La Audiencia Opina

Sobre la Jura de la bandera

Este viernes, en tertulia, el profesor Leonardo Borges presentó las ideas que defiende en el libro "Cual retazo. Anacronismos de la jura de la bandera". Algunos oyentes, quisieron opinar...

Siento miedo en los tertuliantes y esto me parece increíble.

La bandera es ante todo una marca.
Jurar a una bandera es entonces, jurar a una marca.

No es necesario un trámite de fidelidad ante una marca, para potenciar la identidad de una persona hacia un lugar.

Es algo muy similar a lo que le pasa actualmente al casamiento y eso por lo general se hace con más de 18 años...

Uno nace en un lugar y vive en él, pero dadas las características de esta vida cotidiana, uno puede vivir viajando y ser como dijo Jorn "Soy de otro país".
Actualmente en este instante hay tanta gente viajando en un medio de transporte, como en Uruguay y tantos uruguayos fuera de Uruguay que ni me acuerdo.

Estaría bueno que vieran que hacen otros países con sus símbolos patrios.

Por ejemplo en Alemania en 1991 sacaron dos párrafos del Himno, por obsoletos.

Por ejemplo en Estados Unidos cantan el Himno hasta Los Simpson y nadie se calienta, hasta de hecho, la gente pone la bandera en la puerta de las casas, (pero estos ya son fundamentalistas del tema Marcas)

Sobre el tema flexibilidad los niños pintan la bandera de celeste y blanco y yo canto "soy celeste soy celeste, celeste soy yo" y el celeste es de la bandera argentina, pero NO de la uruguaya.

Es importante la flexibilidad,
así como en el casamiento.

Flexible y rígido como el acero,
así es la nacionalidad.

Mauricio; TODO EMOCIONA, nadie le jura emoción a la garrapiñada en invierno, y eso si emociona y es más uruguayo que la bandera...

Abrazo,

Felipe

***

Me tocó jurar la bandera en plena dictadura, y recuerdo que con un grupo de compañeros acordamos no jurar... Es decir no decir "si juro" en el patio del liceo (algo meramente simbólico). Era una forma más de leve resistencia, del mismo modo que lo era el TIRANOS TEMBLAD del Himno a toda voz

No puedo evitar asociar la bandera, su jura y su Himno con las imposiciones fascistas de la dictadura para comprometernos con su régimen, recuerdo el imponente monumento a la bandera y el rechazo que me produce.

Acuerdo con Cotelo que el certificado de jura era un documento imprescindible para ingresar a la facultad o cualquier otro trámite oficial.

Abrazo a todos
Daniel

***

He escuchado hoy a un muchacho de 25 años que todavía (a pesar de ser profesor de historia) no entendió en qué país vive.

Los valores que tenemos, que nos unen, no dependen de glorias ni conquistas pasadas sino de nuestra moral y de nuestra propia ética. Sabemos, desde Artigas, lo que está bien y lo que está mal sólo con compartir algunos mates y sentirnos juntos.

Prometer la bandera es parte de la educación que yo espero que los maestros les den a mis hijos, ese es el valor que tiene hoy. Por supuesto que es menor y legalmente no es ciudadano pero como padre de tres hijos sostengo que eso es irrelevante.

Esperar, como dijo él, que este lunes algunos niños se nieguen a prometer, es sembrar semillas que llevan en un futuro a la disgregación social que ya viven muchos países. Nosotros viviremos acá o en España o en Australia, pero somos ante todo orientales y lo somos gracias a túnicas blancas, moñas azules y esas promesas y juras ....
¡Viva la bandera!
¡Viva Uruguay!

Gustavo

***

Absolutamente de acuerdo con Rosencof. Lo de este joven me parece una disquicisión bizantina de los que no tienen noción del "alma" de un país. La simbología de un país se corresponde a idealizaciones que forman sentimientos que aunados a otros elementos que la brevedad impide detallar, conforman el sentido de nación de los ciudadanos.

Ricardo

***

Yo, cuando de chico me obligaban a jurar la bandera (o prometerla, no me acuerdo), me juraba a mí mismo hacer algún desastre antipatriótico cuando creciera, con el fin de compensar esa traición a mi conciencia que era jurar algo que no me interesaba en absoluto y que me parecía ridículo, anacrónico y contra la libertad individual. Hoy ya no siento la obligación de hacer nada antipatriótico, pero sí de apoyar fervientemente a los que intenten derogar esa ridiculez.

Para toda la gente que conozco, la JDLB es sólo un trámite molesto de contenido cuasi religioso y medieval, y no dudo de que si se hiciera un plebiscito esa ley sería derogada por masacre.

Guillermo Lamolle