Norma Aleandro adelanta "Las pequeñas patriotas" en el Teatro Solís
Una de las grandes actrices argentinas vuelve a Uruguay para presentar la obra "Las pequeñas patriotas", un espectáculo que juega con la nostalgia y la memoria.
GONZALO SOBRAL: Esta obra le valió a Norma Aleandro el premio de la asociación de críticos de espectáculos a la mejor actriz de comedia en 1992 y tendrá cuatro funciones en el Teatro Solís, desde el jueves hasta el domingo 15 de abril. Recordada por distintas interpretaciones, como "La historia oficial", "Sol de otoño" o "El hijo de la novia", Norma Aleandro nos cuenta un poco más sobre el dúo de "Pequeñas patriotas". ¿Qué pasa cuando se vuelve a una obra después de mucho tiempo? El paso del tiempo a uno lo cambia, pero ¿a la obra también? Porque la obra, en realidad, queda quieta. NORMA ALEANDRO: Es en realidad un show musical de humor, que pretende entretener, reírse de situaciones, actitudes y también de una forma de ser en una época en los colegios. Reírse de cómo se enseñaba el bien y el mal, el amor a la patria y los héroes de la patria. Y al mismo tiempo, cómo se cantaban las canciones que en esa época eran famosas, cómo se bailaban y cómo las maestras trataban de que las niñas hicieran algo maravilloso y en general lo que sucede es para reírse. Lo que hacemos es reírnos de nosotros mismos y de ciertas actitudes con cariño al maestro. No somos solamente Adriana y yo, también está Marcos Montes, un gran músico y actor, que es la profesora de piano y da sus directivas desde el escenario tocando el piano y cantando. ALEJANDRA BORQUES: NA - Claro, que era la que llevaba el peso del arte del espectáculo. AB - ¿Cómo es subirse al escenario haciendo de niña? NA - Es lo más bello que le puede pasar a uno como actor. Teniendo una situación económica estrecha poder hacer de rey o de reina, teniendo cierta edad (que pasó los 40 hace rato) poder tener nueve años, esos son los regalos que te da este bello oficio. El trabajo es recuperar la inocencia en todo sentido, maravillarnos de cada cosa que vemos. Es un ejercicio que ojalá hiciéramos todos los días como personas y ya no solo como actores. Volver a maravillarnos con las cosas, sorprendernos con todo y también volver a no tener poder de manipulación sobre nada ni nadie. Es una buena lavada de cabeza. Es volver a situarte en un lugar que no sólo es inocencia, sino que es una inocencia de esa época. Es remontarnos a cómo eran las cosas en los años 50, cómo era el comportamiento, que era muy distinto. Por ejemplo, las niñas no se sentaban con las piernas cruzadas. AB - ¿Las niñas iban solas a la escuela? ¿Era mixto? NA - Depende. Yo fui al Normal N° 9, que hasta segundo grado fue mixto y después sólo para señoritas. En general dividían bastante los colegios (para varones y mujeres). Tuvimos que recabar información... Así llegamos más o menos a ciertas conclusiones y sobre todo a ponerle humor a todo esto. GS - ¿Cuánto peso hay de las memorias propias de cada una? Porque las memorias están fijas, porque están escritas. Pero la mirada hacia esas memorias cambia con el paso del tiempo. NA - Totalmente. En el momento que lo hicimos lo disfrutamos tanto como ahora, pero creo que ahora nos da un doble placer. Tener cierta edad y poder seguir saltando, bailando y rebotando en el escenario es algo que nos ayuda a hacer el espectáculo con más alegría. Además, no hemos tratado de traer todos los recuerdos del espectáculo anterior, porque no se trata de reeditar exactamente lo mismo sino de volver a crear el espectáculo. AB - ¿Por qué patriotas? NA - Porque es un día patrio. Y los días patrios eran fiestas muy especiales, donde se hacía hincapié en todos los símbolos patrios (marchas e himnos) que no entendíamos para nada, porque no estaban escritos por poetas. Entonces, la grandilocuencia era uno de los signos de estos actos, que lograban todo lo contrario a lo que se proponían. Uno puede amar a su país y a su gente, pero aprendió a hacerlo de otra manera no de esa forma absurdamente grandilocuente y solemne. Esa solemnidad con textos incomprensibles para los adultos y para los niños. Así que recitábamos como loros cosas que no entendíamos. También de esto se trata el espectáculo. Aunque no son solamente canciones patrias, está teñido de los símbolos patrios que eran los que bañaban a todo el escenario. GS - ¿Y eso está planteado desde cuál de los humores? NA - Desde el humor blanco. GS Desde el humor negro puede llegar a ser demoledor. Además, los actos escolares no han cambiado con el tiempo. NA - No, no han cambiado. Yo tengo nietos, y les hacen hacer el ridículo a los chicos. Uno se ríe en la platea y ellos tratan, tratan. Y uno ve que algunos chicos, los tímidos (como mi personaje de la obra), padecen del espectáculo. Además les hacen hacer cosas que no puede hacer un niño sin una preparación especial. El otro personaje, que es el que hace Adriana, disfruta de la exhibición, como esos niños que los hacían subir a la mesa y recitaban 70 poemas. AB Hay algunos símbolos y signos que aparecen sobre la escena, como la escarapela. Es tan grande que uno no puede dejar de verla arriba del escenario. AN - Sí. De alguna manera también están subrayadas ciertas cosas, como esa escarapela o una enorme bandera, porque la intención era esa: lo grande era importante, lo solemne era verdadero. O sea, había un error grave de base en todo aquello. AB - ¿Cuánto se mete la actualidad en "Pequeñas patriotas"? AN - Cuando uno describe una forma dictatorial de indicar las cosas, de hacer que se hagan las cosas o de lograr algo, siempre está contando desdichadamente también el presente: no han cambiado tanto las cosas. La educación no es lo que mejor que ha ido en mi país, si bien se están intentando algunas cosas todavía no son de fondo. Quien más hizo, Sarmiento, fue hace tanto tiempo... ojalá tuviéramos otro Sarmiento en la Argentina, que renovara la educación, que es la base absoluta para cualquier cosa en un país. Pues, los sueldos de los maestros siempre han sido ínfimos, los maestros siempre están tratando de llegar al colegio como pueden. En fin, no hay ni siquiera un pensamiento para corregir la educación. Entonces, contar esto también es contarnos. GS - Salgamos del teatro. Hablemos del cine, un mundo que has compartido junto con el teatro a lo largo de tu carrera. "El hijo de la novia" es el trabajo más relevante y el último conocido en Montevideo de manera masiva. Pero, tenés la suerte de filmar de manera anual. AN No vino aquí la penúltima película que hice, que se llamó "Cama adentro" y es excelente. Es la ópera prima de un director joven (26 años) y es excepcional. Son de las películas de las que me siento orgullosa de haber hecho. GS - ¿De que se trata? Porque puede estar colgada en la estantería del club de video ya editada en DVD. AN - Es muy raro que un muchacho de 26 años cuente la historia de dos mujeres grandes. Una señora de una clase media acomodada que cae en el derrumbe económico que sufrió mi país en el 2001 y se aferra a su mucama, que le ha creado la hija, se ocupa de ella y le hace todo. Este personaje se llama Beba y es una beba realmente, es una mujer grande que no tiene la menor posibilidad de subsistir si alguien no se ocupa de ella. Tiene que salir a trabajar, no sabe, no puede y termina la mucama haciéndose cargo de ella. Y es la relación de estas dos mujeres, de amor, odio, consideración y sobre todo dependencia dentro de un estado de cariño, porque es extraño, pero se tienen afecto. Aunque uno diría que a Beba no se la podría amar, tiene tal debilidad que uno termina haciéndose cargo de lo que le pasa y es lo que hace la mucama. Es una película hermosa con un tema muy raro elegido para ser elegido por un joven con un conocimiento profundo del tema. Además se lo dedicó a la mucama que lo crió, estaba ahí el día del estreno, o sea que sabía de lo que hablaba. AB - ¿Y la televisión? AN Hace mucho que no hago televisión por varias razones. Una es que si hago teatro y cine y quiero hacerlo bien, no puedo hacer más cosas. Entonces, dirijo teatro, actúo, hago películas y voy distribuyendo el tiempo en lo que me gusta. No me gusta cómo está ahora la televisión. AB - ¿Y te ofrecen? AN - Sí, me ofrecen. Por ejemplo, "Mujeres asesinas" no la he podido hacer por tiempo. He hecho, hace dos o tres años, tres capítulos que eran de los hermanos Borenstein, un buen programa unitario ("Tiempo final"). Me gustaron los libros, la dirección, cómo lo llevaban, la producción, que estaba hecha seriamente, se tomaban el tiempo para hacerlo y nos daban el tiempo a los actores para estudiarlo. Esto es lo que no sucede. Además lo que está sucediendo en televisión permanentemente no me interesa verlo y mucho menos hacerlo. GS - Ha habido como un boom de ficción en Argentina, a partir de manos independientes como el caso de los Borenstein. AN - Exacto. Esas son las buenas cosas que pasan como pasó en "Tumberos" o en "Ocupas". Hay de pronto una voluntad personal que salta por sobre el comercio, que es lo que domina en televisión. De alguna forma, los buenos productores de televisión están supeditados a lo que decida una mente comercial que está por encima de ellos y que mide por minuto, por segundo ahora el rating. Y según lo que suceda con el rating sacan, matan personajes, aparecen nuevos. Es cómico, pero desdichado. GS - Decías que los Borenstein tienen buenos libros, buenas historias. ¿Es eso lo que atrapa para participar, por ejemplo, en la película "Cama adentro", que dirige un chico de 26 años? AN - Sí, es lo primero que me atrapa. Leo un buen libro, no me importa quien lo escribió, no me importa si es su primer libro o si es alguien que está escribiendo desde hace 30 años o más. Me interesa el libro y me interesa el personaje dentro del libro. Y después charlar con el director para que me cuente el sueño que tiene. En realidad, una película es el sueño, la maravilla del sueño de alguien. Después se realiza ese sueño y se parece o no a aquello que nos contaron. Pero, es importante cómo te lo cuenta, cuáles son sus intenciones, qué estilo le va a dar a esa historia que uno leyó porque la distancia del papel a la realidad es enorme y se puede hacer de varias maneras distintas. También importa qué compañeros voy a tener, quiénes vamos a ser los que vamos a estar metidos durante tanto tiempo tratando de interpretar el sueño del director. Además, que nos dé el espacio para hacer una creación. Acabo de filmar una película con James Ivory, uno de los directores que más admiro de los que están vivos se han muerto varios maravillosos el año pasado. Ivory estuvo filmando, hice un personaje con él y me divertí mucho. GS - ¿De qué se trata la película? AN Es muy entretenida; es casi como un policial sin serlo. Es la historia de un muchacho norteamericano, que para conseguir una beca en la Universidad trata de armar la biografía de un escritor muy importante que se suicidó en una estancia en la Argentina. Entonces viene a Argentina a tratar de conseguir el permiso de la familia, que no se lo da y es una familia bien extraña. Anthony Hopkins es el hermano gay, que vive con otro hombre en esa estancia, también está una hermana, la primer mujer del escritor y la segunda, que viven juntas, y una niña que es hija de la segunda mujer. Y cada uno tiene una historia. Además, hay un personaje que tiene una estancia lindante con esa estancia, una mujer riquísima, que vive con grandes fiestas todo el tiempo y champagne en la pileta. Esta mujer era amiga del escritor y es amiga de esa familia. Entonces, el muchacho va recabando datos, de un lado y del otro, y cada uno le va contando su historia. Es un "rashomon" de ese personaje muerto y porqué se mato. Cada uno tiene su versión e intereses. Mi personaje también tiene una versión que termina siendo quizá la más posible. Pero, queda todo en una gran incógnita porque además la película deriva (en el final) hacia otro lado. Tiene mucha gracia, como esas películas que él hace, donde hay muchos personajes y son todos interesantes, y te interesa saber cada vez más sobre ese personaje que no aparece en toda la película. AB - Hablabas de lo recién hecho. Pero, ¿hay algo en carpeta que implique hacer cine este año? AN - Sí hay. Es una película para hacer en Caracas, con una directora opera prima. Me mandó un libro y me pareció interesante. No he filmado todavía el contrato, pero estoy por hacerlo, porque las fechas están coincidiendo. Me tengo que ir a España en junio con Adriana para hacer la gira (muy corta) de Las patriotas. Nuevamente en junio vuelvo a España porque me entregan un premio, del cual estoy muy orgullosa. GS - Es el premio de Almagro por teatro clásico. AN - Exactamente. Todos los años se lo dan a un actor que anda haciendo teatro clásico por el mundo. Se lo dieron a Vanessa Redgrave, a Piccoli el anterior. Y que supieran todo el teatro clásico que yo había hecho, me asombró. Y las dos funciones que voy a hacer en España van a ser en el Almagro, ese bello teatro, el más antiguo de España, un pequeño teatrito de madera de 250 localidades, una joya. Y que me lo dé esa gente, que aprecia, ama y que le interesa el teatro clásico. A mí también me interesa, así que estoy feliz. Tengo que ir allá y cuando vuelva haré la película. AB- ¿Y viste el teatro Solís? AN Tuve el honor de volver a pisarlo después de que lo arreglaran, lo dejaran maravilloso. Además, hicieron un trabajo excepcional, porque está igual que cuando lo inauguraron, pero no perdió su acústica y tiene una tecnología maravillosa que le han incorporado sin estropear nada. Cruzo los dedos para que eso le pase al Colón, porque lo están arreglando pero todo el mundo dice que están haciendo algunas cosas con la parte eléctrica que no convendría. En fin, el Solís ha quedado maravilloso y tuve el honor de pisarlo por primera vez en la reinauguración con "Las señoritas de Tacna". Así que vuelvo a ese escenario hermoso, que será en este caso el escenario de un colegio y el público serán los padres, las madres, las tías. AB - ¿El piano va a sonar desafinado? AN - No. La maestra de piano es mala pero es buena música. GS Cuando contabas cómo elegís las obras o los papeles que hacés hablabas de humor. ¿Es importante que los personajes tengan humor para que te llamen la atención? AN Toda la vida me interesó el humor. Toda la vida quise hacer cosas cómicas y no fue tan fácil. Primero que es prestigio siempre está en el actor dramático y los ofrecimientos han sido siempre para hacer obras dramáticas. Hay poco buen teatro de humor. No se escribe buen teatro de humor. Entonces, no es tan fácil conseguir un repertorio genuinamente interesante, del tipo de humor que a mi me interesa. Me puede interesar el humor negro y el blanco, no me interesa el humor verde. Lo puedo ver, no me asusta y no es por puritanismo, pero no me gusta hacerlo. Además, es lo que se usa permanentemente de la peor manera, es la burla del otro y siempre está como rebajando el sexo, que me parece algo tan maravilloso y entretenido que no vale la pensa rebajarlo. Entonces, hoy trato de buscar cosas de humor y las privilegio frente a los que no lo tienen. GS - Cuando presentábamos la nota nombrábamos tres películas: "La historia oficial", "Sol de otoño" y "El hijo de la novia". Sacando la primera, que es dramática, las otras dos aún sin ser comedias formales, son comedias. AN - No son comedias cómicas pero son comedias. Incluso, cuando Campanella me ofreció hacer "El hijo de la novia", yo le dije que iba a meter en medio de una comedia un personaje tan trágico, por la enfermedad. Y él me decía que no. A mi me chirriaba muchísimo porque incluso tiene escenas cómicas el personaje de la madre. Y tenía razón él... me equivoco muy seguido y no es la primera vez que me equivoco. Por suerte la hice igual y me di el gusto de hacer un personaje bello y difícil.
Después de 14 años vuelve a escena "Las pequeñas patriotas", un espectáculo que juega con la nostalgia y la memoria y es protagonizado por Norma Aleandro y Adriana Aizenberg, que interpretan a dos niñas en un acto escolar de la década del 50, (bajo la dirección de Helena Tritek.
No es tan quieta. ¿Usted ha vuelto a leer un libro que leyó hace 20 años? No es el mismo. Esta obra es una creación de Adriana Aizenberg, Elena Tritek y mía y por eso, la hemos podido cambiar a nuestro gusto. No hay un autor que se queje porque cambiemos cosas. Hemos agregado algunos números que nos parecían divertidos.
Uno no se imagina esos actos escolares sin ese pianista y profesora de música...