mencionar a las personas, vos serías siempre "Emiliano".

EC – Por el nombre de pila.

FA – Sí, incluso vi en un diario de acá que creían que Valério era el apellido, se decía el señor Marcos Valério. No, se llama Marcos Valério de Souza y varios apellidos más. Este señor denuncia un esquema que tendría como figura central al que cae luego, hace poquito, que es José –Zé, como le decían allí- Dirceu, que era la mano derecha de Lula y uno de los fundadores del PT, ex guerrillero. En fin, o sea cae toda esa plana mayor.

Volviendo al tema del análisis, ¿qué junta un profesor homosexual, negro, bahiano, que gana el máximo premio –que es mucho dinero, 500.000 reales, 200.000 dólares– en ese reality show que dura casi tres meses? Junta una fascinación con cada gesto corporal, con lo que se llama la naturalidad, nadie fue tan natural. Hay una frase que yo cito de Duda Mendonça –otro más implicado en el escándalo por pagos off-shore, que dice que este escándalo toca toda la red de influencias del PT y de la máquina electoral.
"Mensalão" es una metáfora despreciativa, una hipérbole que inventa Robert Jefferson –este diputado que fue de la fuerza de choque de Collor de Melo. Es interesantísima la historia. "Mensalão" es lo que los padres dan a los hijos, la mesada. En este caso eran 10.000 euros –lo calculo así porque se estipuló en 30 mil reales–, que recibían los diputados aliados, la base aliada como se dice en el Parlamento, para votar las leyes rápidamente.
Trae ecos del Río de la Plata; ¿te acordás de De la Rúa?, ¿por qué se va Chacho Álvarez? Se hablaba en aquel momento de 50.000 dólares.

Y, volviendo al tema que más me interesa, hay unos análisis que tomo del comienzo de la gestión Lula, cuando parece que la utopía se hubiera realizado. Porque llega un pobre, un luchador, una especie de Lech Walesa regional, al país más poderoso de América Latina, pero está todo muy centrado en la figura, en su carisma evidente, en su simpleza de hombre de pueblo. Hay un artículo que se llama "Ganó la autoestima del hombre común", es decir "todos podemos".

EC – Ni hablar del eslogan que utilizó en su campaña, tan simple, "Lulinha, paz y amor". ¿Cómo iba a repercutir eso en su gestión?

FA – No sólo ese eslogan, hay otro aviso que yo analizo, en el que aparecen, con el bolero de Ravel, mujeres embarazadas marchando por un prado. Algunas con un bebito. Es el aviso de cierre de campaña. ¿Qué pasa con aquel barbudo marxista, con aquel radical? Uno de los análisis que cito dice que estaba la postura radical y su falta de formación.
Este genial Duda Mendonça dice una frase que es una locura. Es una lección para cualquier experto en marketing electoral: la propaganda televisiva –el fuerte es la televisión, sin duda, todavía, sobre todo en América Latina– tiene que ser como un susurro.
Él logra hacer virtudes de Lula, de todos sus baches, de todas sus carencias para la opinión pública –no era un tipo formado, no era un abogado, etcétera–, porque se acuerda de los tres atributos: lo común, lo real y lo honesto, en los que se basa cualquier reality show, por absurdo y artificial que parezca tiene algún ingrediente, si no sería una telenovela, logra que él en su cuerpo junte eso. Y Lula, ¿qué hace en su desesperación, en este viaje al cadalso que ha sido este año?: trata de convocar a sí mismo, de nuevo, eso como antídoto, y no le resulta.

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EC – Este paralelismo entre Lula y los triunfadores del Big Brother Brasil queda apenas explorado. Vamos a retomar este análisis en futuros encuentros con Fernando Andacht.

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Transcripción: María Lila Ltaif Curbelo
Edición: María Eugenia Martínez